México D.F. Sábado 26 de junio de 2004
Pro Niños de la Calle ha recuperado a 300 menores
Institución de asistencia privada lamenta los escándalos recientes
ANGELES CRUZ
Salvador es un niño de la calle. Tiene siete años y es muy calladito. Come rápido y lava su plato, igual que el resto de los infantes y jóvenes que asisten al centro de día de la fundación Pro Niños de la Calle, en busca de una oportunidad de vida.
Desde 1997 esta institución de asistencia privada (IAP) ha logrado "recuperar" a más de 300 menores de edad, quienes convencidos del beneficio que les traería regresar con sus familias o incorporarse a alguna casa hogar, hoy son personas productivas.
La tarea no ha sido fácil, explica Javier Garibay, director general de la fundación, porque se trata de modificar un estilo de vida, sin obligar o imponer. Los menores están ahí porque así lo decidieron, y de esa misma manera deben convencerse de que hay mejores opciones.
Por eso, agrega, las acciones que pretenden ser caritativas con esos niños, la mayoría de las veces resultan nocivas. Una moneda, comida o incluso algún juguete regalado en la calle, en realidad es una invitación a que continúen allí.
Pro Niños de la Calle es una de las cientos de instituciones que trabajan con los sectores más desprotegidos de la sociedad. Los directivos de la fundación lamentan el escándalo que se ha suscitado alrededor de la Lotería Nacional, que en 2002 les entregó un donativo de millón y medio de pesos. Ese mismo año el Nacional Monte de Piedad los apoyó con 3.5 millones de pesos.
El dinero fue empleado por la IAP para la compra de dos de los inmuebles que ocupa para el centro de día y las oficinas administrativas. De hecho, la fundación recibió en octubre del año pasado una notificación de la Auditoría Superior de la Federación para que informe ampliamente sobre los recursos económicos recibidos de la Lotería y el uso que les dio.
Para los directivos de esa fundación lo preocupante no son las auditorías, que por ley están obligados a realizar, sino la confusión que se puede generar en la sociedad respecto de la labor de las IAP y las asociaciones civiles.
En el centro de día de Pro Niños de la Calle los jóvenes realizan actividades que en un plazo máximo de dos meses los "convencen" de regresar con sus familias, ingresar a alguna casa hogar o realizar una vida independiente, pero ya no en la calle.
Es el caso de Eduardo, quien a los 12 años decidió alejarse de su familia. Se fue a Toluca, donde fue vendedor y vigilante. Más tarde ingresó en un albergue y hace unos meses llegó a la fundación Pro Niños de la Calle. Ahora -a cinco años de distancia- quiere ser sicólogo, y la labor de los promotores lo motivó a buscar a su mamá.
"Apenas fui ayer. Vi a mi mamá y le dije que no se preocupe, que estoy bien. Le dejé un número de teléfono por si me quiere hablar, pero le pedí que no me busque. Yo estoy bien así."
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