.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

P O L I T I C A
..

México D.F. Miércoles 28 de abril de 2004

Carlos Martínez García

Indios rebeldes e Iglesia católica en Chiapas

Ayer y hoy los pueblos indios de Chiapas, y de todo México, han respondido y responden de manera distinta a las propuestas que les llegan de afuera. Las comunidades indígenas no han sido, ni son, espacios homogéneos que rechazan o aceptan totalmente los mensajes y estilos de vida que los extraños filtran en sus territorios. Desde la marginalidad y opresión, padecidas por siglos, los pueblos indios han sabido adaptarse y hacer intercambios cognoscitivos con el mundo exterior y sus mensajeros. De esa capacidad negociadora, aun en las condiciones más adversas, ha dependido su sobrevivencia y renacimiento en los años pasados.

Con mucha facilidad se asume en distintas esferas que desde el siglo XVI la Iglesia católica ha tenido enorme presencia y, por tanto, gran fuerza en Chiapas. La realidad es que la historia de esta institución en el estado se ha significado por altibajos, en algunos periodos con avances para la causa eclesial y en otros con retrocesos en los que las religiosidades indígenas le han ganado la lid a los curas. Una muestra muy útil para comprender esos altibajos la encontramos en el libro de Rocío Ortiz Herrera, Pueblos indios, Iglesia católica y elites políticas en Chiapas (1824-1901). La obra fue publicada en los últimos meses del año pasado por el gobierno chiapaneco, mediante el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes en coedición con el Colegio de Michoacán. Por cierto, es parte de una colección llamada Biblioteca Popular de Chiapas, en la cual los libros de historia tienen lugar destacado. Buena labor es la realizada por el director del Coneculta de Chiapas: el poeta Oscar Oliva, incansable promotor de la lectura.

La investigación de Ortiz Herrera se ocupa de las difíciles relaciones entre los pueblos indios de los Altos de Chiapas y los clérigos católicos entre los primeros años después de la Independencia y el esplendor del porfiriato. La autora demuestra que los indígenas tuvieron actitudes hospitalarias, pasivas, hostiles o francamente rebeldes hacia la Iglesia católica, dependiendo tanto de factores locales como de las alianzas que establecían con los intereses políticos regionales y hasta nacionales. Llama la atención que ante las acciones de protesta de los indios, los sacerdotes católicos culparan a las influencias externas como causantes de la rebeldía.

En un informe que los clérigos enviaron a las autoridades eclesiásticas de la ciudad de México, en 1853, advierten: "Por desgracia siendo el obispado de Chiapas compuesto en su mayoría de la clase indígena, si esta cae como suele suceder en las manos de un maestro de escuela o de otro funcionario que tenga interés en substraerlo de la obediencia del párroco y [...] aquí es donde campean la perturbación, el desorden, las imputaciones y los artículos imaginarios, que se elevan a los gobiernos contra los párrocos. Los párrocos quedan odiados, sus órdenes sin efecto y odiados de sus mismos feligreses". Es decir, por sí mismos los indígenas eran incapaces de oponerse a los agravios sufridos por el clero. En esta óptica los agitadores externos eran los principales responsables de sacar de su estado natural ("la obediencia al párroco") a los indios y manipularlos políticamente. Mucho tiempo ha corrido desde entonces, pero la misma hermenéutica permanece: si los indígenas escogen una opción distinta al catolicismo es que alguien está detrás manejándolos, ya que por ellos mismos no pueden llegar a una decisión tan horrorosa.

Ante las acciones desestabilizadoras de los docentes, el clero alteño reaccionó pretendiendo establecer controles sobre quienes llegarían a los pueblos a enseñar las primeras letras a los infantes. Con este fin presionaron en 1854 al gobierno para que no enviara maestros sin antes "contar con información sobre su vida y sus costumbres y sin haber sido examinados en lo referente a la doctrina cristiana". Algunos curas más sensibles a los reclamos de los indígenas plantearon una "reconquista" evangelizadora, que al mismo tiempo les asegurara mayores recursos para las parroquias. Dada la lejanía cultural y geográfica de los párrocos con sus supuestos feligreses, aquéllos deberían aprender la lengua del pueblo bajo su jurisdicción y residir en el lugar en vez de hacer unas cuantas visitas para impartir los sacramentos. La estrategia les funcionó desigualmente y, por poco tiempo, la insubordinación de los indios y las difíciles condiciones de vida acabaron por hacerles abandonar las parroquias.

La autora del libro que brevemente hemos comentado hace justicia a la complejidad de los pueblos indios. Los muestra enfrentando los proyectos que consideraban peligrosos para su organización política, cultural y sociorreligiosa. No fueron meros receptores de la evangelización católica, sino que respondieron a ella en formas diversas y en el proceso el mismo catolicismo tuvo que asimilar elementos de la religiosidad indígena. Lo mismo ha sucedido con otras propuestas religiosas que se fueron asentando en los pueblos indios a partir de las primeras décadas del siglo XX, en cuya expansión los indígenas son los actores principales.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email