México D.F. Miércoles 28 de abril de 2004
José Steinsleger
De Torrijos a Torrijos
Quince años antes de la invasión yanqui a Panamá (1989), en el epicentro geográfico de un continente asolado por el terrorismo de Estado, el general Omar Torrijos (1929-81) condensaba la dignidad de América Latina proclamando la derogación de los tratados de 1903, que concedieron a Estados Unidos "a perpetuidad" el Canal de Panamá y los territorios adyacentes de la estratégica vía interoceánica.
En septiembre de 1977, Torrijos firmó con el gobierno de James Carter nuevos tratados, que a finales de 1999 permitieron al país istmeño la recuperación del enclave colonial. Quince años después de la invasión, en el centro de gravedad de un continente socialmente arrasado por gobiernos civiles democráticos, Martín Torrijos se apresta a "tomar el poder", una vez que las encuestas lo anuncian ganador en los comicios presidenciales del próximo 2 de mayo.
Omar y Martín, padre e hijo, cara y cruz del nacionalismo panameño. Omar, alineado con la causa antimperialista del Movimiento de los No Alineados. Martín, alineado con el "pragmatismo democrático" que, posiblemente, acabe vendiendo el canal al mejor postor con el pretexto de que se trata de un dinosaurio tecnológico "premoderno", con valor estimado de 30 mil millones de dólares.
Todo dependerá de cuáles serán los centros comerciales del futuro. Si gravitan hacia el eje China-América del Sur, Panamá tendrá un papel muy importante. Si se inclinan hacia India, el canal de Suez (Egipto) será el beneficiado.
Por ahora, hay elecciones. Sin excepción, la visión política de los candidatos ha conseguido que el pueblo panameño arroje lágrimas en cantidad superior a los 52 millones de agua dulce que cada barco necesita para transitar por el canal. Comparando la actitud de los actuales candidatos con los de las tres campañas anteriores un sociólogo panameño trata de explicar:
"... en 1989 la campaña estuvo dominada por la cuestión democrática y la presencia de un régimen militar autoritario. En 1994 la campaña giró en torno a la economía, las privatizaciones y la flexibilización. En 1999 el debate se centró nuevamente en la economía, pero en la necesidad de humanizar las medidas neoliberales que habían lanzado a más de la mitad de la población del país por debajo de la línea de pobreza."
Muy didáctico. El sociólogo parece decirnos que en 1989 el debate "autoritarismo vs democracia" fue asunto más trascendente que la invasión yanqui en ciernes. Y, soterradamente, reduce el debate político posterior a la ocupación yanqui (7 mil 500 muertos civiles asesinados), a las medidas neoliberales que en los años 90 arrojaron, "democráticamente", 30 por ciento de desempleo, 40 y 25 por ciento de pobreza relativa y extrem, respectivamente.
ƑLa invasión militar no fue para alcanzar esos indicadores en "libertad" y "democracia"? De 1984 a 1990 millones de páginas circularon por el mundo para decirnos que el general Manuel Antonio Noriega era un dictador "autoritario". En cambio, gobernantes como el lavador de dinero Guillermo Endara (1989-94), el corrupto Ernesto Pérez Balladares (1994-99) y la secretaria derechista Mireya Moscoso (1999-2004) fueron presentados como encarnación del "régimen de derecho".
A Torrijos, candidato del PRD (mejor olvidemos el significado de las siglas), le sigue en la lista de favoritos Guillermo Endara (67 años), aquel "demócrata" sonriente que el día de la invasión fue nombrado presidente por los yanquis y juró defender la soberanía del país en una base militar estadunidense. Le siguen José Miguel Alemán (50 años), brazo derecho de la presidenta Mireya Moscoso, y Ricardo Martinelli (53 años), miembro de la iniciativa privada que asegura tener "...total falta de interés en la política".
Vigilados por la Fundación Libertad (engendro local de la National Endowment Democracy -NED-), los integrantes del "gran-cuarteto presidenciable-gran", rasgan armónicamente sus guitarras: Torrijos dice que promoverá "el turismo y el transporte marítimo"; Endara se ilusiona con un "programa de trabajo"; Alemán jura que morirá luchando contra la corrupción, y Martinelli ofrece "crear empleos" y caminar "en los zapatos del pueblo", en el entendido de que los panameños tienen varios pares.
Decía Omar Torrijos que su mayor sueño era que los niños de Chorrillo (barrio popular contiguo a la zona del canal, ferozmente atacado durante la invasión) pudieran recoger los mangos que cada año se pudrían en el suelo del lugar, sin que policías gringos los arrestaran o encarcelaran con leyes y jueces de otro país.
Los gringos se fueron. Panamá recuperó el canal. Y los niños panameños, uno de cada tres en la desnutrición, continúan recogiendo mangos... en "libertad". ƑEl sueño de Torrijos se cumplió?
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