México D.F. Viernes 23 de julio de 2004
Gobernación se lava las manos en el conflicto
agrario
Desalojan de Agua Grande a comuneros de Xalatlaco
Participan en la operación unos mil efectivos
de la PFP y de la SSP
Creel responsabiliza de la situación a los gobiernos
del DF y Edomex
Acuerdos institucionales que no se cumplieron, aprehensiones
momentáneas y un enfrentamiento que no se llegó a dar, es
el saldo que dejó el despliegue de unos mil efectivos policiacos
en el paraje de Agua Grande, ubicado en los límites del estado de
México y el Distrito Federal.
Si bien los grupos que se disputan el predio -comuneros
de Xalatlaco y de San Miguel y Santo Tomás Ajusco- no han logrado
ponerse de acuerdo en las mesas de diálogo, ayer coincidieron en
que hace "falta voluntad política de las autoridades para resolver
el problema".
El lunes pasado, pobladores de Xalatlaco ingresaron en
la zona conocida como Las Truchas -acceso a Agua Grande-, con el argumento
de la suspensión provisional que otorgó la juez tercera de
distrito en materia administrativa a una determinación judicial
que reconocía la propiedad a los pobladores del Distrito Federal.
Ayer
por la mañana, dos notarios públicos, el secretario de Seguridad
Pública del Distrito Federal (SSP-DF), Marcelo Ebrard, y el comandante
Francisco Arellano, encargado de las fuerzas especiales desplazadas por
la Policía Federal Preventiva (PFP), acudieron al lugar para exhortarlos
a retirarse. Indicaron que el amparo no les permitía tomar posesión
del predio.
En un principio las 15 personas que se encontraban en
Las Truchas accedieron a la petición; sin embargo, minutos después
cambiaron de parecer y algunos de ellos se amarraron a troncos.
No obstante, el acuerdo que establecía que sería
la PFP la encargada de vigilar el paraje, elementos de la SSP-DF realizaron
el desalojo. Cinco personas fueron subidas a la panel GOO318 de la policía
capitalina.
Minutos antes Ebrard aseguró que los detenidos
serían entregados a la policía del estado de México;
sin embargo, esto no sucedió y se les dejó en libertad a
400 metros del punto donde fueron asegurados. En menos de 10 minutos
los detenidos ya habían regresado a Las Truchas.
Simultáneamente, el representante legal de los
mexiquenses, Rafael Ruanova, se vio involucrado en un zafarrancho con elementos
del cuerpo de granaderos y el director regional de la SSP en la zona sur,
Genaro Vázquez, ordenó su detención y presentación
ante la agencia 23 del Ministerio Público.
Seis horas de tensión se vivieron a partir de este
momento, el enfrentamiento entre policías y pobladores era predecible
y la presencia de efectivos, que en un principio era de 600 (300 de la
SSP e igual número de la PFP) aumentó considerablemente con
200 elementos de la Unidad de Protección Ciudadana y otro tanto
de la Policía Bancaria e Industrial.
Primero dispersos, luego juntos, los comuneros amagaron
en varias ocasiones con romper los cercos policiacos, al final anunciaron
una marcha para hoy al Zócalo.
En tanto, los habitantes del Ajusco se mantían
atentos a lo que ocurría en Agua Grande. En grupos hacían
rondines de vigilancia y planeaban la estrategia a seguir en caso de que
los de Xalatlaco invadieran el predio.
Con radios y televisiones portátiles, los labriegos
siguieron cada paso de sus opositores. Aseguraron que el problema "tiene
tintes políticos y se agrava por la tardanza de las autoridades"
para emitir la resolución que ponga fin al conflicto.
Deslinde federal
Por otra parte, en un deslinde de responsabilidades en
el conflicto de Agua Grande, Santiago Creel afirmó que la Secretaría
de Gobernación, que es la "instancia política", le corresponde
exhortar a las diferentes partes a reanudar el diálogo, mientras
que a los gobiernos del estado de México y del Distrito Federal,
y a la Policía Federal Preventiva les toca resguardar el orden,
pues son ellos los que tienen el "control policiaco".
El funcionario, encargado de la gobernabilidad del país,
señaló que los tribunales también tienen su parte
de responsabilidad y su tarea propia, pues son ellos los que tienen que
pronunciarse legalmente sobre cuál de las comunidades es la propietaria
de las tierras en disputa.
Así, a dos días de que los comuneros de
San Miguel y Santo Tomás Ajusco rompieron las pláticas en
la Secretaría de Gobernación porque, consideraron, los funcionarios
de esa dependencia no eran "interlocutores válidos", Creel Miranda
dijo que "una cosa es dialogar, una cosa es buscar un acuerdo dentro del
marco de la ley, y otra es el desorden, que no se puede permitir".
En este caso, ejemplificó que no se pueden permitir
los bloqueos a las vías generales de comunicación y la portación
de armas de fuego. Por lo tanto, a las partes en conflicto les exigió
orden y respeto al estado de derecho y, sobre todo, disposición
y voluntad política de llegar a acuerdos en beneficio de todos.
AGUSTIN SALGADO, JOSEFINA QUINTERO, JOSE ANTONIO ROMAN,
REPORTEROS, Y SILVIA CHAVEZ, CORRESPONSAL
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