México D.F. Domingo 11 de julio de 2004
LA VIDA (BREVE) EN SAN LAZARO
José Agustín Ortiz Pinchetti
España y México: una comparación
MADRID. CADA VEZ que regreso a España caigo en mi manía de cotejar lo que veo con la situación de mi país. Hace más de 20 años que la comparación nos es desfavorable. La primera vez, en la primavera de 1965, España era un país sombrío. Apenas salía de su posguerra. La dictadura de Francisco Franco, rencorosa y sangrienta, se respiraba. En México teníamos 35 años de crecer 6 por ciento, y ese año fue particularmente bueno. Teníamos pleno empleo y la vida por delante. Había terminado apenas el gobierno del popular Adolfo López Mateos, y Gustavo Díaz Ordaz, el debutante, no mostraba todavía los dientes. Con una soberbia provinciana hablábamos del "milagro mexicano".
AHORA, EN EL verano de 2004, el contraste es aplastante, pero en nuestra contra. Madrid parece deslumbrante y la prosperidad se extiende a todas partes, hasta los pueblos de la reseca Castilla. Llevan 25 años de crecimiento continuo y el año pasado se crearon 500 mil empleos y en los ocho años recientes 4 millones 300 mil. Cuando yo conocí España sólo había trabajo para unos 10 millones; hoy hay para 17. La seguridad social goza de plena salud e incluso está en expansión. España está creciendo más que la mayoría de los países avanzados del mundo. La democracia española es muy sólida, y de nuevo se ha dado la alternancia de la derecha a la izquierda sin fuga de capitales ni turbulencias. Todo esto es visible en las calles, en las plazas, es evidente el amor por la vida que hoy disfrutan los españoles.
LA PENOSA IMPRESION es que México ha quedado rezagado por décadas. En lugar de tener 86 por ciento de la población en la clase media, nos tenemos que conformar con un modestísimo 20 por ciento. Nuestro desempleo es el peor desde 1933. Existe una discusión bizantina de cuántos miserables viven en México: unos dicen que 40 millones, y otros que 50. Como sea, más de la mitad de la población está en un nivel de la más estricta supervivencia. Además, no hemos crecido más allá del rango del incremento demográfico en 22 años. El contraste de la concentración en unos cuantos frente a la marginación de las mayorías puede ser calificado como monstruoso, al menos así la han visto hombres de Estado y periodistas españoles que nos han visitado recientemente.
VALE LA PENA preguntarse que hicieron en España y que no hicimos nosotros en los últimos 40 años. Compartiré mis reflexiones con mis lectores en el próximo envío. [email protected],mx
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