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México D.F. Lunes 15 de marzo de 2004
Lavapiés, barrio de la diversidad que
concentra a migrantes en la capital española
Teme la comunidad árabe en Madrid oleada de
xenofobia tras detenciones
JENARO VILLAMIL ENVIADO
Madrid,
14 de marzo. Un día después que el Ministerio del Interior
español apuntó sus baterías contra un grupo de cinco
detenidos, tres de origen marroquí y dos indios, presuntamente vinculados
a una célula de Al Qaeda, detenidos en el barrio de Lavapiés,
existe preocupación de la comunidad de origen árabe por el
previsible brote de racismo y xenofobia inducido desde el gobierno español,
así como por la persecución policiaca que se ha originado
en este sitio, enclave multicultural y diverso donde conviven, entre otros,
migrantes de Marruecos, India, Bangladesh, Cuba, Ecuador, Perú,
China, Sudán y Argelia.
Ghanés Al Muamar, presidente de la Asociación
Cultural Islámica, agrupación de origen iraquí, subraya
que a raíz de los atentados "existe el riesgo de que no se distinga
quién es quién y que nos metan a todos en el mismo saco".
Aclara que ellos no son fundamentalistas y que el día de los atentados
emitieron un comunicado en el que condenan abiertamente "cualquier acto
de violencia, venga de donde venga".
Explica que esta asociación, ubicada entre el barrio
de Lavapiés y Embajadores, en la calle Peña de Francia, aglutina
a entre 130 y 140 personas cuya migración "es más de origen
político que migratorio", y casi todos son de procedencia iraquí.
Existe desde hace seis años y cuentan con registro en el Ministerio
del Interior. Algunos miembros se han quejado por la nada velada persecución
policiaca. "Desde antes nosotros nos opusimos a la vía bélica
contra Irak, pero siempre hemos estado dispuestos a colaborar en nuestro
ámbito contra cualquier forma de violencia", indicó Al Muamar
a La Jornada.
A las puertas de la asociación se lee la "repulsa"
y "nuestro más sincero pésame y condolencia a las familias
de las víctimas, a todo el pueblo español, a sus autoridades
y a la corona de España".
El escrito señala que "la comunidad iraquí,
cuyo país vive fustigado por estas barbaridades, sufre las consecuencias
de tales acciones en carne propia, conoce bien el dolor, el sufrimiento
y la injusticia de los criminales: por ello expresa su convencimiento de
que el terrorismo es el mismo en cualquier lugar del mundo y que la gente
de bien tiene que luchar unida para acabar con esta lacra, y la vamos a
derrotar y la victoria será nuestra.
"Los enemigos de la vida, de la humanidad, de la paz y
de la democracia, que cometen tales crímenes, nunca podrán
llegar a su meta final, mientras nuestros pueblos estén unidos contra
la barbarie", subrayan.
Imágenes de Lavapiés
Este barrio de larga tradición de lucha e historia
bohemia se ha convertido en auténtica Babel madrileña. En
su pequeña plaza conviven jóvenes peruanos, ecuatorianos,
paquistaníes, cubanos, marroquíes y sudaneses, principalmente.
Es un cruce de caminos entre el barrio gay de Chueca, el elegante de La
Latina, a unos metros de la Plaza del Sol y frente a Tirso de Molina, la
zona inmortalizada en las canciones de Joaquín Sabina.
Desde hace unos cinco años se ha convertido en
el barrio multiétnico más importante de Madrid, pero también
ahí tienen su centro de acción los grupos más importantes
de simpatizantes españoles del movimiento zapatista mexicano y en
la mayoría de los balcones y comercios se pueden leer consignas
en contra de la guerra a Irak.
A la salida de la estación del Metro del mismo
nombre se lee un enorme cartel escrito en árabe que dice "No al
terrorismo". Los árabes o "moros" de Lavapiés -como ellos
orgullosamente se califican- están preocupados porque desde una
noche anterior se realizaron redadas en los sitios donde venden teléfonos
celulares y locutorios, es decir, los sitios donde se realizan llamadas
de larga distancia. Uno de los locutorios cerrados en las redadas
fue el Nuevo Siglo, en la calle Tribulete y Mesón de Dineros. Según
la televisión, ahí está la pista de un teléfono
celular encontrado en una de las "mochilas bombas" que pudo ser desactivada
tras fallar su dispositivo.
Pese a ubicarse más cerca de la Puerta de Toledo
y de Tirso de Molina, las autoridades señalan el locutorio
Nuevo Siglo como parte de Lavapiés, como si de esta forma se estigmatizara
no sólo un barrio reconocido por su diversidad y su adscripción
de izquierdas, sino también a todos los árabes que allí
viven.
Ayad, dueño del Café Babilonia, sitio de
reunión árabe y especialmente marroquí, reflexiona:
"Si comienza a faltar información, los españoles van a comenzar
a ver a todos los árabes iguales, como si fuéramos terroristas.
Sólo sé que aquí he vivido tranquilo y mi apuesta
es vivir pacíficamente".
Durante la mañana, por lo menos cinco televisoras
europeas, como la belga RTBF, presentan reportajes y entrevistas en las
calles de Lavapiés para tomar el pulso de los migrantes. La desconfianza
frente a las cámaras es patente. El temor frente a la intolerancia
y el odio racial es el otro rostro que las bombas en Madrid han sembrado
en esta ciudad.
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