México D.F. Viernes 26 de marzo de 2004
Gilberto López y Rivas
Nuevamente David contra Goliat
Hace ya 17 años que Cuba libra una desigual batalla contra Estados Unidos en la Comisión de Dere-chos Humanos de la Organización de Naciones Unidas. Con singular cinismo, la administración estadunidense pretende condenar a la isla en materia de derechos humanos con el apoyo de gobiernos que hacen de su alianza o sujeción al imperialismo la razón de ser de su política exterior.
Nunca ha sido más contradictoria la posición de Estados Unidos en cuanto a demandar respeto a los derechos humanos. A un año de la invasión a Irak, el recuento de los asesinatos selectivos y masivos cometidos por tropas de ese país y las de sus aliados en contra del pueblo iraquí daría sustento fundando para un juicio por genocidio contra George W. Bush, Tony Blair y José María Aznar en una corte internacional de justicia similar a la de Nurenberg.
La conquista de Afganistán dio como resultado colateral una de las aberraciones jurídicas más insostenibles en el derecho internacional: el campo de concentración que Estados Unidos mantiene en la base naval de Guantánamo, Cuba. ƑQuién no se ha estremecido al ver las imágenes de los prisioneros de uniforme anaranjado, con grilletes en los tobillos, confinados en jaulas reducidas y en condiciones visiblemente infamantes, sin derecho a abogados, sin juicio ni visitas de familiares?
Ciertamente que el caso más incuestionable de violación de los derechos humanos en Cuba es precisamente el que tiene lugar en el territorio ilegalmente ocupado por militares estadunidenses, el cual violenta groseramente el artículo 3Ŷ de la Declaración sobre la protección contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes de la ONU, que a la letra asienta: "No podrán invocarse circunstancias excepcionales tales como estado de guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública como justificación de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes"
ƑCon qué legitimidad Estados Unidos puede cuestionar a Cuba cuando diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos han señalado, entre otras violaciones, las ejecuciones sistemáticas de menores de edad, enfermos mentales y de un desmesurado porcentaje de negros, chicanos, puertorriqueños y miembros de otras minorías nacionales discriminadas y explotadas en ese país?
Son centenares los extranjeros, en su mayoría ciudadanos mexicanos, que han sido y podrían ser ejecutados sin que sus gobiernos hayan sido informados sobre los procesos legales en marcha y sin que los presos hayan sido asistidos legalmente por las autoridades diplomáticas de sus países respectivos, todo en transgresión de las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961) y sobre Relaciones Consulares (1963).
Sobre todo a partir del 11 de septiembre de 2001 el gobierno estadunidense impuso medidas extrajudiciales en contra de sus propios ciudadanos en materia de vigilancia, detención y permanencia en reclusión sin juicio que violentan la Constitución y las leyes de ese país y que merecen la condena universal por constituir crasa violación a los derechos humanos consagrados en los principios, convenios y resoluciones que rigen a la Organización de Naciones Unidas.
La gravedad de una condena a Cuba en el contexto actual de una estrategia unilateral de acciones preventivas para preservar la seguridad y los intereses de Estados Unidos es que se estarían creando las condiciones políticas, diplomáticas y mediáticas para una intervención militar. No hay que desestimar que el autoidentificado presidente de guerra pudiera utilizar a Cuba como factor electoral de último recurso ante el descrédito y la ilegitimidad de su gestión entre sectores importantes de la sociedad estadunidense. La "aclaración" de Colin Powell de que "por ahora" no se contempla una agresión militar contra la isla, demuestra que existen planes contingentes que podrían ser llevados a la práctica por la maquinaria bélica de Estados Unidos cuando el presidente de ese país lo juzgue necesario en su "cruzada contra el terrorismo".
Vicente Fox no tiene el respaldo del pueblo mexicano para asumir un papel de subordinación a los intereses estadunidenses. Por ello, el gobierno de México debe votar en contra de cualquier iniciativa promovida por el gobierno de Estados Unidos para condenar a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos que en abril se reunirá en Ginebra.
Durante décadas México sobresalió en el ámbito internacional por la defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de los conflictos y la no injerencia de los estados en los asuntos que competen a sus pueblos; fue el único país de América Latina que no acató la disposición imperial de aislar a Cuba y a su revolución mediante la Organización de Estados Americanos.
Siguiendo esa tradición de respeto a la soberanía, Paz con Democracia -organización mexicana de la sociedad civil- hizo pública recientemente la denuncia de la mala fe y las mentiras de quienes intentando justificar las políticas supremacistas y las acciones de fuerza de Estados Unidos pretenden identificar la defensa de los derechos humanos individuales con la defensa de la democracia, y se pregunta: Ƒdemocracia de quién y para quién? ƑDemocracia estadunidense para los afganos, para los iraquíes, para los cubanos?
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