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México D.F. Domingo 11 de abril de 2004
Peligra la tradición por costos e indiferencia
de la gente
Arden Bejarano y Ahumada durante la quema de los Judas
MIRNA SERVIN VEGA
Los niños y jóvenes de colonias populares
del Centro Histórico, donde habitualmente se lleva a cabo la tradicional
"quema de Judas" ni siquiera han visto este hecho en vivo, dentro de sus
barrios o iglesias.
En
los pocos lugares en que se realizó ayer esta celebración
para "quemar la traición de los pecadores" aparecieron los nuevos
villanos, odiados por los escándalos políticos: René
Bejarano y Carlos Ahumada, que juntos ardieron en la zona de La Merced,
entre rechiflas y aplausos.
A pesar del entusiasmo provocado por la venganza colectiva,
las figuras de cartón fueron pequeñas por los altos costos
que estas representaciones han alcanzado. Por ejemplo, las dos nuevas figuras,
para las que se requirieron crear moldes para los rostros, costaron desde
200 hasta 700 pesos.
De acuerdo con vendedores dedicados a esta actividad en
el mercado de Sonora, las figuras grandes sólo son costeadas por
las iglesias u organizaciones, pero no por particulares. "La gente prefiere
llevarse una piñata del personaje favorito de las películas
de sus niños", dijeron.
En las colonias del Centro Histórico, como la Morelos,
Centro, Tacuba, Anáhuac y Santa María la Ribera, las calles
permanecieron casi desiertas, lejos de cualquier celebración. Incluso,
algunas iglesias representativas, como la de Los Angeles, en la colonia
del mismo nombre, permaneció cerrada, mientras que otras, reconocidas
por su afluencia, como la de San Hipólito, donde se venera a San
Judas Tadeo, registraron poca actividad.
No
obstante, en los lugares más representativos, como la Catedral Metropolitana,
se llevaron a cabo la quema de representaciones de papel de los siete pecados
capitales. Ninguna de las figuras a las que se les prendió fuego
antes de mediodía representaba a algún personaje político.
Por el contrario, en los lugares donde el rostro de cartón
de el ex asambleísta René Bejarano ardió junto con
la figura del empresario Carlos Ahumada, la gente festejó con algarabía
el castigo, "por la traición que se llevó a cabo por 30 monedas.
En este caso fueron dólares y muchos más que 30. Por eso
arderán con el Judas traidor", declaró Juventino García,
locatario de La Merced.
Los diablos, aseguran los presentes en la quemazón,
ya no son tan divertidos como los políticos de ahora. "Corruptos,
ladrones, hijos de Salinas", les gritaban mientras terminaba el espectáculo.
Lamentablemente para los fabricantes de estas figuras,
esta escena fue escasa. Los lugares donde aún se queman estas figuras
como parte de las celebraciones religiosas de la Semana Santa, explican
los vendedores, se limitan a delegaciones donde aún se preservan
las tradiciones, como Iztapalapa, Xochimilco y Cuajimalpa.
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