México D.F. Martes 8 de junio de 2004
Consorcio de la Esperanza es el nombre
del proyecto que se realiza en Sicilia
Producen vinos, salsas y pastas en terrenos y casas
confiscados a la mafia
REUTERS
Monreale,
Italia, 7 de junio. Olvídese de los vinos franceses que pueden
costarle una semana de salario. Si usted realmente quiere impresionar a
sus invitados y dar sabor a la sobremesa, compre una botella de vino tinto
siciliano de los viñedos que alguna vez pertenecieron a los capos
de la mafia.
Y qué mejor camino a la seducción gastronómica
que preparar una cena con pasta hecha de trigo cultivado en el sembradío
de un ex asesino a sueldo.
La salsa, desde luego, proviene de tomates y aceitunas
que simplemente no pueden rechazarse, pues también fueron cultivadas
en terrenos que pertenecieron a la mafia.
Los productos agrícolas son el resultado de un
proyecto conocido como el Consorcio de la Esperanza, que hace buen
uso de terrenos y casas confiscadas a la mafia, al crear empleos para jóvenes,
enseñar a la gente nuevos oficios y, sobre todo, incrementar la
conciencia anti mafia.
"La Cosa Nostra tiene un inmenso patrimonio que
era símbolo de poder e intimidación. Nosotros lo estamos
transformando en centros turísticos rurales, viñedos, granjas
y campamentos de verano", dijo Salvino Caputo, alcalde de la ciudad de
Monreale.
"Creímos vital que la tierra no se quedara estéril
y vacía", dijo en un entrevista en su oficina.
"De haber sido así, el mensaje a la gente hubiera
sido: cuando la mafia posee las tierras, estas son cultivadas y proveen
empleo. Cuando el Estado los posee, son inservibles", dijo.
Caputo es uno de los ocho alcaldes sicilianos involucrados
en el proyecto sobre los territorios y pueblos famosos por su pasado mafioso,
entre estos Corleone, del afamado filme El padrino.
Una de las metamorfosis tuvo lugar en el Templo de Monte
Jato, restaurante rural en las montañas con vista al valle Jato.
Esta propiedad, que perteneció al capo de la mafia
Giuseppe Agrigento, ahora está repleta de comensales que llegan
al área los fines de semana a visitar un famoso sitio arqueológico
griego cercano.
El restaurante tiene 10 empleados, algunos de ellos jóvenes
y con pasados difíciles. Allí cocinan, sirven mesas y cultivan
la tierra.
Cada año la cooperativa produce cerca de 20 mil
botellas de vino cuyas etiquetas dicen: "De tierras sicilianas confiscadas
a la mafia".
La etiqueta tiene además el dibujo de un niño
mirando al sol. Se trata de un tributo a Giuseppe di Matteo, un niño
de 13 años que fue asesinado y su cuerpo disuelto en ácido
para castigar a su padre mafioso por entregar evidencias a las autoridades.
"Ha sido un arduo trabajo y la burocracia hace a veces
que nos arrepintamos pero vemos esto como la reivindicación de nuestra
tierra, de la parte honesta de Sicilia", dijo Giuseppe Randazzo, quien
dirige la cooperativa de Monte Jato.
El vino, la pasta y las salsas producidas en tierras confiscadas
se venden en tiendas en Italia y el extranjero. En Italia, la botella de
vino cuesta aproximadamente siete dólares.
Sin embargo, no todo ha sido fácil para el consorcio.
El miedo crece en Sicilia a la par de las uvas o el trigo.
Caputo dijo que cuando las cooperativas empezaron, los
tractores eran robados y la mafia mandaba manadas de ovejas a las tierras
para demostrar que todavía tenían el control.
En otro caso, la mafia presionó a los granjeros
locales para que no rentaran sus trilladoras de trigo a una de las cooperativas.
Una vez un grupo pidió formar una cooperativa en
terrenos confiscados, pero al investigar su pasado se descubrió
que sus integrantes eran mafiosos.
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