LLAMADA EN ESPERA |
19 de abril de
2004
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Telmex comienza a abrir camino en Brasil, pero enfrenta oposición de competidores Pasaron ya más de 15 años desde que la principal economía de América Latina privatizó los servicios de telecomunicaciones. El gobierno del presidente Lula ha manifestado una actitud favorable a la inversión privada nacional y extranjera. La oferta de Telmex para comprar Embratel es la mayor operación desde la reforma de finales de los años 80. Jonathan Wheatley, Sao Paulo La compra de Embratel, la compañía internacional telefónica brasileña de larga distancia, por parte de Telmex, anunciada el 15 de marzo, aún no es un trato cerrado. MCI de Estados Unidos, controladora de Embratel que aceptó vender 52 por ciento de las acciones de la firma brasileña a Telmex por 360 millones de dólares, consideró la operación como "definitiva". Pero ésta permanece sujeta a la aprobación de las autoridades reguladoras en ambos países. Entretanto, otros interesados en la compra hacen todo lo posible por detener el proceso de venta. Actualmente, MCI está saliendo de la protección contra sus acreedores, después de acogerse al Capítulo 11 de la ley de quiebras estadounidense y aceptó la oferta de Telmex a pesar de que había recibido una más alta de un consorcio brasileño de empresas telefónicas, que ofreció hasta 550 millones de dólares. Este consorcio, conocido como Calais, está integrado por tres compañías telefónicas regionales Telefónica, Telemar y Brasil Telecom además de Geodx que es proveedor de redes. Otro consorcio liderado por Telos, el fondo de pensiones de los empleados de Embratel, ofreció, a su vez, 205 millones de dólares. MCI sostuvo que rechazó la oferta de Calais por el riesgo de que no fuera aprobada por los reguladores. Los tres operadores regionales brasileños son competidores directos de Embratel en los servicios corporativos, de larga distancia y residenciales. La reacción del consorcio Calais fue rápida. "Esto se ve como si Carlos Slim (que tiene el control de Telmex) hubiera ejercido su influencia sobre la junta del comité de los acreedores de MCI" dijo a La Jornada un alto ejecutivo del consorcio. Carlos Slim es dueño de alrededor de 1.7 millones de dólares de bonos de MCI. Ese mismo ejecutivo dijo que los poseedores de las acciones con derecho a voto de Embratel (empresas brasileñas, pueden tener hasta dos terceras partes de sus títulos en acciones "preferenciales" sin derecho a voto), han sido privados de su participación de 152 millones de dólares equivalentes a 80 por ciento de los títulos con derecho a voto sobre 190 millones de dólares que constituyen la diferencia entre las ofertas de Telmex y Calais. En efecto, la oferta original hecha por Calais fue entre 350 y 550 millones de dólares, lo que dependía de los resultados del proceso de valuación de Embratel, aunque después Calais revisó su oferta con menores contingencias. La oferta de Calais ha provocado considerables controversias en Brasil. El consorcio ha insistido en su origen brasileño (aunque telefónica está controlada por Telefónica de España y entre los controladores de Brasil Telecom está Citigroup de Estados Unidos), y también en la importancia de mantener los activos estratégicos del país, como es el caso de los satélites militares de Embratel, en manos brasileñas. En una audiencia sobre la venta en el senado brasileño realizada el 30 de marzo, Octavio Marques Azevedo, presidente del consejo de directores de Telemar, se refirió al directorio de Embratel como "neo-mexicanos" y "neo-cubanos" en referencia a Purificación Carpinteyro, mexicano que es vicepresidente de Embratel para asuntos corporativos y a Jorge Rodríguez, que es el presidente y de origen cubano. Pero el gobierno brasileño ha permanecido en silencio sobre todo este asunto. Durante la privatización de las telecomunicaciones en 1988, los inversionistas extranjeros fueron admitidos y algunos incluyendo Telefónica, Telecom Italia, Portugal Telecom y otros tienen ahora participaciones significativas en el sector. El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien tomó posesión en enero de 2003, ha estado igualmente abierto a la inversión privada nacional y extranjera. No ha expresado ninguna preferencia con respecto al tipo de inversión en el caso de la venta de Embratel. El mismo silencio han guardado los reguladores, aunque los analistas dicen que la oferta de Calais tendría problemas en el Cade, la agencia anti monopolio brasileña, y con Anatel, el regulador de la industria de las telecomunicaciones. Esos mismos analistas señalan que la determinación del consorcio Calais para evitar la venta proviene de su intención de remover la única fuente real de competencia que enfrentan sus miembros. Un ejecutivo de Telecom Brasil dijo a La Jornada que Embratel pudiera ser desmembrada si el consorcio sale victorioso, aunque la marca en sí pudiera ser retenida. Para muchos en Brasil, la oferta de Telmex es la mejor opción para Embratel y para la competencia en la industria de la telefonía (el consorcio Telos no ha puesto ninguna objeción al trato). José Formoso Martinez, quien representó a Telmex en la audiencia del Senado de 30 de marzo, dijo que la compañía garantizará que no habrá pérdida de empleos en Embratel en por lo menos 15 años § Foto: José
Antonio López
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