México D.F. Miércoles 7 de abril de 2004
Primero diversión que contaminación en Acapulquito
Acapulco, Gro., 6 de abril. Sin saber la calidad de las cuatro playas de Acapulco que tuvieron problemas de contaminación en enero, miles de vacacionistas nadan, juegan, beben, comen, se besan, se asolean y dejan kilos de bronceador en las aguas de la bahía de Santa Lucía.
Ni las advertencias de los estudios que revelaban contaminación, ni el mensaje del secretario de Salud, Julio Frenk Mora, para "crear confianza", impidieron que los turistas arribaran a estas playas en busca de las tres S: sand, sun y sex (arena, sol y sexo), como dicen los que saben.
La siempre fétida Playa Hornos -donde descargan las aguas del mercado central- se encuentra atiborrada y nadie se inmuta por los malos olores que emanan de sus aguas verdosas.
En la popular playa Karabalí sucede lo mismo: la gente prefiere disfrutar sus vacaciones antes que pensar en contaminación: "Tuvimos que ahorrar para venir a Acapulquito", dice doña María, una chilanga de La Bondojo.
Además de turistas, la playa Papagayo está repleta de vendedores de todo: mangos bañados en chile, nieves de limón o de coco, tamarindos con chile, trajes de baño a la medida y hasta grapitas para el relax. Todo lo que el cliente pida.
"ƑQue la playa está contaminada? šAh, qué bueno!", dice un bañista que se clava en la primera ola que viene y que lo arrastra hasta donde se encuentra el gran tubo de desagüe que sale del subsuelo del Papagayo. "ƑIcacos contaminada? šNo mames, brother!", dijo un negro lanchero, tal vez siguiendo la respuesta que René Juárez dio a un reportero el pasado fin de semana. (MISAEL HABANA DE LOS SANTOS, CORRESPONSAL)
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