México D.F. Lunes 31 de mayo de 2004
La clausura del festival estuvo a cargo de Chayanne
Julieta Venegas se conectó con sus miles de
seguidores en el Acafest
ARTURO CRUZ BARCENAS
En
los primeros minutos del domingo concluyó el Festival Acapulco 2004,
en el cual unos 50 artistas mostraron sus aptitudes de músicos,
cómicos, sus cuerpos esculturales, algunos su pésima voz
y otros sus chistes vulgares, para el público que se dio cita para
atiborrar cada día los dos foros a los que se ha reducido el encuentro:
salón Teotihuacan y Jardín Sur.
Belinda y Chayanne cerraron las actividades en el primer
espacio. Cientos de niños bailaron con los temas de la menuda ojiverde,
en una de las pocas ofertas para el grueso de la población del puerto.
El puertorriqueño refrendó su fama de ídolo.
Tuvo una de las actuaciones más aplaudidas, rozando en fanatismo.
Sus seguidoras, algunas agrupadas en clubes de fans, hicieron larga
fila para verlo. Iban con carteles para que supiera que lo quieren, que
lo aman, que les gusta cómo baila. El de Chayanne es un romanticismo
para quinceañeros eternos.
Con frases como "fuiste un tiempo de amor por las noches"
levantó suspiros por decenas. En una reacción que ya es parte
del show, una seguidora le aventó un brassier.
Al cantar Lo dejaría todo un coro que gritaba,
más que cantar, creó un ambiente de pandemonium. Otra
rola: Tiempo de vals, guitarra en mano, con el que las adolescentes
sueñan bailar con el fortachón puertorriqueño.
Ese fue el momento romántico. Enfrente, en el Jardín
Sur, se daba el momento roquero, según el Acafest. Belanova,
grupo que toca house y cuya vocalista brinca como Belinda y Natalia Lafourcade,
interpretó varios de sus temas, que ya se oyen en las discotecas
del puerto. Todas sus piezas se parecen. Oír una u otra es un continuo.
Erick Rubín, quien está de vuelta en el mundo del disco,
apenas gustó. Caso contrario fue el de Julieta Venegas, quien se
conectó con sus miles de seguidores, logrando uno de los mejores
momentos de la noche. Inspector hizo brincar a miles con lo que ellos llaman
ska mexicano. Fobia se escuchó más que bien.
El adiós del festival en ese espacio estuvo a cargo
de Aleks Sintek, cuya música se escucha potente en ambientes playeros.
Si las expectativas se cumplieron o no para los productores
Luis de Llano y Marco Flavio Cruz, quizá algún día
lo precisen, pues aunque habían anunciado que darían un balance
nunca lo hicieron. No obstante, dado lo que dijeron en la fiesta de clausura,
en un lujoso lugar de Playa Pichilingue, están más que satisfechos.
Algunos comentarios de visitantes a varios periodistas,
a quienes identificaban por su gafete, fueron que no les gustaba que todo
el festival se efectuara en el Centro de Convenciones. En otras ediciones,
cada vez más lejanas, se levantaban escenarios en varios puntos
de la playa.
Si el objetivo es, entre otros, promover el turismo, constreñir
la fiesta a dos escenarios, juntos, poco efecto tiene. Lo mismo en la difusión.
Aunque el festival, por ser organizado con la poderosa estructura de Televisa,
será repetido hasta el cansancio en la tautológica pantalla
chica que se alimenta a sí misma, se muestra un lado, sólo
un lado, del show: el de los conciertos y el lugar común
de algunas bellezas en programas como El Baño.
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