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México D.F. Domingo 11 de abril de 2004
Perredistas apoyados por policías municipales
de Zinacantán atacan marcha pacífica
Emboscada contra simpatizantes del EZLN deja decenas
de heridos
Varios lesionados de bala; fuentes de la Cruz Roja afirman
que hay 2 zapatistas muertos
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Jech'vo, Chis., 10 de abril. Con disparos, pedradas
y petardos, perredistas de la comunidad de Pasté, encabezados por
el agente municipal y con el auxilio de dos patrullas de la policía
municipal de Zinacantán, emboscaron esta tarde la marcha pacífica
y desarmada de centenares de simpatizantes del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional (EZLN). El saldo fue de decenas de heridos,
varios de bala y al menos dos de gravedad; uno, Lorenzo Pérez Pérez,
de 33 años, con el tórax perforado, según reporte
del Hospital Regional de San Cristóbal de las Casas; otro, aún
no identificado, tiene una herida de bala en el cráneo y está
en grave riesgo de muerte.
Muchos zapatistas llevaban al cinto sus machetes, pero
en ningún momento los desenvainaron. Cuando decidieron defenderse
lo hicieron con las piedras que les arrojaban los perredistas y con palos
que en realidad nunca usaron, pues los perredistas, luego de bloquear el
camino, echaron a correr para refugiarse en sus casas o en el cerro.
Desde ahí emboscarían a balazos al último
grupo de zapatistas, que salía del poblado sobre el camino medio
asfaltado.
Los hechos ocurrieron en las afueras de Jech'vó,
unos ocho kilómetros tierra adentro de Nachig, pueblo que se extiende
sobre la carretera Panamericana, en el tramo Tuxtla Gutiérrez-San
Cristóbal de las Casas. Allí, el presidente municipal
de Zinacantán, Martín Sánchez Hernández,
permaneció reunido con representantes del gobierno estatal durante
el tiempo que duró el acto zapatista en Jech'vó. Según
testimonio de uno de los presentes, "sólo hubo un momento" en que
el alcalde zinacanteco "se les perdió" de vista.
La misma fuente, que solicitó el anonimato, asegura
que Sánchez Hernández se mostraba muy confiado, pues, según
él, "todo transcurría en calma" en la marcha zapatista.
El bloqueo y el ataque
Hacia las 16 horas concluyó la concentración
de centenares de zapatistas, que colmaron la minúscula placita de
Jech'vó para traer agua y mostrar respaldo a sus compañeros
de Elambó Alto, Elambó Bajo y esta comunidad. Desde diciembre
pasado, los perredistas de esos poblados, con respaldo tácito del
gobierno municipal, suspendieron el suministro de agua a todas las familias
zapatistas, sólo por estar en resistencia. Desde entonces, las amenazas
y hostigamientos han sido constantes, y el alcalde se ha dedicado a minimizar
el problema.
La
inquietud cundió entre los zapatistas a cargo de la seguridad cuando
vieron que unos 20 individuos, procedentes de Pasté, se apostaban
en el camino y comenzaban a levantar una enorme barricada con rocas, apiladas
allí al lado para alguna obra vial inconclusa. Los rebeldes, tzotziles
y tzeltales, que en su mayoría llevaban pasamontañas, se
congregaron al final de un caserío, a cien metros de la barricada,
y se les quedaron viendo, incrédulos.
Los perredistas, algunos en estado de ebriedad, pasaron
de 20 a un centenar. Gritaban insultos y se burlaban de los zapatistas,
frenados por la disciplina de una línea invisible. Los simpatizantes
zapatistas eran cada vez más. Hombres y mujeres. Transcurrieron
40 minutos de perplejidad y tensión creciente.
Dos patrullas municipales, pick-up ambas, habían
permanecido en las afueras de Jech'vó después de las 14 horas,
durante el mitin zapatista y la entrega del agua a las comunidades afectadas.
Antes de concluir el mitin, los policías se retiraron unos centenares
de metros y se apostaron detrás de los perredistas que colocaban
el bloqueo.
Hacia las 16:30 horas la policía municipal decidió
intervenir, y lo hizo atravesando sus dos vehículos sobre el camino,
atrás de la barricada y sumándose al bloqueo.
Tras su intervención, los agentes se retiraron
de inmediato. La multitud zapatista empezó a abrir paso a su caravana
de vehículos sin pasajeros, para levantar el bloqueo. En ese instante
los perredistas empezaron a retroceder y arrojaron las piedras de su propia
barricada, de 50 centímetros de alto, y a todo lo ancho del camino.
A las 16:40 horas los zapatistas cruzaron la línea
invisible y echaron a correr hacia el bloqueo, cuyos autores se apostaron
en los cerros y las casas vecinas, desde donde arrojaron una lluvia de
piedras contra los simpatizantes zapatistas, que procedieron a retirar
las rocas y los vehículos policiacos. Mientras los zapatistas siguieron
avanzando sobre el camino, los agresores hicieron dos tiros al aire y después
lanzaron contra la marcha los grandes petardos usados el Sábado
de Gloria.
Las patrullas fueron arrojadas a una zanja y progresivamente
destruidas a palos y rocazos por los zapatistas. En pocos minutos el camino
quedó franco y pudieron rodar los cerca de 150 camiones
y camionetas que transportaban a los indígenas
rebeldes, si bien la mayoría caminaba por delante, flanqueando los
vehículos.
Los zapatistas también arrojaron piedras contra
sus agresores y a los techos de algunas casas. Todos se hicieron de piedras
y siguieron avanzando hacia Nachig, para salir a la carretera. En las laderas
entre Jech'vó y Pasté, grupos de perredistas emboscados amagaron
a la marcha. Entonces los zapatistas se desparramaron por las laderas para
rodear a los emboscados.
La caravana de vehículos e indígenas prosiguió
lentamente. Hacia las 17:20 horas, cuando salían de Jech'vó
los últimos zapatistas, empezaron los disparos contra ellos. Muchos
saltaron a resguardarse pecho a tierra tras los vehículos, los más
siguieron adelante, corriendo.
Luego de encontrar grandes árboles derribados sobre
el camino y desmenuzarlos con hachas y sierras, la descubierta de la caravana
zapatista alcanzó Nachig, pasadas las 17:30 horas. Del fondo de
la columna empezaron a llegar, primero, las noticias del ataque, y luego
los heridos que, como queda dicho, venían al final. Uno por uno,
acostados en las cajas de cuatro camionetas, ensangrentados y completamente
rodeados por sus compañeros, salieron de las montañas zinacantecanas.
En la carretera Panamericana las autoridades estatales
dirigían el tránsito. Este era de tal magnitud que no tenía
solución. Y filmaban a todos los que salían en los carros
de los zapatistas. Entre decenas de pobladores de Nachig y turistas varados
por el monumental embotellamiento, fueron saliendo los vehículos
de la caravana y enfilando hacia los Altos. Algunos zinacantecanos gritaban
insultos y "váyanse a otro municipio", burlándose de los
heridos. Para los centenares de zapatistas no parecía existir esta
hostilidad. Se concretaron a sacar a sus heridos y retirarse en completo
orden.
Los indígenas baleados son José Antonio
Ruiz Gómez, de 17 años, herido en el antebrazo derecho; Felipe
Hernández Pérez, 21 años, pierna izquierda; Rufino
Hernández López, 29 años, glúteo derecho; Manuel
Gutiérrez Pérez, 25 años, muslo izquierdo; Vicente
Ruiz Hernández, 25 años, balazo en la pierna y fractura de
húmero. Además, el mencionado Lorenzo Pérez Pérez,
cuyo pronóstico es reservado. Todos proceden del municipio autónomo
San Andrés Sakamchén de los Pobres. Hay un séptimo
herido zapatista, con perdigón de escopeta en la cabeza. Todos están
en el Hospital Regional de San Cristóbal de las Casas.
También se reportaron ocho heridos del grupo agresor,
todos con contusiones y ninguno de gravedad, que fueron conducidos por
las autoridades municipales a la clínica privada Ornelas, en San
Cristóbal de las Casas. Todos son habitantes de Pasté.
Esta noche, la Cruz Roja Mexicana difundió una
lista de 17 personas heridas, agregando a los mencionados otros tres zapatistas.
Al cierre de esta edición, la situación
en Jech'vó es alarmante. Los perredistas de allí y de Pasté,
cuando menos, tiene sitiadas a las familias zapatistas en una sola casa
y les han destruido sus viviendas. Se reporta que están armados
y se teme una matanza. Hacia las 23 horas habría salido un convoy
policiaco hacia ese lugar.
Por otro lado, fuentes de la Cruz Roja señalan
que habría dos zapatistas muertos (Mariano Gómez López,
de 18 años, y Juan José Hernández Ruiz, de 25), y
otros heridos graves, que estarían en la clínica del caracol
de Oventic. Versión que no se ha confirmado.
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