No cabe duda de que cuando antropólogos, etnomusicólogos o periodistas llegan a un comunidad indígena siempre encuentran lo que buscan. La etnomusicóloga Aurora Oliva visitó a los cucapá de Sonora durante el mismo periodo que los reporteros del Discovery Channel. Éstos iban en busca de una historia de extinción y la encontraron. Ahora se exhibe en todo el mundo un video que pone como ejemplo del triste destino que enfrentan algunos pueblos, a los cucapá y su vida a punto de apagarse.
Oliva, que editó el primer álbum dedicado a la música cucapá, se encontró con algo diferente: en el poblado más pobre de la tribu, Pozas de Arbizu, con poco más de cincuenta hablantes de la lengua, algunas familias se empeñan en seguir sus costumbres, aun aquellas que van en contra de las reglamentaciones sonorenses. En una situación sumamente difícil (incluso varias mujeres le confesaron a Aurora Oliva que no quería procrear hijos), los cucapá de Pozas de Arbizu han recuperado recientemente su prácticas mortuorias. Para ello han gestionado ante el ministerio público sonorense que se les permita quemar al muerto junto con su casa y sus pertenencias y se les ha adjudicado un "panteón" donde depositan las cenizas.
Así lo hacían hace trescientos años, cuando todavía eran una tribu nómada que vivía de la caza y la pesca en la exuberante delta del Río Colorado y lo hacen casi igual ahora que viven al borde de un lecho seco, ya que por las presas que se han construido en el río, éste se seca mucho antes de llegar al mar.
Mucha agua ha corrido bajo el puente de la música cucapá entre la primera visita de Aurora Oliva para grabar Aires Ribereños en noviembre de 2002 y su segunda visita en abril de 2004. Para esta última ocasión, en la que se hizo una comida para recibir el disco, se juntaron la mayor parte de los miembros de las tres comunidades cucapá: los de Sommerton, Arizona, los de El Mayor en Baja California, fueron recibidos en Pozas de Arbizu. En 2002 la música cucapá era cosa exclusivamente de viejos. En la fiesta-ceremonia del 2004 cantó un coro de niños recientemente formado y muy entusiasta porque "la abuela había sacado un disco original" (no pirata, pues). Miembros de las tres comunidades cantaron una música, que a diferencia de la que pertenece a los indios de Mesoamérica, no tiene rasgos visibles de la música europea.
Hacía mucho tiempo que no se congregaba el pueblo cucapá. Hace más de una década que se dejó de distribuir identificaciones entre los indígenas fronterizos que les permitían cruzar libremente la frontera para visitar parientes y asistir a ceremonias. Apenas se conocen los de Sommerton, cuyo principal ingreso es la renta de las tierras de la reservación a agricultores comerciales, con los de Pozas de Arbizu que combinan el trabajo asalariado con la agricultura y los de El Mayor en Baja California a los que no se les permite pescar en la Laguna Salada como lo han hecho por siglos. Sin embargo, existe una identidad indígena en la zona que se manifiesta por la frecuencia de matrimonios entre cucapás y entre ellos y otros pueblos cercanos como los kiliwa.
Las causas de la reducción de la población cucapá, de más de veinte mil hace dos siglos a menos de mil ahora, son externas a la cultura. Cucapá quiere decir "gente de agua" y la cultura se ha secado al ritmo que lo ha hecho el Río Colorado. Pero por si fuera poco, en los escasos cuerpos de agua restantes no se les permite ejercer la pesca libremente.
El 26 de abril el procurador del ambiente José Luis Luege Tamargo (que se estrenó en el puesto amenazando con desalojar a los indígenas de Montes Azules) declaró que era falsa la versión de que "la Sociedad Cooperativa Pueblo Indígena Cucapá, haya ganado en estos días un amparo que les permitiría pescar curvina golfina en la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y Delta de Río Colorado". Y añade: Lo anterior significa que pueden realizar actividades de pesca dentro de la Reserva, PERO NO PUEDEN PESCAR DENTRO DE LA ZONA NÚCLEO DE LA MISMA [Mayúsculas en el original]
Esta declaración de Luege Tamargo contradice la
recomendación 8/2002 de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos que afirma que los derechos del pueblo cucapá han sido conculcados
por la veda de la curvina y agrega: "no sólo es viable continuar
explotando la pesca de la curvina, sino que el porcentaje que capturan
los cucapá es aproximadamente un 10 por ciento de la cuota recomendada,
lo que acredita que la pesca realizada por dicha comunidad indígena,
aún cuando la realizaran en la Zona Núcleo de la Reserva,
no rompe el equilibrio ecológico ni amenaza la extinción
de la especie, sino por el contrario, la trascendencia que guarda la pesca
para ese grupo étnico, no sólo deriva del aspecto económico,
al ser su medio de subsistencia, sino por formar parte de sus costumbres
y tradiciones".
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Ciudad Juárez. Foto: Julián Cardona