México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004
Armando Figueroa Salinas, narco de Tepito y autor de 10 ejecuciones: PGJDF
Detiene la PGR a El Duende, miembro de una banda de secuestradores
Los Satánicos, grupo del capturado, se dedicaba a plagiar principalmente a empresarios
ALFREDO MENDEZ ORTIZ
La Procuraduría General de la República (PGR) detuvo el pasado sábado a Armando Figueroa Salinas, El Duende, presunto integrante de una banda de secuestradores que operaba en el estado de México y en la capital del país, a quien la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) señala como uno de los líderes del narcomenudeo en Tepito y autor de 10 de las 25 ejecuciones ocurridas el año pasado en esa zona, informó José Luis Santiago Vasconcelos, titular de la SIEDO.
El subprocurador precisó que el detenido ya aceptó su responsabilidad en siete secuestros. Agregó que la banda a la que pertenecía El Duende -la cual fue identificada como Los Salibotas o Los Satánicos- secuestraba principalmente a empresarios y familiares de éstos, aunque también podría estar relacionada con el plagio de las hermanas de la cantante mexicana Thalía, ocurrido el año pasado.
En conferencia de prensa, en la que además de Vasconcelos estuvo presente Genaro García Luna, coordinador general de la Agencia Federal de Investigación, el subprocurador indicó que el ahora detenido permanecerá bajo arraigo domiciliario en una casa de seguridad de la PGR, hasta que la dependencia concluya la averiguación previa en su contra y pueda consignarlo a un juez federal.
Sin embargo, señaló que también puede quedar a disposición de un juzgado del fueron común, debido a que ya enfrenta orden de aprehensión por el delito de homicidio.
Vasconcelos agregó que Figueroa Salinas, de 28 años de edad, quien fue detenido en el Distrito Federal, se encontraba prófugo de la justicia desde el 7 de diciembre de 2003. Ese día fue capturado César Alejandro Guadarrama García El Salibotas o El Satán, quien era el cabecilla de dicha organización criminal, actualmente detenido en el penal de La Palma, en el estado de México.
Los integrantes de esa banda tenían tres características específicas para efectuar sus plagios: primero exigían la entrega de relojes finos, algunos de oro y con incrustaciones de brillantes, así como alhajas; segundo, enviaban a los familiares de sus víctimas una serie de cartas elaboradas con letras recortadas de periódicos y revistas, y tercero, durante las negociaciones exigían la publicación de las respuestas en periódicos de circulación nacional.
De acuerdo con la investigación de la PGR, la mayoría de las casas de seguridad empleadas para ocultar a sus víctimas eran rentadas por los integrantes de la banda y algunas estaban ubicadas en Chimalhuacán, Chiconautla, Nueva Aragón y Texcoco, estado de México.
Finalmente, para obtener información de sus futuras víctimas, se hacían pasar por clientes de las mismas y posteriormente simulaban un asalto, llevándose consigo los vehículos de las empresas o de sus empleados.
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