México D.F. Domingo 7 de marzo de 2004
ENTREVISTA /JEANNETTE
BAUTISTA, INVESTIGADORA ESPECIAL DE AI PARA AMERICA LATINA
Fox debe aplicar en casa lo que presume en el extranjero
IMPOSTERGABLE, HACER LLEGAR LA JUSTICIA A CIUDAD JUAREZ
Militares de Colombia secuestraron, torturaron y asesinaron
a la hermana de Jeannette Bautista en 1987. Desde entonces libra una ardua
batalla en defensa de los derechos humanos en todo el mundo
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
La colombiana Jeannette Bautista ha dedicado los pasados
tres años de su vida a investigar los asesinatos de mujeres en Ciudad
Juárez. Sabe de esta tragedia no sólo por su trabajo en Amnistía
Internacional (AI), sino también porque desde 1987 ha librado una
larga batalla en busca de castigo a los militares que secuestraron, torturaron
y asesinaron a su hermana, Nidya Erika Bautista, supuesta integrante del
grupo guerrillero M-19.
Esta
historia dio pie a 16 años de trayectoria como defensora de derechos
humanos. Con su larga experiencia y dedicación al tema de Ciudad
Juárez, la investigadora especial para América Latina de
AI advierte que la voluntad política que asegura tener el gobierno
de Vicente Fox se desdice cuando deja fuera de las indagaciones y de las
estadísticas los asesinatos de mujeres en la ciudad de Chihuahua
y no asigna recursos a la comisionada Guadalupe Morfín.
Considera que el hecho de que no se busque a las desaparecidas
a pesar de que hay indicios de dónde se podrían encontrar,
es un problema grave, porque se trata de mexicanas que se han vuelto "invisibles.
Mientras no se busque a las desaparecidas las acciones recientes sólo
serán para la fotografía y eso es absolutamente insuficiente
e inaceptable", dice.
Lo que detonó su militancia en esta causa fue el
homicidio de Nidya Erika Bautista la tarde del 30 de agosto de 1987 y que
se ha convertido en uno de los casos paradigmáticos de la impunidad
en América Latina. En 1987 el cuerpo de su hermana fue encontrado
en una zona rural de Colombia. El coronel Alvaro Hernán Velandia
Hurtado fue declarado culpable del asesinato, pero quedó exonerado
de todo castigo porque no fue notificado a tiempo.
A partir de esta experiencia personal, esta mujer menuda
y de grandes ojos ha ocupado la presidencia de la Federación Latinoamericana
de Familiares de Desaparecidos y ha trabajado con familiares de víctimas
de violaciones de derechos humanos en países como Argelia y Filipinas.
A unas horas de la presentación de un nuevo informe
de Amnistía Internacional sobre los asesinatos de mujeres en Ciudad
Juárez -el cual ya fue entregado al Presidente de la República-
aborda en entrevista las conclusiones del mismo y las particularidades
de la violencia contra la mujer en México, un fenómeno que,
expresa con preocupación, se extiende a Guatemala y que próximamente
va a investigar.
-Cuando se hizo cargo de la investigación, ¿cómo
se sintió al conocer con detalle los expedientes?
-Mi primer sentimiento fue de mucha indignación
por el tratamiento poco digno que las autoridades del estado daban a las
familias y a las mismas víctimas. Eso me golpeó mucho humanamente
y profesionalmente. Nunca imaginé que tal brutalidad pudiera ser
posible en la mente de unos hombres y mucho menos que pudiera pasar con
tanta impunidad y tanta indiferencia de parte de las autoridades. Me parecía
terrible que la sociedad en conjunto no asumiera como parte suya este problema
y que dejara solas a las familias y a las mujeres en un contexto de frontera,
donde la pobreza y deshumanización es muy palpable, donde el desierto
se confunde con las casas de cartón donde viven las madres que luchan
por sus hijas desaparecidas o asesinadas o en que viven las trabajadoras
de la maquila. Que en medio de tanta riqueza como produce la maquila hubiera
tanta pobreza y tanta deshumanización.
-Usted ha trabajado la violencia contra la mujer en diversos
países. ¿Cuáles son las particularidad en México?
-La impunidad es una marca particular de los asesinatos
de mujeres en Ciudad Juárez. Hay cientos de casos parecidos en Guatemala,
pero son de reciente data, de dos años para acá. Pareciera
que en Centroamérica hay un patrón en el que actúa
bastante el crimen organizado, pero amparado en la impunidad de la no actuación
del Estado.
"También el hecho de que no se vea la violencia
intrafamiliar como un delito. Es muy grave que solamente se valoren los
homicidios con violencia sexual y se menosprecie el resto. De acuerdo con
las autoridades mexicanas, son nueve las mujeres asesinadas en 2003 y se
olvidan de las otras 30 o 40 mujeres que murieron en manos de sus esposos,
novios o los miles de casos de denuncias de violencia intrafamiliar, de
abuso sexual, de incesto. Todas esas realidades las desconocen olímpicamente
y eso es muy característico."
-¿Qué ocurre con las autoridades que están
a cargo de las indagaciones?
-Tienen un patrón sociocultural en que leen la
violencia contra la mujer desde un punto de vista discriminatorio. No consideran
como violencia contra la mujer la violencia intrafamiliar y otros tipos,
como el acoso sexual o el abuso. Y los mecanismos que han creado, como
las fiscalías especializadas, mixta y federal, no tienen un mandato
claro sobre la integralidad de las formas de violencia contra la mujer:
siempre se restringe a los homicidios con violencia sexual que es la punta
del iceberg, pero no es todo el problema.
-¿Estos diez años de impunidad qué
nos reflejan en cuanto a la voluntad política de las distintas administraciones
estatales y federales?
-Hasta agosto de 2003 la ausencia de acciones reveló
una indiferencia y una falta de voluntad política y de voluntad
de justicia total por parte de las autoridades estatales y federales. A
partir de la presión de la comunidad internacional, incluida Amnistía
Internacional, del trabajo de las familias, de la denuncia de las organizaciones
de mujeres en el ámbito local, el gobierno del presidente Vicente
Fox ha tomado una actitud más abierta y ha creado mecanismos que
dan buenas señas y algo de esperanza de que las cosas cambiarán.
Pero el hecho de dejar por fuera a Chihuahua desdice esa voluntad política
que realmente se dice tener para reconocer explícitamente que existe
un patrón grave de violencia contra la mujer en el estado de Chihuahua.
"La voluntad política solamente se podrá
ver cuando asignen recursos a la comisionada Morfín y un mandato
fuerte de diagnóstico de lo que ha pasado con las políticas
públicas y con los casos concretos. Cuando se ordene la revisión
judicial de los procesos en los que ha habido denuncias de tortura, de
procedimientos viciosos que anulan los procesos y cuando se resuelva la
situación jurídica a las personas que se encuentran detenidas
sin pruebas en su contra, ese día podremos hablar que hay una voluntad
política real. Mientras tanto somos pesimistas al respecto."
-¿Considera que ha habido avances en esta administración?
-Hemos visto avances en la creación de mecanismos,
fundamentalmente la comisionada, las fiscalías federal y mixta,
la aceptación de ayuda de la Oficina Federal de Investigaciones
de Estados Unidos en algunos casos, pero el hecho que nos preocupa es que
no se busque a las desaparecidas. Están en el limbo, porque la desaparición
de personas no es considerada un delito en el estado. No son ni muertas
ni vivas.
-¿Qué respuesta esperan del presidente Fox?
-Esperamos que el Presidente examine con cuidado el informe
y se tome muy en serio tanto las apreciaciones que hacemos, así
como las recomendaciones, empezando por incorporar a las mujeres asesinadas
en Juárez y Chihuahua como parte de las políticas y mecanismos,
y siguiendo por incorporar a las desaparecidas como sujetos de derechos
humanos. Está contemplado en los tratados internacionales que él
ha promovido y ha impulsado a escala de la comunidad internacional. Le
pedimos que los aplique en casa.
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