México D.F. Lunes 19 de julio de 2004
Autocromo/adicromo, muestra de Carlos
Jurado, Cristina Gutiérrez e Iranda Orrostieta
Fotógrafos recrean centenaria técnica
de los hermanos Lumière
El procedimiento de los inventores franceses sentó
las bases para captar imágenes en color
MERRY MAC MASTERS
Antítesis de nuestra época actual, en la
que una máquina resuelve todo, es el adicromo, planteado hace 20
años por Carlos Jurado, con base en la centenaria técnica
del autocromo que se convirtió en el primer proceso práctico
de fotografía en color.
Para
Jurado el proceso del adicromo es muy rico porque uno descubre cosas que
a veces desconocía: ''La misma práctica que le induce a uno
a hacer el trabajo, hace más rico la vida de uno en lo espiritual.
Además, se obtienen cosas que no tienen nada que ver con una máquina.
Supongamos, por ejemplo, que de nuestro trabajo queremos imprimir dos copias
de la misma imagen. Ninguna queda igual. Son artesanales. Cada una es una
obra única''.
La exposición Autocromo/Adicromo, con obra
de Carlos Jurado, Cristina Gutiérrez e Iranda Orrostieta, que se
exhibe hasta el 22 de agosto en el Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela
2, Centro), rinde un homenaje al descubrimiento de los hermanos Augusto
y Louis Lumière, que en mayo de 1904 presentaron su sistema ante
la Academia de Ciencias de París, que salió al mercado hasta
1907 debido a las múltiples dificultades para su fabricación.
Conocido por su trabajo en torno a las técnicas
fotográficas antiguas, Jurado señala que a raíz de
un taller impartido el año pasado (2003) en el Centro de la Imagen,
conoció a Gutiérrez y Orrostieta, a quienes propuso que ''hiciéramos
algo sino tener un plan del todo un plan predeterminado". Así fue
como retomaron el desarrollo del adicromo.
El autocromo consistía en una placa de cristal
recubierta de un barniz, con millones de granitos de fécula de papa,
teñidos de rojo, verde y azul, que funcionaban como filtros de separación.
Estos granitos se cubrían con una capa de emulsión pancromática
sensible en blanco y negro, que después de la exposición
y revelado de inversión daban por resultado una transparencia en
color. Ese proceso estuvo vigente hasta mediados de los 30.
Matemática de profesión, Gutiérrez
dice que la diferencia fundamental entre ambos procesos es que en el autocromo
ya estaba integrado todo lo que se necesita para tener una imagen. Pero
en el caso de los adicromos ''trabajamos por separado la pantalla y el
negativo. Entonces lo que hemos hecho durante todo ese tiempo es fabricar
la pantalla. En el proceso hicimos más o menos 100 pantallas con
el fin de que dieran una buena separación de color''.
Desde chica Orrostieta, quien estudió comunicación,
se sintió atraída por lo manualm que ahora ha podido aplicar
a la fotografía. El adicromo, dice, le ha ayudado a ver las cosas
desde otra perspectiva.
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