México D.F. Viernes 6 de agosto de 2004
Espera pegar el 15 de agosto un jonrón
que llegue al jardín de la Casa Blanca
El presidente Chávez se vuela la barda
La oposición, desesperada por sondeos desfavorables;
magnicidio, pide Carlos Andrés Pérez
LUIS HERNANDEZ NAVARRO ENVIADO
Caracas, 5 de agosto. Hugo Chávez, presidente
de Venezuela, toma el bate de beisbol que le regaló Sammy Sosa,
pelotero dominicano de los Cachorros de Chicago, y levantándose
de la silla abanica para conectar una pe-lota imaginaria que vuela hasta
el jardín de la Casa Blanca, en Washington.
La bola representa el plan programático de la oposición
llamado Consenso País, que el mandatario ha rebautizado como "Consenso
pa' Bush". Con ese jonrón piensa ga-nar el referendo que se realizará
el próximo 15 de agosto, en el que deberá de definirse su
futuro como gobernante.
Es
primero de agosto. Chávez conduce la emisión número
200 de su programa de televisión dominical Aló presidente,
que en esta ocasión duró casi cinco horas. Se encuentra en
el centro vacacional Ciudad Robinson, en Vargas, pequeño paraíso
caribeño reconstruido por su gobierno, en el que se instaló
una escuela cooperativista.
Está de magnífico humor. Muestra el ba-te
con el nombre de Sosa grabado. En esa ocasión no le contó
al público -como lo hizo en alguna emisión anterior- que
hace un par de años él ponchó al toletero estrella
de las grandes ligas, ni que él le pegó 25 jonrones. En cambió,
blande el bate y, mientras ejecuta en cámara lenta el movimiento
que realizan los peloteros cuando buscan sacar la pelota del campo del
juego, asegura: "Le voy a dar así".
Chávez es un apasionado del "rey de los deportes".
Sólo "entré en la academia militar a los 16 años con
la idea de usarla como puente al beisbol profesional", señaló
en alguna ocasión el que fuera exitoso lanzador zurdo del juvenil
equipo de Barinas. Tanta era su pasión que, cuando se enlistó
en 1971, su objetivo no eran los galones ni las estrellas, sino llegar
a la carpa grande.
Han transcurrido más de dos horas ininterrumpidas
de un programa en el que él es simultáneamente animador,
edecán, cronista, productor y guionista. No hay en su voz o en su
rostro la menor señal de cansancio. Parece estar disfrutando enormemente.
Tres de sus grandes pasiones, el beisbol, la política y la conversación,
se mezclan en ese momento. Asume entonces su función de maestro
de multitudes.
"Los que han jugado beisbol aquí saben -dice- que
cuando uno agarra la posición de batear es clave. Si uno, por ejemplo,
baja mucho el codo aquí, tiende a sacar el bate hacia arriba y batear
los llamados fly. Pero si uno levanta un poquito el codo aquí,
y saca el bate recto, entonces sale línea. Yo siempre he sido bateador
de línea. Pero voy a levantar más la bola y no batear pura
línea, porque me preocupa mucho Fidel Castro, porque el batazo que
le vamos a dar al plan Consenso pa' Bush puede pasar chafla-neando
La Habana. Estoy tratando de que salga alto el batazo, que caiga en el
mero jardín de la Casa Blanca. Pero si va bajito -advierte-, cuídate
Fidel."
Abel Prieto, ministro de Cultura de Cu-ba, invitado especial
a la serie televisiva y magnífico narrador de chistes, soltó
entonces una sonora carcajada. Lo mismo hizo la mayoría de su audiencia.
Morir como perro
No es casualidad que el batazo de Chávez quiera
llegar hasta la Casa Blanca. Desde las embajadas de Estados Unidos y España
se instrumentó el golpe de Estado contra su go-bierno en abril de
2002, saludado desde las páginas de The New York Times. También
desde Washington se ha coordinado buena parte de la oposición actual
en su contra, y comienzan a escucharse voces tratando de deslegitimar una
consulta que la mayoría de las encuestas indican ganará el
oficialismo.
Condoleezza Rice comenzó ya a dar ma-notazos en
la mesa, mientras que Mel Martínez, precandidato al Senado estadunidense
y ex secretario de Vivienda de George W. Bush, insistió en que el
referendo debe realizarse en paz, "aunque tengo mis dudas de que sea así".
Martínez es uno de los más acérrimos enemigos de Chávez,
a quien considera "muy negativo para Latinoamérica, entre otras
razones, porque provoca inestabilidad en sus vecinos."
Por su parte, el influyente diario The Washington Post
publicó recién un editorial en el que señaló
que el referendo está viciado y presentó como "independiente"
a Súmate, empresa cuyos directivos se encuentran sujetos a investigación
de la Fiscalía General por haber recibido más de 53 mil dólares
de la Nacional Endowment for Democracy para financiar el referendo consultivo
y convertirlo en una consulta revocatoria contra Chávez. Según
un informe aparecido en el periódico Reporte, el 24 de junio
anterior, "Súmate se ha convertido en cerebro y brazo tecnológico
de la oposición."
La mayoría de los sondeos de opinión, incluidos
los realizados por empresas estadunidenses y los contratados por la oposición,
indican que alrededor de 60 por ciento de los votantes venezolanos apoya
a Chávez. No parece haberle servido a la oposición ni la
masiva campaña en los medios ni invocar la ayuda de 150 hechiceros
para arrojarle maldiciones al presidente.
Para ganar el referendo, la Coordinadora Democrática
(CD) -formada por 20 partidos políticos y 20 organizaciones no gubernamentales-
necesita lograr al menos un voto más de los 3 millones 750 mil votos
que obtuvo Chávez en los comicios de 2000 y superar la votación
que obtenga el oficialismo. Fundamentales en este resultado se-rán
los cerca de 5 millones de ciudadanos recientemente inscritos, muchos de
ellos de extracción humilde que nunca se habían inscrito
en los padrones electorales.
Es así como la impaciencia invade las filas de
la CD. Según el Consejo de Asuntos Hemisféricos, organización
académica establecida en Washington dedicada a Latinoamérica,
"es la oposición, cada vez más desesperada, la que recurrirá
a medios ilegales para desbaratar los resultados." Como no van a ganar
la partida, se preparan para patear el tablero.
Muestra de ello son las expresiones de Carlos Andrés
Pérez, ex presidente venezolano perseguido por la justicia de su
país y manager de la oposición, quien mandó
la señal a sus seguidores de robarse el home y, de paso,
asesinar al mandatario venezolano.
El pasado 10 de mayo afirmó: "A Chávez lo
tenemos que liquidar nosotros los venezolanos por la violencia, porque
no queda otro camino". Poco más de un mes después declaró,
en Miami, al diario El Na-cional: "Desgraciadamente se ha demostrado
que el referendo es un fracaso, que nunca será una vía en
Venezuela. Esa no es la vía. Fracasará". Y añadió:
"Chávez debe morir como un perro, lo merece, con el perdón
de esos dignos animales."
Azúcar...
En el Paseo los Próceres, de Caracas, el domingo
primero de agosto, más de 30 mil personas se congregaron para escuchar
a artistas cubanos, puertorriqueños y venezolanos. Allí estaban
Silvio Rodríguez, el Buena Vista Social Club, la Orquesta Aragón,
Lilia Vera y el Grupo Madera. Aunque el concierto se llamaba Voces de la
Unidad, fue, en los hechos, un acto para rechazar la revocación
del mandato de Hugo Chávez.
El mandatario llegó a la plaza cuando terminó
de cantar Lilia Vera. Los asistentes comenzaron a gritar "¡Uh! ¡Ah!
¡Chávez no se va!" Se diría que lo fueron a ver a él
co-mo han ido a escuchar a sus músicos favoritos. En el momento
en el que la multitud exigió a Silvio Rodríguez una nueva
canción, el presidente se levantó de su silla y se dirigió
a saludar al trovador. El público les ofreció la ovación
más intensa de la noche. En el escenario se trenzaron en un cálido
abrazo. De pie, firme al lado del cantautor, Chávez escuchó
las estrofas del artista: "como gasto papeles recordándote/ como
me haces hablar en el silencio".
Concluida una pieza más, el mandatario volvió
a robarse la base. Ahora los papeles se invirtieron. Silvio Rodríguez
tocó la guitarra y Chávez declamó el poema Florentino
y el Diablo, de Alberto Arvelo Torrealba, emblema de la campaña
en favor del ¡no! y crónica de una nueva versión de
la lucha del bien contra el mal.
El mismo presidente interpretó la obra desde una
perspectiva histórica, como recreación de las luchas que
libró el general de hombres libres, Ezequiel Zamora, contra los
ejércitos de la oligarquía conservadora. "El coplero Florentino/por
el ancho terraplén/ caminos de El Desamparo/desanda a golpes de
seis", recitó el comandante ante sus seguidores, que lo escuchaban
absortos. Al concluir, abandonó el concierto.
Con acciones como ésta, Chávez se diferencia
de la clase política tradicional. Su campaña en favor del
¡no! ha seguido una idea central que fue, en mucho, la que lo llevó
a la presidencia: desmarcarse del pa-sado. La oposición ha comprendido
esto y hace malabares retóricos y publicitarios para asociar también
su ¡sí! a la lucha contra un pasado indeseable.
Pero resulta que el comportamiento del presidente no es
un invento de oficinas de relaciones públicas ni de creadores de
imagen. Su personalidad política no responde a los dictados de las
encuestas ni a las opiniones de grupos de enfoque, tampoco a los costosos
servicios de asesores extranjeros, tan estimados por los políticos
mexicanos. Chávez es producto de él mismo y de su relación
con la gente. Con él se identifican quienes no han tenido nunca
representantes con voz y peso para hacerse escuchar. Con el mandtario han
encontrado motivos de esperanza y vías de exclusión.
En un hecho insólito en la vida política
de América Latina, millones de sus seguidores, la mayoría
pobres, tomaron las calles de Caracas en mayo de 2002 para apoyar
a su gobernante, violentamente depuesto. Este 15 de agosto esos mismos
simpatizantes irán a las urnas a refrendar el mandato de su presidente.
Si las encuestas tienen razón, esa multitud ganará.
La pelota imaginaria que el presidente Hugo Chávez
conectará con el bate que le obsequió el toletero Sammy Sosa
llegará efectivamente hasta la Casa Blanca. Irónicamente,
si así sucede el peligro de violencia dentro del país será
aún mayor.
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