México D.F. Miércoles 10 de marzo de 2004
Alejandro Nadal
Leyendas urbanas: la guerra de los videos
La guerra de los videos no comenzó la semana pasada. ƑSe acuerdan de la lucha a muerte entre Betamax y VHS? Estaban en juego miles de millones de dólares; los formatos eran incompatibles y los consumidores tenían que decidir con cuál quedarse.
Hay un límite físico a la velocidad de una cinta magnética al pasar por las cabezas de lectura y grabación de una video-casetera. En 1973 Sony desarrolló su sistema Betamax, que superaba ese cuello de botella para grabar imágenes en cinta magnética. Los ingenieros del gigante japonés pudieron diseñar una cabeza que giraba con la cinta y podía grabar información rápidamente. La cabeza mantenía contacto con la cinta en un ángulo, alcanzando coeficientes de desempeño superiores a los de otros sistemas usados en la industria y la investigación.
Aunque a la vanguardia, Sony no estaba sola: en 1973 varias empresas japonesas planeaban entrar al mercado de los sistemas caseros de video. Por eso, cuando Sony propuso a JVC y a Matsushita una asociación y un contrato de licencia para comenzar a producir su flamante Betamax, ambas declinaron la oferta. Sony tomó la delantera y durante un tiempo se mantuvo como único proveedor. A pesar de que sólo se podía grabar durante una hora, vendió más de 50 mil caseteras en Estados Unidos. Para 1976 Beta era sinónimo de videocasetera.
Pero ese año irrumpió en el mercado la casetera formato VHS, capaz de grabar durante dos horas. En 1977 un consorcio de cinco empresas japonesas liderado por JVC comenzó la producción a gran escala. Para enfrentar esta amenaza, Sony se alió con Zenith y Matsushita respondió asociándose con el consorcio RCA para producir otra casetera VHS (incompatible con la de JVC) que podía grabar tres horas.
La producción en gran escala permitió desencadenar la guerra de precios. Entre 1978 y 1980 los precios unitarios de las caseteras cayeron entre 200 y 300 dólares. Para 1978 la redistribución de parcelas de mercado ya era notable: Sony sólo tenía 20 por ciento contra 36 por ciento de RCA-Matsushita.
Y aquí comienza la leyenda. Se dice que el formato Betamax era superior al VHS en nitidez de imagen, rapidez para grabar y hasta sonido. Aún hoy los fanáticos de Betamax juran que era mejor. Pero en 1987 Sony aceptó su derrota y anunció la terminación de la línea Betamax; el año siguiente comenzó a producir caseteras VHS.
La guerra de formatos de video es un interesante ejemplo de cómo el mercado comete errores al seleccionar productos y procesos deficientes desde el punto de vista tecnológico. El caso es importante, porque lo mismo sucede con productos que son un desastre ambiental o para la salud.
Pero si Betamax era mejor, Ƒpor qué salió expulsada del mercado? La leyenda dice que en un momento clave de la guerra los fabricantes de VHS promovieron (o por lo menos, no desalentaron) la producción y distribución de pornografía, aprovechando las características de sus grabadoras. Eso incrementó sus ventas y, entre más aumentaban, más cintas de ese formato aparecían en las tiendas de renta de películas, fortaleciendo en un proceso circular y acumulativo las ventas de caseteras formato VHS.
Este tipo de procesos ha sido estudiado con una serie de modelos llamados ''sendero dependientes''. En ellos, el punto de llegada depende del sendero recorrido y es la suerte, o factores casi insignificantes, lo que determina de manera aleatoria la ruta seguida. En la guerra de los formatos la estrategia de distribuir pornografía llevó a la configuración actual del mercado, con 99.9 por ciento para VHS, y los fanáticos de Betamax convertidos en una especie condenada a tirar su vieja casetera o a pelear por las últimas cintas de ese formato en Tepito.
Existe una desgastada analogía: al comprar una mercancía, los consumidores emiten un voto en el mercado, que es un sistema de elecciones con sufragio universal. Pero eso es una falacia: en el mercado un agente puede tener miles de millones de votos, mientras en materia electoral rige (en teoría, claro) la regla de ''una persona, un voto''.
En la guerra de los videos de marzo se exhibe otro capítulo del amasiato entre partidos y poder de compra (o poder a secas). Como en la lucha de los formatos, la distribución de imágenes de pornografía, en este caso política, será decisiva en la repartición de parcelas de mercado. Por cierto, la cloaca está de ambos lados de la cámara.
ƑQué más dicen las imágenes? Las reglas las escriben los que se han apoderado del Estado y del poder económico. Los demás estamos condenados a sufrirlas. En rebeldía, podríamos pedirle a Shakespeare que modificara la advertencia del adivino a Julio César: ''šGuárdate de los videos de marzo!'' También podemos tirar la vieja Betamax, junto con el mito del mercado libre y la democracia.
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