México D.F. Lunes 15 de marzo de 2004
Consigue más de 70 por ciento de votos;
participa 61.5% del padrón electoral
Amplia victoria de Putin en los comicios presidenciales
rusos
Nikolai Jaritonov, del Partido Comunista, queda en segundo
sitio con sólo 14 puntos
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu,
lunes 15 de marzo. El Kremlin, como era más que previsible,
no cambiará de titular por lo menos en los próximos cuatro
años, al obtener el actual jefe del Ejecutivo ruso, Vladimir Putin,
una amplia victoria en los comicios presidenciales de ayer domingo.
De acuerdo con los resultados preliminares sobre el escrutinio
de 91.1 por ciento de las boletas, dados a conocer por la Comisión
Electoral Central (CEC) de Rusia, hacia las 16:00 horas (local) de este
lunes, Putin consiguió 70.9 por ciento de los votos.
La participación, con un mínimo requerido
para considerar válidos los comicios de 50 por ciento del padrón
de 110 millones de rusos, alcanzó 61.5 por ciento.
El segundo lugar en sufragios, muy por debajo del ganador,
correspondió -con 14 por ciento- a Nikolai Jaritonov, el candidato
sustituto del líder del Partido Comunista, Guennadi Ziuganov, que
rechazó enfrentarse a Putin en una contienda a sabiendas desigual.
Por la misma razón, ningún político
opositor de relevancia quiso ser postulado sin otra perspectiva que ser
destrozado por la maquinaria del Estado al servicio de Putin, y el único
que se atrevió, Iván Rybkin, pidió que se cancelara
su registro después de protagonizar una extraña desaparición
de varios días.
Hasta el líder ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky,
cuyo discurso encuentra relativo eco en parte del electorado, prefirió
nominar a uno de sus guardaespaldas, Oleg Malyshkin, quien era un perfecto
desconocido hasta que hace un par de meses arremetió a puñetazos
y patadas contra un político conservador que sostenía un
debate televisivo con su jefe.
Con este tipo de rivales, sumado al hecho de que durante
la campaña electoral cada fugaz aparición en la televisión
rusa de cualquier candidato era nulificada con la abrumadora presencia
de Putin en los segmentos de mayor audiencia, no sorprende que ningún
otro aspirante, salvo Jaritonov, haya alcanzado 5 por ciento de los votos.
Serguei Glaziev, hasta hace poco líder de la coalición
Patria destituido del cargo a instancias del Kremlin, sacó 4.1 por
ciento; Irina Jakamada, ex dirigente de la Unión de Fuerzas de Derecha
que se postuló a título personal, 3.8 por ciento; el ya mencionado
guardaespaldas Malyshkin, 2.1 por ciento; y Serguei Mironov, presidente
del Senado y político incondicional de Putin, 0.8 por ciento.
El voto contra todos los candidatos, opción de
castigo incluida en las boletas que escogieron poco más de 2 millones
de rusos, representó 3.5 por ciento.
Tal como se manejó desde el Kremlin, la votación
de ayer cumplió su exclusivo propósito de prolongar la permanencia
de Putin al frente del país, dando al inevitable resultado conocido
de antemano la necesaria apariencia de decisión democrática,
pero no aporta elementos para ser catalogada como una suerte de referéndum
sobre los primeros cuatro años de su gestión.
Para ello, tendría que existir la completa certeza
de que los resultados reflejan realmente lo que la gente piensa, y no es
así. Una parte importante de los rusos, sin duda, caen en la trampa
mediática que les hace creer que Putin es el único líder
capaz de satisfacer sus expectativas de mejoría, pero aún
en ese caso difícilmente alcancen el 71 por ciento que le atribuyen
los resultados preliminares.
Detrás de las cifras oficiales del contundente
triunfo de Putin se percibe que hubo cierto ajuste, lo cual es práctica
común derivada del extenso arsenal de recursos y artilugios que
utiliza el Kremlin para garantizar los resultados que necesita en cada
elección.
Para poner un ejemplo elocuente por absurdo, la popularidad
de Putin sería tan grande en Chechenia, república separatista
devastada por la guerra, que ayer domingo, según la versión
oficial, habría acudido a las urnas 89 por ciento del padrón
checheno, un porcentaje incluso superior -en 7 puntos-- al índice
de participación de las elecciones republicanas que hace un año
"legitimaron" como presidente regional a Ahmad Kadyrov, el dirigente impuesto
por Moscú.
Al parecer Kadyrov se esforzó tanto por reportar
las cifras que el Kremlin esperaba que en la región chechena de
Gudermés, el feudo particular de su clan, la supuesta participación
casi llegó a 97 por ciento.
Pero no sólo Kadyrov hizo bien la tarea, los demás
caciques regionales tampoco fallaron. En Chukotka, por mencionar otro lugar
ilustrativo de las componendas con el Kremlin, la afluencia a las urnas
llegó a 83 por ciento, con lo cual su gobernador, Román Abramóvich,
seguramente podrá seguir viajando los fines de semana a Londres
para ver jugar al Chelsea, equipo de futbol que compró con sus ahorros
de magnate petrolero.
Como se les ordenó desde Moscú, los caciques
aseguraron rebasar el mínimo requerido de participación
y, algunos, también aportaron una significativa cantidad de votos
al total atribuido a Putin.
En las repúblicas caucásicas rusas, la votación
en favor de Putin, presuntamente, superó 95 por ciento, igual que
en las repúblicas musulmanas como Tatarstán o Bashkortostán,
con gobernantes que poco les falta para adquirir el estatus de vitalicios,
que tienen ya algunos de sus colegas centroasiáticos.
|