México D.F. Miércoles 4 de agosto de 2004
Constituyen un peligro para la salud de la población
de Samalayuca, Chihuahua
Desechos radiactivos a cielo abierto, autorizó
el gobierno
Según análisis de la UNAM, los niveles
de radiación detectados son ''considerables y preocupantes'' Riesgo
de contaminación de mantos freáticos que abastecerían
a Ciudad Juárez
ISRAEL RODRIGUEZ
El gobierno federal estableció en Samalayuca, Chihuahua,
un cementerio de desechos radiactivos, arrojados a flor de tierra, sin
ninguna obra de ingeniería para su contención. Por ello,
es necesario establecer medidas para detener o limitar los efectos de un
eventual problema de salud para la población de la entidad, que
podría causar la contaminación de los mantos freáticos,
revela una investigación de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM).
Este
confinamiento es el mismo que en 1983 produjo lo que se conoció
como el accidente radiológico de mayor importancia acaecido en México,
que consistió en la fundición involuntaria, en la fundidora
Aceros de Chihuahua, de una fuente de Cobalto 60 (destinada inicialmente
a usos médicos en teleterapia), con la cual se fabricaron varillas
para construcción y bases metálicas para mesas.
Este percance fue atendido y controlado después
de concentrar el material contaminado y sepultarlo dentro de varias trincheras
en lo que hoy es el Cementerio de Desechos Radiactivos de Samalayuca.
Sin embargo, la posterior deposición de cuatro
montículos de seis metros cúbicos cada uno de ''escoria metálica''
contaminada del radiosopo Cobalto-60, arrojada a ras de suelo, sin ninguna
obra para su contención, hace necesario retomar el tema y aplicar
las medidas necesarias para evitar un problema de mayores dimensiones.
De acuerdo con el análisis efectuado por la máxima
casa de estudios a solicitud del municipio de Ciudad Juárez, Chihuahua,
la UNAM designó al taller de análisis radiológico
de muestras ambientales de la Facultad de Ciencias para participar en la
inspección. Utilizando un detector de radiación Geiger-Muller
se detectaron niveles de radiación muy por encima de los esperados
como fondo ambiental.
En el análisis de los montículos, para lo
cual se utilizó la escala más baja de sensibilidad (X1),
el detector se saturó y cambió a sensibilidad intermedia
(X10); nuevamente el detector se volvió a saturar, hasta que se
movió a la escala más alta (X100), con lo que se lograron
determinar lecturas que muestran que ''los niveles de radiación
en los cuatro montículos no es baja, sino que es considerable y
preocupante''.
La importancia del hallazgo radica en que esta región
es considerada para ser utilizada a futuro para suministrar agua potable
a Ciudad Juárez, Chihuahua.
En el Taller de Análisis Radiológicos de
Muestras Ambientales (TARMA) del edificio de Docencia en Ciencias Experimentales
(Tlahuizcalpan), del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias
de la UNAM se encuentran resguardados dos trozos metálicos de los
montículos.
Los resultados de este amplio análisis iban a ser
presentados por el físico matemático e investigador de la
Facultad de Ciencias, Bernardo Salas Mar, en el pasado Congreso Internacional
conjunto, organizado por la Sociedad Mexicana de Seguridad Radiológica
y la Sociedad Nuclear Mexicana, en Cancún del 11 al 14 de julio
de este año. Sin embargo, a decir del investigador universitario,
el trabajo fue excluido porque se realizó, según los organizadores,
''sin haber tramitado los permisos correspondientes para acceder a la instalación''.
Otro
investigador que es miembro titular de esas organizaciones y que prefirió
permanecer en el anonimato consideró que el director del Instituto
Nacional de Investigaciones Nucleares, Raúl Ortiz Magaña,
y el director de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias
(CNSNS), Juan Eibenschultz Hartman, fueron en realidad los que se opusieron
a que se presentara el trabajo porque evidenciaba la irresponsabilidad
de ambos funcionarios.
Al respecto, el especialista Bernardo Salas aseguró
que el trabajo se hizo dentro del marco institucional, pues las autoridades
del municipio de Ciudad Juárez, Chihuahua, solicitaron por escrito
a la UNAM la realización de esta inspección radiológica.
''Desafortunadamente, en el cementerio no encontramos a nadie que cuidara
el lugar o a quien les presentáramos nuestra documentación''.
La investigación es tan seria que recientemente
fue publicado un fragmento en la gaceta de la Facultad de Ciencias, A
ciencia cierta, órgano de divulgación para la comunidad.
Entre las conclusiones y sugerencias, el autor de la investigación
destaca que existe una deposición inadecuada de material radioactivo
al estar a cielo abierto, lo cual es violatorio de las disposiciones en
la materia.
El material contaminante es Cobalto-60, que por su poder
de ionización es capaz de producir daños a la salud, por
lo que es necesario construir confinamientos bajo normas internacionales.
Por la forma inadecuada en que está depositado
el material radiactivo puede incorporarse a la cadena alimentaria del hombre
por las siguientes vías: ingestión de leche y carne de ganado
que pasta en las inmediaciones del lugar; vía inhalación
de partículas que viajan en el viento; vía ingestión
de agua potable (en caso de ser usada como suministro para Ciudad Juárez),
entre otras.
Destaca que no se aprecia un adecuado control institucional
del ''cementerio'' o depósito final de los desechos, lo cual propicia
la exposición inadvertida de intrusos que pudieran verse expuestos
a las radiaciones de los desechos; tampoco es notorio que se proporcione
mantenimiento adecuado a las trincheras y cercas.
''Es recomendable conocer el informe de seguridad que
sirvió de base para autorizar este emplazamiento, así como
reactivar el Programa de Monitoreo Radiológico Ambiental, aplicable
al sitio mediante dosimetría termoluminiscente'', subraya.
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