México D.F. Viernes 2 de abril de 2004
El protagonista de El padrino cumplirá
mañana 80 años
Marlon Brando, un salvaje y rebelde convertido en dios
actor
Apocalypse Now lo convirtió en icono del
cine
DPA
Los Angeles, 1º de abril. En Mort's Palisades
Deli, Marlon Brando se permitió una broma. Pidió al camarero
del restaurante visitado por famosos cerca de Hollywood: "Pregúnteles
a esas chicas ahí detrás si me conocen". Lógicamente,
las sonrientes adolescentes sólo habían ido hasta allí
con la esperanza de echar un vistazo al genio del siglo, que este sábado
3 de abril cumple 80 años.
Todavía
Hollywood se paraliza con profundo respeto cuando Brando aparece en algún
lugar. En sus mejores épocas, el "dios actor", como lo llamó
la revista Premiere, tenía multitudes de discípulos.
James Dean, Paul Newman, Robert de Niro y Al Pacino se inspiraron en el
estilo de Brando. De forma única y con muy pocos gestos, el actor
mantenía en muchos de sus papeles tan a raya el salvajismo y la
rabia que parecía que iba a explotar en cualquier momento.
"Si en la historia del cine estadunidense hay un trabajo
mejor que éste, no lo conozco", dijo en 1954 el director Elia Kazan
sobre la interpretación del desesperado trabajador irritado Terry
Malloy en Nido de ratas (La ley del silencio). El papel le
valió su primer Oscar. Tres años antes había logrado
fama internacional con Un tranvía llamado deseo.
Ninguna película tenía tanto que ver con
su esencia como El salvaje, dijo Brando una vez. En ella encarnaba
al rebelde y a la vez sensible líder de una banda de motociclistas.
"Tenía que decir: 'Nadie me dice lo que tengo que hacer'. Y justamente
eso es lo que sentí toda mi vida".
Hollywood experimentó a Brando como rebelde en
vivo y en directo. Cuando la Academia lo quiso honrar en 1973 con otro
Oscar por El padrino, el actor envió a una actriz vestida
de india al escenario. En su nombre, protestó contra la marginación
de los habitantes originales de Estados Unidos.
Brando creció en una familia complicada en la sociedad
de Nebraska. El actor escribió una vez sobre su padre, un representante
de productos agropecuarios: "Su sangre constaba de cantidades impresionantes
de alcohol, testosterona, adrenalina y rabia".
La madre salió algo mejor parada en sus memorias.
La actriz aficionada apoyó la formación de su hijo con Piscator,
Stanislawsky y Strasberg en Nueva York.
En los años 60, tras ocho películas que
fueron éxitos mundiales, la estrella de Brando comenzó a
hundirse. Por el papel de Don Corleone en 1972 tuvo que luchar bastante
e incluso realizar pruebas. El padrino restituyó su prestigio.
Con el papel protagónico de El último tango en París,
de Bernardo Bertolucci, encarnó el mismo año a un viudo sexualmente
liberado y recibió otra postulación al Oscar.
Pero fue un papel secundario el que convirtió a
Brando en 1979 definitivamente en icono: el demoniaco coronel Kurtz en
el drama sobre la guerra de Vietnam Apocalypse Now, de Francis Ford
Coppola. Antes y después, Brando solía aceptar una y otra
vez papeles menores, "porque no podía prescindir del dinero".
Su atolón en Tahití -lo compró después
de Rebelión a bordo (1962)- se tragó cantidades incalculables,
al igual que sus proyectos para el apoyo de los indios y el mantenimiento
de sus cuatro ex mujeres y algunas amantes, así como de cinco hijos
nacidos en el matrimonio y dos extramatrimoniales.
Espiritualmente, el astro descendió a lo más
profundo cuando su hijo mayor mató a disparos por celos al novio
de su hermana Cheyenne, que estaba embarazada. Brando apoyó a su
hijo y pagó los gastos del abogado. El hijo fue condenado a 10 años
de cárcel. Cheyenne se quitó la vida en Tahití en
1995. Brando nunca más fue visto en la isla del sur.
|