Personas de signos diferentes pueden hablar sin que pase nada: Elizardo Sánchez

Espontánea conversación de esposas de activistas presos con el hijo de Castro

El encuentro sucedió en la recepción que ofreció el embajador de Portugal en Cuba

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 11 de junio. Esposas de activistas opositores presos sostuvieron el jueves una espontánea y sorpresiva conversación, única de su tipo hasta ahora, con Antonio Castro Soto del Valle, hijo del presidente Fidel Castro.

"Simplemente lo vimos, me acerqué, le dije quién era y ya estábamos conversando", dijo a La Jornada Laura Pollán, una de las participantes en la reunión, que se desarrolló en la residencia del embajador de Portugal, Mario Godinho, durante una recepción que ofreció el diplomático por la fiesta nacional de su país.

Aunque el encuentro fue informal y no abordó explícitamente asuntos políticos, fue fluido y respetuoso, según el relato de Pollán. Es la primera ocasión en la que cubanos, activistas o allegados a la oposición interna, conversan con una personalidad tan cercana al primer círculo del poder.

"El hecho demuestra que personas de signos diferentes pudieron hablar bajo el mismo techo y no pasó nada", dijo el opositor Elizardo Sánchez, quien asistió al coctel pero no participó en la charla. "Esto desmiente afirmaciones en contrario".

Antonio Castro, ortopedista del afamado hospital de la especialidad Frank País y médico de la selección nacional de beisbol, es uno de los cinco hijos del mandatario y su esposa, Dalia Soto del Valle.

La vida familiar del líder cubano se mantiene fuera de la atención pública. La señora Soto y sus hijos no suelen participar en actividades oficiales y sólo en los recientes años han aparecido ocasionalmente en concentraciones políticas.

Antonio "fue muy amable, muy agradable, siempre nos trató con mucha delicadeza", dijo Pollán, esposa de Héctor Maceda, uno de los 75 disidentes detenidos el año pasado y quien purga una sentencia de 20 años de prisión.

En la conversación, de unos 40 minutos, también estuvieron Berta Soler, Julia Núñez y Dolia Leal, esposas, respectivamente, de los prisioneros del mismo grupo Angel Moya, condenado a 20 años de prisión; Alfredo Fernández Sáinz (15 años) y Nelson Aguiar (13 años), respectivamente.

Luego se sumaron al círculo la activista María Elena Alpízar y Gisela Delgado, esposa del preso Héctor Palacios (25 años), dijo Pollán.

Todas iban vestidas de blanco, como acostumbran al reunirse o participar en acciones públicas, para denotar un estado de protesta silenciosa por el encarcelamiento de sus esposos, por lo cual son conocidas como Las damas de blanco.

Al ágape también asistieron Vladimiro Roca, Osvaldo Payá y Félix Bonné, otros de los opositores que permanecen en libertad y que son invitados a las fiestas nacionales de los países de la Unión Europea (UE) por decisión de la directiva comunitaria.

La presencia de los disidentes en las celebraciones europeas fue uno de los puntos que disparó la crisis diplomática entre Cuba y la UE hace un año, por lo cual las autoridades locales se mantienen ausentes de esos festejos.

Pollán dijo que en la conversación surgió el caso de Moya, quien padece una hernia discal y se le ha recomendado una operación. El hijo del mandatario se ofreció para realizarla. "Casi todo el tiempo me tuvo tomada de la mano", relató la mujer. "Nos dijo que era médico, no político, pero que podía ayudar si teníamos alguna necesidad de salud. Hablaba con dulzura y pudimos sentir mucho calor humano.

"En ningún momento se alteró la conversación", dijo Pollán. "Nadie trató de defender si algo estuvo bien o mal hecho. El sólo dijo que deseaba que las cosas se arreglaran entre cubanos".

Pollán dijo que ella se despidió con esta frase: "Que Dios lo bendiga y ojalá hubiéramos tenido la oportunidad de conversar con su padre". Y relató que Antonio Castro le contestó: "Vamos a darle tiempo al tiempo".

Luego dijo a las mujeres que si requerían su ayuda médica, lo buscaran en el Frank País.

El encuentro sigue a la liberación esta semana de cinco opositores, uno de ellos del grupo de los 75, que obtuvo una "licencia extrapenal" por su estado de salud y otros cuatro que fueron excarcelados sin juicio.