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México D.F. Lunes 19 de julio de 2004
No tenemos el mango de la fiesta, estamos ardiendo
en la sartén, refuta ganadero
Facturas en blanco y encierro gratis al empresario
por parte de criadores
Frivolidad y exhibicionismo, detrás Las figuras
quieren el novillo adelantado
LEONARDO PAEZ
"Ojalá las cosas fueran tan sencillas y que los
ganaderos tuviéramos la sartén de la fiesta por el mango
en lugar de los empresarios, pero no es así", señala un criador
de reses bravas que, "en justa correspondencia con el anónimo y
simplificador empresario" cuyas opiniones se publicaron en este espacio
el lunes pasado, agradece que su nombre también sea omitido. Ello
confirma el lento pero seguro proceso de stalinización -si no eres
incondicional, estás contra mí- o de salinización
-seamos modernos a costa de lo que sea- que en lo taurino se inició
hace ya más de una década.
"Siguiendo
con la metáfora utilizada por el empresario neoliberal, que hace
con su dinero lo que se le pega la gana, inclusive llevarse entre las patas
una tradición, puedo asegurarte que los ganaderos no tenemos el
mango sino que estamos dentro de la sartén, pero además ardiendo,
ante los apremios económicos del país y la falta de rumbo
de la fiesta", subraya el entrevistado.
-¿A pesar de tanto taurino rico?
-Los ganaderos siempre hemos sido ricos en el sentido
de disponer de un excedente para un trabajo que más que negocio
es apasionante actividad, pero antes eran señores del campo bravo,
primero cuatro, luego diez y, hasta los años 60, unos 30. Hoy las
ganaderías se han multiplicado tanto como sus reses, al grado de
que en la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia hay
registradas unas 300. Sin embargo, no ha aumentado el número de
festejos, por lo que hay una sobreproducción de ganado de lidia,
con otra agravante: las reses de cuatro años no las quieren las
figuras, los milenarios, como les llamas, con más de mil corridas
toreadas en sus modestas carreras.
-¿Qué quieren nuestras figuras?
-Tanto las de aquí como las de España quieren
el novillo adelantado y mocho, y si se cae, mejor. Ahora, como los toros
son animales que hay que lidiar en su momento, los chicos empujan a los
grandes, sólo que el toro chico no emociona aunque repita las embestidas.
Es algo que se niegan a reconocer toreros y empresarios.
-Pero de esos 300 hierros unos cuantos son los preferidos
por figuras y empresas.
-Mira, en México hay 30 ganaderos no ricos sino
multimillonarios, que no sólo llevan al empresario en avión
o helicóptero a ver sus encierros, sino que además ¡se
los regalan!, extendiéndole facturas en blanco y difiriendo la fecha
de pago por tiempo indefinido. Tanta frivolidad y exhibicionismo nunca
se había visto entre los ganaderos mexicanos. Y el que no tiene
acceso directo al empresario recurre a apoderados de confianza de éste
que, mediante una comisión, pueden posibilitar que lidie en plazas
importantes. Otros cuantos criadores le venden a toreros mexicanos o extranjeros,
no a las empresas, que compran el paquete completo, con figuras y ganado
al gusto.
"La consecuencia de esta frivolidad -abunda- es que nadie
puede vender caro, aunque en esa factura en blanco se aumente el precio
de la corrida. Ahora, si como ganadero te quieres ir por la libre, las
empresas menos te compran y te ponen en la lista de ganaderos vetados.
No se trata pues de 'dar bueno y barato', como dijo el otro, sino de dar
un espectáculo emocionante y diferente."
"Los empresarios -continúa el criador de reses
bravas- no acaban de entender que los públicos ya no van a las plazas
no sólo por falta de toreros interesantes sino sobre todo porque
se aburren, que es lo opuesto a emocionarse. La gente, aunque no sepa,
intuye cuando en vez de un toro bravo que dé espectáculo
sale al ruedo el novillo bobo".
-¿Por qué carecen de sensibilidad taurina
estos millonarios?
-Porque apenas les alcanza para la soberbia, el ego, el
exhibicionismo, el afán de ser obedecidos y la vanidad de sentirse
lo que no son ni nunca podrán ser. Otra desgracia es que en México
muchos taurinos han cansado a patrocinadores pudientes por no saber dar
resultados ni artísticos ni económicos.
"Reducida también la clase media ganadera, estamos
entonces a merced de los millonarios sin taurinismo. Por eso la solución
ideal sigue en manos del público, que ha de exigir el toro auténtico,
y de la autoridad, que debe exigir el cumplimiento del reglamento, hasta
ahora ignorado por jueces y veterinarios, mientras que la Delegación
Benito Juárez es novateada, cooptada o cohechada por la empresa."
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