México D.F. Miércoles 31 de marzo de 2004
La investigadora Raquel Olvera realizó
la antología Las flores de la dicha
Con todo derecho, la alegría está en
la poética; sólo hay que buscarla
''Rosario Castellanos, quien padecía tremenda
depresión, escribió poemas muy vitales''
CESAR GÜEMES
Cuatro años de labor le tomaron a la poeta e investigadora
Raquel Olvera determinar que la alegría también puede ser
un objeto de estudio.
El producto de ese empeño, que bien pudo ser un
libro de ensayo sicoanalítico, es en realidad el volumen Las
flores de la dicha, antología de la poesía alegre, editado
por Planeta, que reúne trabajos escritos originalmente en castellano
de finales del siglo XIX y de diversos momentos del XX.
''Los lectores actuales -explicó Olvera-, quizá
por la época o por la tradición cultural, nos hemos encaminado
a percibir más como poesía aquello que remite a la tristeza
o al desencanto que a sus opuestos. Pero la alegría está
en la poética con todo derecho y sólo es necesario buscarla
con dedicación para encontrarse con ella."
Una posible objeción a una antología como
la propuesta por la poeta es la necesaria carga subjetiva que se requiere
para determinar la felicidad o melancolía de un texto.
Así lo entendió Raquel Olvera: ''Doy un
ejemplo que aclara ese asunto: al cierre de la antología tuve que
sacar un poema de Oliverio Girondo en el que la voz narrativa lloraba todo
y por todo, para por último, con la cara limpia sonreírle
a la vida. Ese texto lo mantuve casi hasta el final como un trabajo sobre
la alegría, pero a una buena cantidad de lectores no les pareció
así y entonces decidí dejar otro texto de Girondo que es
estrictamente de gratitud a la vida.
''Luego, considero que los extremos en el caso de temáticas
líricas como la alegría o la tristeza, se tocan con frecuencia.
Por ejemplo, Nanas de la cebolla, de Miguel Hernández, aparece
en la antología porque en realidad es un texto de lucha y de felicidad.
Vamos, que no sólo se está alegre cuando la vida sonríe."
Limpieza y sensación del poema
Las motivaciones que llevaron a Raquel Olvera a dedicar
cuatro años de investigación para la antología conjugan
desde una experiencia estrictamente personal a una de orden educativo.
''Antes
de hacer Las flores de la dicha atravesé personalmente por
una situación delicada. Entonces, de manera consciente decidí
buscar la alegría como un objeto de estudio, como un elemento que
puede aprenderse y aprehenderse.
''Del mismo modo en que puede cocinarse un plato delicioso
e interesante, también se aprende a llevar a los demás a
un estado de tranquilidad o de franca satisfacción.
''Además de esa anécdota personal, mis alumnos
comenzaron a insistir en la pregunta de por qué la poesía
ha de ser melancólica y por qué nos sentimos más sensibles
cuando lloramos y viceversa. Solventar esas preguntas mediante la literatura
me llevó a buscar la manera de ser alegre que tienen los poetas.
''De modo que podemos observar a Rosario Castellanos,
quien padecía una tremenda depresión, escribiendo poemas
muy alegres, vitales.
''Entonces llegué a la conclusión de que
la alegría no viene sola, sino que se acompaña de otras sensaciones.
En el caso de Pellicer, por ejemplo, al parecer rebosa felicidad, pero
también hay matices de diversas sensaciones. Como ocurre con los
vinos o los aceites, el resultado es una combinación de varios elementos."
-¿Cuál fue el cedazo para ofrecerle al lector
no sólo un texto de temática alegre, sino además de
calidad?
-Desde el comienzo fui separando a los textos que no conmovían
de los que llegaban más directo al lector, y esa cualidad está
relacionada con la calidad. El grado de limpieza del poema tiene que ver
con la sensación que transmite.
''Encontrar la calidad en textos que versaran sobre la
alegría fue más sencillo, porque para el caso lo difícil
es manejar la melancolía.
''Por eso Edgar Allan Poe trabajaba justamente asuntos
tristes y oscuros: sabía que ese tipo de temas son los que alcanzan
mayor duración.
''Por el contrario, la alegría tiene que ver con
una percepción muy fugaz y por eso mismo difícil de registrar
en un texto. Si un autor decide escribir un poema alegre es porque ya ha
alcanzado un grado de complejidad técnica. Ese fue el filtro de
calidad que usé."
Lectura de rehabilitación
Las flores de la dicha, además del valor
que el asiduo le atribuya en tanto un trabajo antológico, puede
funcionar también como lectura de rehabilitación, concluye
Raquel Olvera:
''Me he dado cuenta que es un gran apoyo para personas
que buscan restablecerse, que padecen alguna enfermedad que les permite
leer o escuchar los textos y se ven reconfortados y por último sé
que resultó un libro muy recomendable para niños y primeros
lectores".
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