México D.F. Lunes 17 de mayo de 2004
Desde su creación ha atendido casi a
un millón de personas y ofrecido 720 actos diversos
En víspera de sus cuatro años, Faro reafirma
su vocación social y cultural
La falta de recursos, principal problema del espacio,
premiado a escala internacional
ANGEL VARGAS
El próximo 24 de junio la Fábrica de Artes
y Oficios (Faro) de Oriente cumplirá su cuarto aniversario consolidada
como uno de las más redituables iniciativas que en materia social
y cultural se han emprendido en la ciudad de México y el resto del
país en los últimos años.
Esto ha sido posible, de acuerdo con algunos de sus fundadores
y directivos, a la sui generis naturaleza del proyecto, concebido
con una doble vocación: como escuela de diversos oficios y disciplinas
artísticas, y como centro cultural, en el que además de ofrecerse
espectáculos culturales y artísticos profesionales, también
se promueve a creadores y artistas de la comunidad.
Tal
relación con los habitantes del oriente de la ciudad -principalmente
de Iztapalapa, donde se ubica la Faro- y la influencia que se ha logrado
en corto tiempo en ese sector social es, en realidad, el gran baluarte
que ha sostenido y posesionado a la instancia, dependiente de la Secretaría
de Cultura del DF.
Así lo consideran el encargado de Servicios Culturales
y el jefe de Producción de Programación de Faro de Oriente,
Agustín Estrada y Joaquín Aguilar, respectivamente.
Explica el primero: ''La columna vertebral de este espacio
son los talleres, en los que se atiende a un promedio de mil 500 personas
por trimestre; el espíritu en tanto son los espectáculos
y demás actividades que ofrecemos, cuya asistencia fluctúa
desde un puñado de gente hasta públicos masivos de 8 o 10
mil personas.
''En esto radica la trascendencia de Faro de Oriente,
en que está pensando como escuela, pero también como centro
cultural, y a diferencia de otros centros o espacios culturales, aquí
sí hay una comunidad viva, involucrada y altamente participativa''.
Agrega Joaquín Aguilar: ''La ecuación que
ha permitido que el proyecto se mantenga es el recurso del gobierno, aunque
sea muy mínimo, incluso lo llamaría muy miope, y la sensibilidad
de parte de los creadores a entender el proyecto y ofrecer su trabajo incluso
gratuitamente''.
También debe considerarse ''la capacidad del equipo
que opera y trabaja en Faro de empezar a autogestionar recursos hacia el
espacio. Esta trilogía de situaciones bien que mal han permitido
mantener a flote el barco y en feliz movimiento.
Aunque sin duda, abunda, el gran fenómeno es cómo
''la comunidad se ha apropiado el espacio. La gente lo ha asumido como
su responsabilidad y decide qué es lo que quiere hacer de este proyecto.
Ella lucha y luchará para que éste se mantenga, por encima
de momentos y decisiones políticos''.
Ubicado
en la calzada Ignacio Zaragoza, cercano a la zona de Santa Martha Acatitla,
la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente en sus casi cuatro años
de trabajo ha atendido a casi un millón de personas en cuanto a
los servicios culturales que ofrece, mediante los aproximadamente 720 espectáculos,
exposiciones y conferencias que se han realizado en ese lapso.
A lo anterior debe sumarse la treintena de talleres que
se efectúan trimestralmente y en los que se abordan desde oficios
como carpintería, vitrales y diseño de prendas, hasta disciplinas
artísticas, como artes visuales y música, además de
los orientados a la preservación del medio ambiente y de servicios
a la comunidad.
Dirigidos por Argel Gómez, estos talleres atienden
a público de toda edad, y uno de sus aspectos más importantes
es que son de carácter gratuito. Por cierto, a partir del 18 de
mayo y hasta el primero de junio permanecerán abiertas las inscripciones
para el próximo trimestre.
Por su forma de operar, esta instancia ha sido merecedora
de un par de premios internacionales: uno el año pasado, cuando
un programa estadunidense la reconoció como uno de los mejores proyectos
de atención a niños y jóvenes en Latinoamérica;
el otro galardón, en tanto, se lo entregarán el mes entrante.
Se trata de un premio conferido por una organización
con sede en Boston, Estados Unidos, que consiste en promover un programa
tecnológico, llamado Club House, dentro de Faro de Oriente. Este
programa consiste en la dotación de 25 o 30 computadoras para que
niños y jóvenes de entre 8 y 15 años aprendan no sólo
a usar estas herramientas, sino también a hacerlo de manera y con
fines creativos.
Sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas en la
corta y productiva historia de esta institución. La falta de recursos,
según Agustín Estrada y Joaquín Aguilar, es uno de
los principales problemas que la han aquejado crónicamente.
Al respecto, abunda el último en mención:
''Desde mi punto de vista, son tres los lastres e inercias que padecemos:
irónica o paradójicamente, la primera tiene que ver con la
actitud que asumen algunos creadores, que no sólo no colaboran con
Faro de Oriente, sino con el movimiento cultural que requiere la ciudad.
A veces, se montan en un apostura poco sensible de ciudadanía, de
política social, de acción civil.
''La segunda (inercia) es la miopía de los gobernantes
tanto locales como federales para apostarle a proyectos sociales que están
haciendo un trabajo real y efectivo con la sociedad. Más que gastar
en programas policiacos, como el de Giuliani, que pretende apañar
a los chavos que están en la calle, las autoridades deberían
preocuparse por construir alternativas para esta parte de la sociedad que
está allí a la deriva.
''La tercera problemática tiene que ver con la
falta de capacitación a la que estamos sometidos los promotores
culturales. Sólo surgimos, pero nos estancamos y después
ya no pasa nada. En la cuestión de promotoría cultural no
es fácil encontrar alternativas ni recursos, y por eso quienes nos
dedicamos a esto debemos irnos formando en la trinchera, es decir, la chinga
de todos los días".
La celebración del cuarto aniversario de Faro de
Oriente tendrá lugar el 26 de junio, con un ambicioso y atractivo
programa que incluirá actividades infantiles, música sinfónica,
flamenco, y un espectáculo basado en rock y circo mediante el que
los organizadores buscarán crear un ritual contemporáneo.
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