Octavio Rodríguez Araujo

El incomprendido voto útil

Se sigue diciendo que el voto útil en 2000 fue un error, entre otras razones porque llevó a Fox a la Presidencia. No. El error es pensar que ganó porque hubo llamados al voto útil. Este se da en todos los sistemas de partidos competitivos, como ocurrirá en Estados Unidos con los que votarán por Kerry ("cualquiera menos Bush": Naomi Klein), y como podría ser también en México en 2006.

Los críticos del voto útil parecen olvidar por lo menos los siguientes indicadores: 1) el PRI cada vez obtenía menos votos, fenómeno que ya era claro en 1970, pero evidente en 1982. 2) El PAN cada vez obtenía más votos, a pesar de que el gobierno priísta controlaba los órganos electorales y le escatimaba triunfos, como en Baja California (antes de 1989) para sólo poner un ejemplo. 3) El PRD, aunque demostraba buena salud electoral antes de las elecciones de 1994, comenzó a disminuir su votación, como bien tuvo que reconocerse después de los comicios federales de 2003. 4) Todas las encuestas serias revelaban en 2000 que el PRD se había mantenido como tercera fuerza electoral con un porcentaje de preferencias a la baja y muy inferior al del PAN que, para mayo de ese año, competía con el PRI por unos cuantos puntos de diferencia. 5) La encuesta que supuestamente hizo el PRD muy poco antes de las elecciones, en la que decía que podría ganar, demostró ser un ejercicio desesperado que no convenció a nadie, ni siquiera a quienes en diciembre de 1999 le calculaban a su partido más de 30 por ciento de la votación. 6) Por último, cuando se comenzó a hablar de voto útil el PAN ya era un adversario realmente competitivo del PRI, según las encuestas. No fue la idea del voto útil la que dio el triunfo al PAN, por más que haya ayudado a que en los últimos momentos prelectorales pudiera rebasar al PRI y ganar. La idea fuerza de sacar al PRI de Los Pinos funcionó, y funcionó porque era clamor popular, como lo es ahora con relación a Fox y a su esposa: que no se queden en Los Pinos. Este hecho parece no ser significativo para quienes insisten en que el voto útil (y de castigo) fue un error.

Quienes así piensan olvidan muchas cosas o de plano las ignoran. Antes, cuando el PRI (y sus antecedentes) era el partido único, o casi único, la política se hacía en su interior, ya que era la única vía de acceso a puestos de elección "popular" y a cargos en la administración pública federal, estatal y municipal. Todo era priísta y la oposición era mal vista, incluso hostigada. De ahí que los partidos de supuesta oposición, como el Popular Socialista o el Auténtico de la Revolución Mexicana, siempre apoyaran, directa o indirectamente (1952 para el caso del PPS), al candidato del PRI. Era la forma de presentarse como "oposición" y lograr, al mismo tiempo, algunas migajas del reparto de recursos y puestos en el Poder Legislativo (recuérdense las diputaciones de partido que les regalaron los diputados electos del PRI en 1964 y siguientes años).

Se olvida, asimismo, que la idea de la reforma política de 1977, que permitió el registro de nuevos partidos (Comunista Mexicano, Socialista de los Trabajadores y Demócrata Mexicano, en 1978) surgió en el interior del PRI, cuando Muñoz Ledo era su presidente y se concretó con López Portillo en la Presidencia. Las razones de esa reforma fueron tres principales: 1) Dar credibilidad al sistema político dominado por un PRI y satélites que perdían votos, 2) presentar una alternativa institucional a los movimientos guerrilleros y contestatarios de la época (al tiempo que eran reprimidos), y 3) abrir expectativas políticas a la población, ya que las económicas estaban cerradas.

Finalmente, parece que ahora no se quieren ver algunos cambios significativos en el proceso que llevó al PRI a perder la Presidencia de la República y lo que esta pérdida ha significado en términos políticos. Para empezar, ahora hay elecciones competitivas, aun en estados tradicionalmente priístas; el Congreso de la Unión no es más el monopolio del PRI (algo semejante ocurre en los congresos locales), los gobiernos estatales (y municipales) dejaron de ser apéndices del gobierno federal y cotos de caza de un solo partido. Y, no menos importante: la oposición de izquierda no es asesinada o desaparecida, y la libertad de prensa está más que garantizada.

Todo lo demás, especialmente lo que se refiere a la soberanía del país y a las políticas económica y social, es un desastre, pero no es culpa del voto útil por el PAN, sino de que el PRD, por ejemplo, no lograra aumentar las simpatías a su favor en 2000, suficientes para que el voto útil hubiera sido a su favor.

No debe olvidarse tampoco que la pérdida de soberanía y las políticas neoliberales no fueron inventos de Fox, sino adopciones principalmente de Carlos Salinas y Zedillo, es decir, del PRI tecnocratizado precisamente por su subordinación a gobernantes tecnócratas y pro estadunidenses que, además, cercaron y asesinaron a opositores de izquierda (militantes del PRD incluidos).

El gobierno de Fox ha resultado tan malo, sobre todo socialmente, que el PRI, otra vez con el voto útil y de castigo, podría ganar en 2006 -nada estimulante ni ventajoso para el país-, a menos que el PRD se ponga las pilas y deje de estar haciendo, entre otras cosas raras, alianzas útiles con Acción Nacional.