México D.F. Domingo 28 de marzo de 2004
Se mantiene la elección abierta para
decidir la dirigencia nacional del sol azteca
Se enreda el hilo del congreso del PRD y queda descartada
renuncia del CEN
Malestar de perredistas de EU, mujeres y jóvenes
por la falta de espacios en el partido
ARTURO CANO
Las corrientes viven, los atorones siguen. El segundo
día del octavo congreso nacional del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) arranca ya sin figurones y con debates que muestran
el peso de las corrientes y sólo en algunos momentos convocan el
interés de todos los delegados. Sobre todo cuando, a contrapelo
del "consenso" logrado por todos los jefes de las corrientes, el congreso
decide mantener la elección abierta de dirigentes.
Los temas centrales corren en los pasillos y los alrededores
de la sede congresional, en gran medida gracias a que muchos de los puntos
que se discuten ya han sido previamente "consensados" por las corrientes.
Así, en los corrillos desfilan la elección de la nueva dirección
en 2005, la presencia de López Obrador el viernes, el discurso de
Cárdenas, la restructuración de los órganos de dirección,
el suspenso provocado por René Bejarano y, sobre todo, la pregunta
que nadie atina a responder: ¿cómo se va a garantizar que
efectivamente las corrientes se disuelvan?
Cabeza de los cívicos, el ex senador y ex
secretario general del partido Mario Saucedo era de los que se resistían
al adiós a las corrientes. "Pero ni modo, es lo que exige la pérdida
de credibilidad del partido".
Los cívicos, dice Saucedo, sólo tienen
un pequeño departamento y se les dificulta pagar la renta. Ellos,
que existían como agrupamiento desde antes del surgimiento del PRD,
seguirán: "Ser cívico es una forma de ser", concluye
Saucedo. El problema es, pues, de las corrientes mayores y, claro, no es
un asunto de oficinas.
Una
probadita de ese problema llega con un asunto que podría parecer
de sencilla resolución, y que sin embargo consume largos minutos
en el congreso: que sólo haya un comité de base por ámbito
territorial o que exista más de uno.
Se arma el debate, con gritos de los congresistas que
apoyan una u otra posición. ¿Por qué es problema?
Porque en municipios, delegaciones o secciones electorales conviven perredistas
de distintas corrientes que no se tragan entre sí.
Pablo Gómez habla en favor de que haya un solo
comité. Dice algo sobre que es un interés de las corrientes.
"La crisis, si no la resolvemos desde la base, no la resolvemos. Llamo
a permitir la autogestión partidaria", dice un delegado. Los chuchos
se van por la multiplicación de los comités.
El resultado de la votación no es claro a simple
vista. Entran en acción los escrutadores. "Nada más les dan
afiliaciones a los suyos", grita un delegado con el brazo en alto. Está
claro, la decisión es que haya más de un comité.
"¡Uno, uno, uno!", grita una parte de los delegados.
Pero se impone la otra propuesta con 51 por ciento de los votos.
Juan Guerra, quien sube a la tribuna para culpar a Nueva
Izquierda y a la Red de Izquierda Revolucionaria por el resultado de la
votación, es abucheado.
¿Partido cerrado?
Jorge Mújica, perredista de Chicago, sale refunfuñando
una vez más: "No entienden, otra vez nos hacen a un lado".
El punto de los estatutos que abre espacios a los migrantes
ha quedado como estaba. Se dice solamente que los migrantes tendrán
espacios, pero no se precisa cómo ni cuántos. Las propuestas
para ampliar las cuotas de mujeres (a 50 por ciento) y de jóvenes
(a 25 por ciento), tampoco pasan.
La ex senadora Rosalbina Garavito hace el balance en la
tribuna: "a pesar de la discusión de ayer, a pesar del supuesto
espíritu de salir con un partido reformado, he visto que en realidad
el partido se está cerrando. No se están reconociendo derechos
a las mujeres, a los jóvenes, no se reconoce que somos un país
binacional, este país se está sosteniendo gracias a los esfuerzos
de los migrantes y aquí les cerramos las puertas. ¿Con qué
cara vamos a defender el voto de los mexicanos desde el exterior si aquí
se les niegan espacios?"
Los migrantes perredistas plantean tener un lugar entre
los diez primeros en las listas de candidatos a puestos de elección
popular y de dirección. Se vota. Por la propuesta de los migrantes
apenas se levanta una veintena de manos.
Gerardo Fernández Noroña plantea que el
asunto vuelva a discutirse después del congreso "porque es muy serio".
Tiene un punto: en cada diez posiciones tiene que haber, según las
reglas de hoy, un joven menor de 30 años, al menos tres mujeres
y un indígena. Si se agregan los migrantes, dice, se estaría
solucionando mal el tema de las acciones afirmativas. Pregunta: ¿Vamos
a tener a alguien en las listas por ser mujer, joven, indígena y
migrante? Pues sí, si buscan en Oaxacalifornia.
No por ahora. "Es increíble que el PRD cierre sus
redes mientras otros las abren para 2006", remata José Jacques,
líder perredista de California.
Panchólares
A lo largo de la mañana y de la tarde abundan confusiones,
aclaraciones, disculpas por confusiones u omisiones involuntarias, a cargo
de la comisión redactora del proyecto de nuevos estatutos.
En largos momentos, los congresistas no hacen mucho caso
de la tribuna.
En varios lugares cruzan apuestas sobre el mensaje que
René Bejarano dará hoy. Armando Quintero, alguna vez aliado
y ahora enemigo del ex perredista, cree que el diputado con licencia va
a involucrar a Rosario Robles y a Cuauhtémoc Cárdenas. Otros
aseguran que dirá que repartió el dinero a cachitos entre
muchos candidatos. Y unos más, que no dirá nada nuevo, que
lo suyo será "un acto político".
Quintero muestra divertido una invitación apócrifa
que circuló ampliamente este sábado, donde un supuesto frente
de reivindicación de Bejarano llama a asistir al Zócalo y
dice que los billetes que recibió eran panchólares.
Entre las mesas del congreso todavía circula una
declaración de Izquierda Democrática Nacional (corriente
dirigida por Bejarano), en la cual se asegura que la popularidad de López
Obrador se habrá de recomponer, cosa que no necesariamente ocurrirá
con el partido. "Un liderazgo fuerte con un partido débil es una
mezcla que puede poner en riesgo la posibilidad del triunfo" electoral
en 2006. Tímido es el deslinde de su "principal dirigente", como
llaman a Bejarano y ruda la posición contra quienes se han lanzado
contra esa corriente: "predominan visiones ventajosas, protagonistas, unilaterales
y con falta de autocrítica".
Los delegados también reciben un documento, firmado
por los presidentes y secretarios generales nacionales y del Distrito Federal
en el que se prohíbe expresamente a los perredistas asistir al acto
de Bejarano.
Nadie se va
El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) se reúne
por la mañana para afinar algunos detalles de la sesión.
Leonel Godoy reitera su molestia por la renuncia a sus cargos, anunciada
por los unyres (Unidad y Renovación) Saúl Escobar,
Graco Ramírez y Juan Guerra, en voz del último. Integrantes
del CEN consideran que fue simplemente un acto protagónico y los
chuchos creyeron ver en esa jugada una intención de exhibir
a los no renunciantes como unos "aferrados al hueso".
A contrapelo de la propuesta de Cuauhtémoc Cárdenas,
quien el viernes expuso que los integrantes de todos los órganos
de dirección partidista deberían poner sus cargos a disposición
del presidente del PRD, hoy el globo de la renuncia se desinfla completamente.
"El acuerdo de Godoy con los chuchos fue que se
disolverían a cambio de no mover nada en el CEN", dice uno de sus
integrantes.
La mitad de los miembros de la dirección nacional
perredista son chuchos y amalios. El resto, no agrupados
en una corriente, pocas veces les ganan.
La revuelta de las bases
Noche de chiflidos y consignas. Se vota un tema delicado:
el método de elección de los próximos dirigentes del
partido, en 2005.
El consenso del CEN, de las corrientes, de los jefes del
PRD, es no repetir los espectáculos de 1999 y 2002. No más
comicios directos secretos y universales, sino elección mediante
delegados en un congreso.
Raymundo Cárdenas defiende esa posición:
"Yo no quiero corrientes, no quiero facciones, pero el sistema electoral
obliga a eso, obliga a tener dinero ilegal. Ojalá que, sin elección,
tengamos una dirección de consenso".
Juan Manuel Fócil se lanza contra la propuesta,
reclama los derechos de las bases y dice que el problema no es la elección
abierta sino "la impunidad" que gozan los participantes en los fraudes
internos.
El secretario general, Carlos Navarrete, defiende la propuesta
con argumentos como estos: "cada vez que vamos a colocar casillas hay guerra
civil"; "antes eran volantes, ahora son espectaculares y espots de televisión";
"¡se nos colaron los ahumadas porque hubo gente que pensó
que necesita dinero para ganar elecciones internas, y por eso una presidenta
que llegó a ese extremo ya no está en este partido!"
El moquetazo tiene acuse de recibo. Pablo Gómez
reparte: "todas las planillas usaron dinero, no sólo una. No se
vale aventar culpas y quedar puro". Ya para entonces la gritería
es el fondo para todos los oradores.
Gómez expone que no hay ventajas en la elección
indirecta, pues de cualquier manera se tienen que poner casillas y elegir
delegados al congreso del año venidero. También recuerda
que las elecciones de dirigentes en congresos no fueron un lecho de rosas.
"Los que sean candidatos van a ir a todo el país a decir 'voten
por mi lista de delegados', al estilo gringo. ¡Es la misma
gata!"
José Antonio Rueda va por la elección indirecta.
Su argumento central es que las "figuras" del partido contarán con
el apoyo de Brozo y Joaquín López Dóriga, y
que en consecuencia no habrá elección abierta.
Las bases se rebelaron ("queremos participar directamente
en la elección") o las corrientes chocaron o ambas cosas. El caso
es que 55 por ciento de los votos fue para mantener las elecciones tal
como se hicieron cuando llegaron a la presidencia Amalia García
y Rosario Robles. Esos procesos electivos que perredistas de todas las
corrientes reconocen les costaron mucho ante la opinión pública.
Todo el paquete de cambios estatutarios que se tenía
preparado -órganos de fiscalización y electorales- se cae
en una votación. Cambio de terreno. El año venidero los perredistas
repetirán su espectáculo de elecciones internas. Pero ahora
sin corrientes. El hilo del congreso se enreda. Se decreta, obligadamente,
un receso.
|