México D.F. Miércoles 30 de junio de 2004
TUMBANDO CAÑA
Ernesto Márquez
Ray Charles, padre del soul
LA MUSICA CON alma, the soul music, tiene
un padre y éste es, indiscutiblemente, Ray Charles. Hablar de soul,
de música profunda y conmovedora es referirse a la forma de hacer
y de decir sonoro y canoro de uno de los más grandes músicos
estadunidenses del pasado y presente siglo. Alguien de quien sin su presencia
no se podrían explicar los desarrollos de la música negra
de Estados Unidos.
DESDE LA RACE MUSIC, pasando por el rhythm and
blues y el jazz, hasta el hip hop, todo, absolutamente todo lo que tiene
que ver en el desarrollo de esos géneros fue provocado o inspirado
por el ejemplo de este maestrazo.
POR
CUESTION DE espacio y para entrar de lleno al tema de la musicalidad
en Ray Charles, daremos por entendido que ya todos conocemos su historia,
la historia de un músico negro, invidente, huérfano y pobre
que resistió maltrato y vejaciones discriminatorias precisamente
por su condición de negro, ciego, huérfano y pobre. Una historia
plagada de anécdotas reales e inventadas que sobra comentar aquí,
porque de lo que se trata es de su genialidad como artista y no de sus
percances como persona.
PARA TENER UN poco más clara la función
detonante de Charles en la música negra habría que ubicarnos
en los años formativos y de experimentación musical, es decir,
entre 1948 y 1952 cuando deambulaba por los bares de Freenville, Florida,
y las salas de baile de Seattle, siendo un mocetón que imitaba el
touche pianístico de Nat King Cole y la forma de cantar profunda
del blusista Charles Brown.
EN ESA EPOCA dio sus primeros pasos en los estudios
de grabación, haciendo discos para una pequeña etiqueta de
Los Angeles, la Swingtime Records. En estas primeras sesiones Ray dejó
escuchar una suerte de combinaciones estilísticas que más
tarde desarrollaría hasta llegar al soul. En un número en
particular, El blues de St. Pete Florida, ejerce unos desarrollos
musicales que combinan una serie de elementos tonales y rítmicos
provenientes de la impronta negra, aderezados con una voz profunda y dolida
que hace reminiscencia a los cantos de los campos algodoneros.
OTRAS GRABACIONES DE ese tiempo fueron hechas con
la misma intensidad, pero inclusive las mejores de ellas -como Hey now
o Kiss me baby- no se despojaban de la influencia musical de Nat
King Cole y en las formas vocales de Charles Brown. Ray entendió
que lo primero que tenía que hacer era dejar de imitar a sus ídolos
y forjarse un estilo propio, a pesar de que en ese momento no se entendiera
lo que estaba haciendo.
It's the road Ray
EN 1953 EL magnate del disco Ahmet Ertegun compró
su licencia a Jack Lauderdale, dueño de la Swingtime Records, por
la irrisoria cantidad de 2 mil 500 dólares (regalo financiero similar
a la venta que Sam Philips le hiciera a la RCA de Elvis Presley) y se lo
llevó a fortalecer el catálogo de Atlantic. En este sello,
Ray, detonó lo que fue su estilo. Tras algunos intentos como Mess
around, tema de su autoría, y Debí haber sido yo,
de Memphis Curtis, grabó la muy bailable I gotta woman y
con ello sentó las bases del desarrollo descomunal de su carrera.
PARA ESTA GRABACION Ray empleó un tipo de
orquestación que fue modelo para los grandes conjuntos de rhythm
and blues de la época: dos trompetas (generalmente Marcus Belgrave
y John Hunt), sax barítono (Bennie Craford), sax alto y tenor (el
gran David Fathead Newman), batería (Teagle Fleming), bajo (Edgar
Willis) y un coro de voces femeninas a las que bautiza con el nombre de
The Realetes.
HIZO A UN lado la guitarra eléctrica que
había distinguido a muchos de sus intentos primeros de blues, y
descansó cada vez más en el piano como instrumento principal.
Los arreglos y, especialmente, su interpretación pianística,
se acercan a la música religiosa. Es el gospel lo que Ray exploró
durante su temporada en Atlantic, y es la fusión de esta tradición
con el blues lo que le da la fórmula que había estado buscando.
Sus composiciones y arreglos musicales se basan en ese experimento. Ray
empleó los moldes de la canción gospel, con sus códigos
de llamada y respuesta -primero con los bronces y luego con las voces femeninas-,
para crear un nivel de tensión y emoción sin precedente,
y adapta sus textos a modos paganos.
CON RAY CHARLES la canción religiosa ya
no habla de Dios, sino de amores y desengaños. Esta pequeña
luz mía, por ejemplo, se convierte en Esta pequeña
niña mía y Hablando sobre Jesús se entiende
como Hablando de ti.
LOS DE LA vieja guardia no soportan tal atrevimiento
Ray no exclama: "¡Oh my lord!"; él lo ha cambiado por un intenso
y provocativo: "¡Oh baby!" Big Bill Broonzy reaccionó molesto:
"El tiene el blues, está llorando, santificándose y yo sé
que miente... El no siente a Dios y le falta al respeto, no debería
estar haciendo lo que hace".
SIN EMBARGO, SUS jóvenes seguidores lo apoyaron
y las implicaciones fueron enormes. "El hombre está en lo suyo y
lo suyo es nuestro", declararon en un gesto de aprobación y solidaridad
a quien ha desbarató las barreras de los prejuicios.
RAY SE DEFENDIO: "Mucha gente juzga mi música
como sacrílega. Dicen que estoy robando las canciones de la Iglesia
para hacer bailar al público en los bares y en los clubes nocturnos
(...) En el fondo, el gospel y el blues son lo mismo. Hay sólo una
cuestión de matices, de que le estemos hablando a Dios o a una mujer.
Desde luego, yo procedo de la Iglesia baptista y no puedo olvidar lo que
aprendí allí, pero creo que el blues y el gospel se parecen
entre sí como dos gotas de agua".
LOS DIAS DE Ray en Atlantic llegaron a su climax
con la grabación de What'd I say, en 1959, que contiene más
o menos lo que Ray trató de obtener: la síntesis de todos
los géneros negros encapsulados en un solo tema. La canción,
desde luego es impresionante, salvaje y desbocada. Una rola intensa en
la que Ray integra durante los seis minutos que dura: rhythm and blues,
soul, jazz y una línea armónica-rítmica de piano,
que provocan irremediablemente al baile. Este es el tema icono y pivote
en el desarrollo del rocanrol que todos los grupos y solistas del mundo
incluyen en su repertorio desde Elvis Presley a The Beatles.
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