México D.F. Viernes 6 de agosto de 2004
Priístas, panistas y perredistas dejaron
ver en tribuna dos visiones de país
Los tecnócratas se impusieron a los nacionalistas,
tras 5 horas de debate
ANDREA BECERRIL
Dos visiones de país se confrontaron ayer en la
Cámara de Senadores durante la discusión de casi cinco horas
para aprobar las reformas a la Ley del Seguro Social. Por un lado, la neoliberal
y tecnocrática, impulsada por la mayoría de los legisladores
de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional
(PAN) y Verde Ecologista de México (PVEM), que consideraron legal
pasar por encima de los derechos laborales y la Constitución -incluso
la priísta Martha Tamayo planteó quitar el derecho de huelga
a los trabajadores del instituto-, y por otro, la nacionalista de un grupo
de priístas y perredistas -entre ellos Manuel Bartlett, Dulce María
Sauri, Laura Alicia Garza, Carlos Rojas, Jorge Abel López, Jesús
Ortega, Elías Moreno Brizuela y Raymundo Cárdenas-, quienes
alertaron sobre la responsabilidad de aprobar, por la vía del fast
track, una modificación inconstitucional que en lugar de fortalecer
al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) lo enfila a la privatización.
El
debate fue intenso durante la noche del miércoles y la madrugada
del jueves -intervinieron 25 oradores-, sobre todo entre los senadores
priístas, que contrastaron sus razonamientos sobre la ineficacia
de una reforma que no soluciona los problemas del IMSS y la insistencia
de Netzahualcóyotl de la Vega o de Miguel Angel Navarro Quintero
de que es válido restar prestaciones y derechos a los trabajadores
"que aún no han nacido para el IMSS, ya que con los recursos que
se ahorren se beneficiará a los 12 millones de obreros que aportan
cuotas al instituto".
Mientras Manuel Bartlett Díaz insistió en
que "la aberración" en que incurrió la mayoría PRI-PAN
traerá serios problemas, porque se inicia la destrucción
del IMSS y se violan la Ley Federal del Trabajo (LFT) y la Constitución,
su compañera de bancada, Georgina Trujillo, puso énfasis
en el "ahorro" de 2 mil 500 millones de pesos que tendrá el instituto
al no tener que responsabilizarse de los fondos de pensiones de sus trabajadores.
"Es una medida impopular", pero "no estamos aquí
buscando popularidad", agregó la tabasqueña, que de esa forma
intentó enfrentar los cuestionamientos que legisladores del propio
PRI formularon a la reforma que más tarde fue aprobada.
El argumento central de Trujillo -a quien se ubica como
operadora de Roberto Madrazo- fue que "le estamos quitando a todos los
trabajadores del país para mantener un régimen de excepción
de los empleados del Seguro Social".
La misma tesis, de responsabilizar a los sindicalizados
de la crisis financiera del IMSS, la repitieron el cetemista De la Vega
-integrante del Consejo Técnico del Seguro Social- y todos los priístas
que subieron a tribuna para hablar en favor de la reforma.
Líder sempiterno de los trabajadores de la radiodifusión
e integrante del comité ejecutivo de la Confederación de
Trabajadores de México, Netzahualcóyotl de la Vega pidió,
"en nombre de los senadores obreros, votar en favor de la modificación
a los artículos 277 D y 286 K de la Ley del Seguro Social, ya que
"es un contrasentido que por sostener las prestaciones superiores a quienes
aún no existen como trabajadores, se siga sacrificando a más
de la mitad de los mexicanos. Para ellos pedimos solidaridad".
Similar
argumentación expusieron los panistas Fauzi Handam y Héctor
Larios.
Por eso, el senador perredista Elías Moreno Brizuela
cuestionó en tribuna: "¿Qué intereses está
defendiendo el PRI?, ¿qué facturas está pagando? No
entienden -les dijo- que la reforma que sigue será contra los sindicatos
de Petróleos Mexicanos (Pemex) o de la Comisión Federal de
Electricidad (CFE)".
Pero los priístas impulsores de la reforma fueron
con todo contra los miembros del SNTSS. Martha Tamayo fue más allá
al urgir al Congreso a "meter mano" en materia de legislación laboral,
para que los trabajadores del IMSS no se rijan ya por el apartado A del
Artículo 123, en donde no deben estar, porque "no son trabajadores,
sino prestadores de servicios". En una interpretación muy especial
de la LFT, Tamayo prácticamente les negó el derecho de huelga,
porque, dijo, no se concibe la paralización de labores en el sistema
de seguridad social y por eso lo mejor es que se legisle para sacarlos
del apartado A, donde se permiten los movimientos huelguísticos.
En contraposición, Sauri Riancho, antes de la intervención
de Tamayo, advirtió: "tal parece que a través del sindicato
del IMSS se ha puesto en el banquillo de los acusados al movimiento sindical
en su conjunto".
Destacó
que buena parte de los "entusiastas apoyos a la reforma provienen de la
falsa idea, de la ilusión, de que ahora sí se resolverán
los problemas del IMSS", lo que es falso, "porque la modificación
al sistema de pensiones operará hasta dentro de 28 o 30 años",
pero es el primer paso para cambiar los régimenes de jubilaciones
de otros gremios, como el de los trabajadores de Pemex, la CFE y las universidades.
"¿Vamos a cambiar también la Ley Orgánica de la UNAM?",
preguntó.
El senador Carlos Rojas pidió que no se usaran
"caminos torcidos" para encontrar las respuestas a los problemas del IMSS.
Alertó sobre el sentido real de la reforma, que es "construir un
andamiaje legal que permita a las autoridades del instituto plantear en
las próximas semanas o meses su imposibilidad legal y financiera
para cumplir con el contrato colectivo de trabajo: el conflicto de orden
económico -dijo- para proceder a la destrucción de ese contrato".
Rojas leyó parte de un escrito que le hizo llegar
la Unidad Institucional del IMSS, en el que se describen las justificaciones
de la reforma: "Establecer un marco de referencia para las negociaciones
entre sindicato y autoridades del instituto que permita abordar el resto
de los problemas que plantea la difícil situación que enfrenta
el instituto". Es decir, recalcó Rojas, "que están preparando
el terreno".
El perredista Jesús Ortega resaltó que los
senadores cetemistas también tendrían que poner "sus barbas
a remojar", y respondió al priísta Navarro que "es un error
histórico atentar contra los derechos" de los sindicalizados con
el argumento de que se perjudica "a los trabajadores de mañana para
que salgan beneficiados los de ahora".
Otro priísta, el sinaloense Jorge Abel López
Sánchez, aludió "a las mentiras" sobre la supuesta situación
de privilegio de los trabajadores del IMSS. Los médicos especialistas
ganan 6 mil 40 pesos con 66 centavos, más prestaciones, que están
en el orden de 10 mil 174 pesos, y criticó las campañas de
desprestigio contra el IMSS, empleadas antes de la privatización
de Teléfonos de México o de los bancos.
Laura Alicia Garza sintetizó el sentir de los priístas
que votaron en contra la madrugada de ayer: "El gobierno ganará
en este doble juego", que busca privatizar al IMSS y "todo lo que se pueda,
ya que además se debilitará al Congreso por aprobar una reforma
inconstitucional".
Casi a las tres de la madrugada, el perredista Jesús
Ortega salió del Senado para hablar con los manifestantes del IMSS.
Les dijo que los apoya para que se amparen contra la reforma.
Ayer, después de la sesión extraordinaria,
los coordinadores Enrique Jackson y Diego Fernández de Cevallos
reivindicaron la reforma a la Ley del Seguro Social.
El priísta dijo que lo importante es que "se rescató
la dignidad y soberanía del Poder Legislativo" al "no resignarnos
a quedar secuestrados".
El panista Fernández de Cevallos dijo que el Senado
"no va a dejar de legislar porque turbamultas detengan automovilistas,
lancen piedras o mienten la madre". Es muy importante "dejar sentado que
el Senado va a hacer su trabajo pese a quien le pese y lastime a quien
lastime".
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