México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004
El CESU dejará sus instalaciones para ampliar la capacidad del Archivo Histórico
Este mes comienza en la UNAM la edificación de torre de investigación
Adelanta Axel Didriksson que las obras concluirán a finales de noviembre próximo
KARINA AVILES
Un importante proyecto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que tendrá como propósito ampliar la capacidad del Archivo Histórico de la institución, en el que se encuentran documentos trascendentes, como por ejemplo la memoria fotográfica del 68, comenzará a realizarse este mes, adelanta el director del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU), Axel Didriksson.
La obra, que estará lista en noviembre de este año, implica la edificación de un amplio conjunto en la zona cultural de Ciudad Universitaria, donde se levantará una nueva torre de investigación, una biblioteca, espacios para seminarios, salas de usos múltiples, un auditorio y cubículos para los investigadores del CESU y para los invitados extranjeros.
De esta manera, al trasladarse al nuevo conjunto, el CESU dejará los espacios que tenía en el edificio de la Biblioteca y la Hemeroteca nacionales para que el Archivo Histórico de la Universidad -que también se encuentra ahí- tenga posibilidades de desarrollo, no sólo a corto sino a largo plazo, pues hoy día, señala el directivo, enfrenta graves problemas de "saturación" y, en consecuencia, algunas salas de resguardo no tienen las condiciones adecuadas para evitar el deterioro de los documentos.
En entrevista con La Jornada, Axel Didriksson da a conocer los detalles de este proyecto académico del CESU, el cual repercutirá en la modernización del Archivo Histórico de la Universidad y de otros, que como el Ezequiel Chávez, los archivos fotográficos del 68 y de los cristeros también están bajo protección del CESU.
El propósito no sólo es ampliar la capacidad del archivo, sino modernizarlo. Para ello, indica, se comenzará a realizar la microfilmación de textos, pero paralelamente existe una iniciativa para crear un sistema universitario de archivos históricos en las distintas facultades y escuelas de la UNAM.
Lo anterior, añade, permitiría desahogar al Archivo Histórico central, ya que actualmente resguarda todo lo que se genera en las dependencias universitarias. Así, al tener cada escuela su propio sistema archivístico, se evitaría la excesiva concentración en el archivo principal.
En este sentido, indica que hay un proyecto con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) para formar recursos humanos en archivística y para crear un sistema nacional de archivos históricos universitarios.
Además, existe otra iniciativa de la Red de Macrouniversidades Públicas de América Latina y El Caribe para la creación de archivos universitarios de la región, con base en las instituciones de educación superior nacionales.
En cuanto a las nuevas instalaciones del CESU, detalla que la torre de investigación tendrá cinco pisos y en su base se construirá una biblioteca con una estructura proyectada para soportar dos edificaciones más para futuras ampliaciones. Dicho inmueble podrá tener una bóveda con condiciones climáticas adecuadas para el resguardo de documentos.
El directivo señala que la necesidad de contar con nuevas instalaciones era una vieja demanda de los investigadores del CESU, dependencia que tiene más de 25 años y una interesante historia.
A principios de los años 80, recuerda, el CESU tuvo un crecimiento muy fuerte con la llegada de un grupo de investigadores que venían del Centro de Investigación y Servicios Educativos (CISE). Dichos especialistas pretendieron formar un departamento de estudios sobre educación y deambularon por diversas partes de la universidad, hasta que fueron enviados al CESU.
La incorporación de este grupo hizo que se ampliaran las líneas de investigación de este centro, encargado de resguardar la memoria histórica de la universidad y de hacer investigación en materia educativa, añade. Pero en 1997, durante la rectoría de Francisco Barnés de Castro, desapareció el CISE, lo cual fue "otra de las equivocaciones" del ex rector.
De nueva cuenta, otro grupo integrado por 22 investigadores se incorporó al CESU. Esto hizo que los cubículos del centro "se partieran para darnos cobijo". Desde entonces la demanda de nuevas instalaciones fue recurrente, sin que se diera una respuesta favorable de las autoridades centrales.
Dridriksson señala que, al entrar como director, "me propuse conseguir un nuevo edificio y lo logramos. Con el apoyo del rector, Juan Ramón de la Fuente, y la plena justificación del proyecto, se aprobó la construcción del mismo".
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