México D.F. Miércoles 28 de abril de 2004
Policías visitan posadas y pensiones preguntando por acompañantes del retorno
Vigente, la situación de emergencia de familias zapatistas en Zinacantán
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de las Casas, Chis., 27 de abril. La prisa declarativa del gobierno estatal en dar por "normalizada" la situación en las comunidades de Jech'vó, Elambó Alto, Elambó Bajo y Apaz, y en general del municipio de Zinacantán, no logra probarse como realidad. La situación de los zapatistas retornados es precaria y las autoridades judiciales y de gobierno se limitan a vigilar.
Desde la mañana del lunes se ha registrado la visita de agentes policiacos, al parecer judiciales, en posadas y pensiones de esta ciudad, interrogando a propietarios y administradores sobre las actividades de sus huéspedes. En especial indagan si éstos fueron este domingo en la caravana de acompañamiento al retorno de los desplazados.
ƑEsta es la "línea de investigación" que siguen las autoridades gubernamentales, mientras al parecer no han logrado integrar una averiguación previa sobre la emboscada de perredistas de Pasté contra la marcha zapatista del 10 de abril? ƑEstán pensando seriamente en la hipótesis de culpables "ajenos al zapatismo", como en los años de Zedillo y Albores?
La "normalización", por decreto declarativo, del denominado problema de Zinacantán, no basta para que la situación esté resuelta, y mucho menos que se vaya a hacer justicia. Por lo pronto, las negociaciones entre distintos niveles gubernamentales se han realizado en Nachig, nueva sede fáctica del poder local, y no en la cabecera municipal. Ahí declaran y operan el alcalde, el secretario de Gobierno, los mandos policiacos, el cabildo, las policías federales.
Atravesada por la carretera Panamericana, la comunidad es hoy un hervidero de patrullas y camiones policiacos densamente tripulados. Algunos entran y salen de la zona donde se localizan Pasté y Jech'vó. A su vez, la cabecera de Zinacantán incluye en su "normalidad" la ocupación policiaca de la sede del PRI y/o del Instituto de Desarrollo Humano del municipio, gobernado por el PRD. Patrullas de la policía sectorial resguardan el inmueble, rodeado con cintas amarillas tan parecidas a las que salen en las películas hollywoodenses que hasta están en inglés. La población habla tzotzil.
Como parte de esta novedosa "normalidad", desde este lunes grupos de la sociedad civil han llevado agua en tanques y pipas a las comunidades y casas de las familias zapatistas aún privadas de suministro, especialmente en Jech'vó y Elambó Alto. Sigue vigente la situación de emergencia en que se encuentran el centenar de familias zapatistas que retornaron este domingo a sus parajes.
Con todas las importantes diferencias del caso es inevitable la sensación de déja vu en relación con Chenalhó a fines de 1997. Sí, aquella era una verdadera ofensiva paramilitar (hasta la fecha negada por las versiones oficiales). En Zinacantán se trata de un grupo partidario que ha mostrado intolerancia y agresividad, y posee armas. Se presume que de alto poder. No es lo mismo, pero podría ser igual.
Una imagen: el paraje conocido como Piedra Parada, parte de Zinacantán, fue por años un emblema del PRI. A orillas de la carretera Panamericana, en las proximidades de la capital chiapaneca, se yergue una formación rocosa que da nombre al sitio. Durante años, la roca estuvo pintada y repintada con los tricolores tintes del PRI. En tiempos electorales servía de escaparate a la publicidad del entonces partido oficial. Como indicio de los nuevos tiempos, la pobre Piedra Parada está hoy pintada, cual palimpsesto, de blanco y con la cúspide amarilla, indicando la preponderancia del PRD.
Como decía el domingo un participante en la caravana: "Quién hubiera dicho hace unos años que llegar a una comunidad indígena de Chiapas y ver pintas del PRD resultaría ominoso".
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