México D.F. Domingo 28 de marzo de 2004
Vía Costa Rica, Washington propondrá
enviar un relator de derechos humanos a la isla
Tlatelolco intenta acallar a diputados sobre planes
de EU contra Cuba en Ginebra
ROBERTO GARDUÑO
La subsecretaria de Relaciones Exteriores para Temas Globales,
Patricia Olamendi, solicitó a los integrantes de la respectiva comisión
en la Cámara de Diputados que se abstuvieran de emitir pronunciamientos
sobre el envío de un relator de derechos humanos a Cuba, porque
ese tema no figuraba en la agenda de la Comisión de Derechos Humanos
de la Organización de las Naciones Unidas (CDHNU) en Ginebra, que
sesionará el 17 de abril próximo.
La solicitud de la funcionaria a los legisladores se contradijo
con la realidad, porque el gobierno de Estados Unidos ya designó
a Costa Rica como país que proponga en Ginebra -sede de la CDHNU-
el voto aprobatorio para enviar un relator. Tal hecho propició que
la bancada de Convergencia en la Cámara de Diputados elaborara un
punto de acuerdo de urgente y obvia resolución para exigir al presidente
Vicente Fox, "que se abstenga de votar la condena que se hace al pueblo
de Cuba" enviándole a un personaje que se involucrará en
los asuntos internos de la isla.
Jesús Martínez Alvarez, coordinador de Convergencia
en San Lázaro, explicó que se trata de "sujetar" al gobierno
de México a la tradición de objetividad, universalidad y
no selectividad: "queremos que el gobierno federal se abstenga de votar
esa aberración, que además se traduce en 40 años de
un brutal bloqueo económico que afecta a millones de personas".
Sobre
el particular, también la fracción parlamentaria de Convergencia
elaboró una proposición con punto de acuerdo para externar
el rechazo a las medidas de bloqueo implantadas por el gobierno de Estados
Unidos; a la comunidad científica, para impedir que se prohíba
el libre intercambio y difusión de investigaciones desarrolladas
por científicos cubanos, o a participar en foros de este carácter
que tengan su sede en territorio de Cuba.
Luis Maldonado Venegas, de Convergencia, equiparó
la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba como un acto de
terrorismo similar al perpetrado en España:
"Este hecho [los ataques en Madrid] no se encuentra distante
ni es distinto al que hoy prevalece como norma de actuación intervencionista,
en la región de América Latina y el Caribe. Evidencia de
ello, es el bloqueo económico y comercial impuesto desde hace 45
años por Estados Unidos pueblo de Cuba, violatorio de los principios
consagrados en la Carta de San Francisco, y en el Acta Constitutiva de
la Organización de Estados Americanos, en cuyo artículo 15
se prescribe que: ningún Estado o grupo de estados, tienen derecho
de intervenir, directa o indirectamente, y sea cual fuera el motivo, en
los asuntos internos o externos de cualquier otro. El principio anterior
excluye no sólo la fuerza armada, sino también cualquier
otra forma de injerencia o tendencia atentatoria de la personalidad del
Estado, de los elementos políticos, económicos y culturales
que le constituyen."
Las violaciones flagrantes de esos principios y la política
de estrangulamiento -señala el punto de acuerdo- llegó al
absurdo y a extremos de intolerancia, que no tienen precedente en la historia
contemporánea, al extender el bloqueo al ámbito cultural,
e imponer sanciones al libre intercambio y difusión de las investigaciones
científicas, con la consecuente afectación no sólo
a los investigadores de origen cubano, sino también a sus propios
connacionales y a la comunidad científica de todas las naciones.
Las primeras disposiciones emitidas por la Oficina de
Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro se orientaron
a prohibir la publicación en revistas científicas estadunidenses
de trabajos de investigación de países a los que ha decretado
embargo comercial, incluida una investigación en coautoría
con el mexicano Feliciano Sánchez, del Instituto Politécnico
Nacional, cuyo trabajo sobre la nixtamalización del maíz
no fue admitido por la publicación científica Journal
of Agricultural and Food.
"La sanción impuesta a los editores que incumplan
esta norma, sólo equiparable a las disposiciones inquisitoriales
del oscurantismo medieval, corresponde a una pena pecuniaria de 50 mil
dólares y privación de la libertad hasta por 10 años",
se advierte en el texto.
A la violación referida se agrega la resolución
para impedir que 70 científicos, académicos y médicos
estadunidenses, participaran en la Conferencia sobre el Coma y la Muerte
en La Habana. Ello propició una protesta de agrupaciones como la
Asociación Estadunidense para el Avance de la Ciencia y la Red de
Universidades para el Fomento de las Investigaciones, el Desarrollo y la
Innovación.
"De esta forma, nos propusimos dar una respuesta inmediata
a la acción arbitraria e intransigente de la política de
George W. Bush, que en aras de salvaguardar la seguridad internacional,
hoy siembra incertidumbre y acoso político a su propia comunidad
científica Abordamos ahora esta tribuna para convocar a todas las
fuerzas políticas representadas en esta cámara a efecto de
emitir un punto de acuerdo, en el que quede de manifiesto el rechazo y
la condena a esta acción unilateral, excluyente e intolerante, que
agravia la libertad de expresión como fuente del conocimiento y
como fundamento universal del libre intercambio científico y tecnológico.
"El bloqueo cultural, que es violatorio de los derechos
humanos y constituye en sí mismo una redición de las sistemáticas
amenazas a los principios de autodeterminación y no intervención,
consagrados en los acuerdos y tratados internacionales. Por esa razón
las fuerzas políticas representadas en esta cámara externan
su rechazo a las medidas de bloqueo implantadas por el gobierno de Washington
a la comunidad científica cubana, que impide el libre intercambio
y difusión de investigaciones desarrolladas por científicos
cubanos, o a participar en foros de este carácter que tengan su
sede en territorio de Cuba".
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