México D.F. Miércoles 10 de marzo de 2004
El Nobel Imre Kertész presentó
en Madrid su reciente novela Liquidación
''Mirar de frente lo que hemos hecho, allí comienza
la verdadera libertad''
Sólo una escritura de ''prosa atonal'' puede
reflejar la historia de la civilización, consideró
Reconoció que a veces ''la literatura puede convertirse
en un campo de concentración''
ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL
Madrid, 9 de marzo. El escritor Imre Kertész,
Nobel de Literatura 2002, considera que ''la situación del mundo
es tan caótica" que sólo una escritura de ''prosa atonal"
puede reflejar la historia de la civilización.
Con su nueva novela, Liquidación (Alfaguara-Círculo
de Lectores), presentada hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid,
el escritor húngaro se sumerge de nuevo en el ''pasado más
sombrío y el presente más titubeante de la Europa contemporánea".
La
biografía del novelista, dramaturgo, periodista y traductor húngaro
es un reflejo de los hechos más dramáticos y escabrosos del
siglo pasado.
Imre Kértesz nació en Budapest en 1929;
cuando tenía 15 años fue detenido por las milicias fascistas
alemanas y enviado al campo de concentración de Auschwitz, de donde
sería trasladado meses después a otro centro de exterminio
en Buchenwald.
En 1945, con la derrota del Tercer Reich en la Segunda
Guerra Mundial, Kertész fue liberado y repatriado a Hungría,
donde se había instaurado un régimen comunista bajo los preceptos
''del estalinismo totalitario", explicó el escritor.
Caos vs armonía
El Holocausto judío y las condiciones infrahumanas
a las que el escritor fue sometido en los campos de concentración
nazis son el tema central de sus principales obras literarias, reflexión
que culmina con Liquidación, a la que preceden tres novelas
esenciales en su quehacer literario: Sin destino (1975), Fiasco
(1988) y Kaddish por el hijo no nacido (1990).
La nueva novela de Imre Kertész es la primera que
publica después de que en 2002 fue galardonado con el Nobel; allí
decidió utilizar un ''lenguaje atonal" que inventó desde
su primera obra, ya que, explicó en multitudinaria rueda de prensa,
''es un lenguaje musical que refleja la composición de la historia
del siglo XX, que se caracteriza por la ausencia del bajo continuo y en
el que están presentes todas las voces, pues todas ellas son un
valor, ya que si estuviera haciendo una prosa tonal creo que no estaría
de acuerdo con la verdad, pues la situación del mundo es tan caótica
que confirma que no podemos vivir armónicamente".
Novela sin punto final
Kertész recupera en su nueva novela los principales
géneros literarios que cultiva: la narrativa, el ensayo, el teatro
y la poesía, al tiempo que propone una estructura en la que se entrelazan
las historias y visiones de todos los personajes, algunos de ellos antagónicos.
El escritor explicó que todos ellos asumen ''una
liquidación del pasado, pero cada uno a su manera, por lo que la
historia queda abierta, ya que ni siquiera hay un punto al final de la
novela.
''Creo que todos los pueblos tienen que hacer una liquidación
con su pasado, que no es otra cosa que mirar de frente a lo que nosotros
hemos hecho. Ahí empieza la verdadera libertad."
Kertész reconoció que en ocasiones ''la
literatura también puede convertirse en un campo de concentración".
Eso fue lo que ocurrió, según el narrador,
en otros escritores judíos que no soportaron los recuerdos del Holocausto
y las penurias de los campos de concentración y optaron por el suicidio,
como Primo Levy.
Al respecto, el Nobel señaló que ''para
sobrevivir a los regímenes totalitarios es imprescindible no convertirse
en víctimas del seductor-conformismo, ya que todas las dictaduras,
en todas sus formas, son peligrosas y una distorsión de la naturaleza
humana".
Otras obras de Imre Kertész son la siguientes:
Yo, otro, Un instante de silencio en el paredón, Crónica
de un cambio, así como traducciones de diversos escritores y
filósofos, entre ellos Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche, Elias
Canetti y Joseph Roth.
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