México D.F. Sábado 6 de marzo de 2004
Exigen detener el avance de esos planes mientras
no se realicen estudios ambientales
Afectarían plantas gaseras a Tijuana, Rosarito
y Ensenada, advierten ciudados
Acuerdan legisladores de 16 estados buscar que se determinen
los impactos sociales
ANTONIO HERAS SANCHEZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
Mexicali, BC, 5 de marzo. "No queremos que se dañe
un ecosistema que tiene el reconocimiento a nivel internacional. Estamos
cansados de la tanda de mentiras de las autoridades, porque de manera irreversible
se dañará nuestra zona costera".
Las palabras de Olga Leticia Martínez, habitante
del fraccionamiento Playas de Tijuana y coordinadora estatal del comité
ciudadano contra las plantas multinacionales de regasificación y
generación de energía eléctrica en Baja California
tienen una gran carga de advertencia sobre las consecuencias que tendría
la instalación de al menos tres de estas plantas de almacenamiento
de gas natural líquido en Tijuana, Rosarito y Ensenada.
No sólo este comité ciudadano se opone a
la instalación de los proyectos de las empresas Chevron Texaco,
Marathon Oil y Sempra Energy.
La
Declaración de Guadalupe, que resultó del quinto Encuentro
Nacional de Legisladores en Materia Ambiental -el cual se efectuó
en Tijuana y Mexicali-, apuntala la necesidad de atender la demanda de
habitantes de la entidad "para detener el avance de plantas de recibimiento,
almacenamiento y distribución de gas LP, gas natural y gasoductos,
mientras no se realicen los estudios ambientales correspondientes".
En una crítica a la actuación de la Comisión
Reguladora de Energía sobre la autorización de permisos,
legisladores de 16 entidades federativas acordaron buscar que se determinen
"los reales impactos sociales derivados de las decisiones gubernamentales,
además de procurar un debate amplio nacional, en donde se refleje
la participación ciudadana".
La líder del comité ciudadano se refiere
también a la urgente necesidad de tomar en cuenta a la población
que sería afectada porque considera que, en este caso, se trata
del interés de empresas extranjeras, independientemente si son de
Estados Unidos o Canadá, por posesionarse del territorio nacional.
Y es que se trata de concesionar parte del territorio nacional por 30 años,
plazo que puede extenderse por dos décadas más.
Estas concesiones tienen una segunda fase que se centra
en la construcción de plantas de energía nuclear, señalan
datos de este organismo no gubernamental.
"Es un asunto de carácter nacional porque no sólo
se trata de la contaminación que trae su instalación, sino
también de cuestiones de soberanía nacional", afirmó
a La Jornada.
Olga Leticia Martínez coincide con el historiador
Miguel León Portilla cuando asegura que en toda la historia de México
existen 20 intentos de Estados Unidos de apoderarse de Baja California,
"y ésta es una de ellas".
La lucha ciudadana, advierte, se realiza "para dignificar
nuestro territorio y defender una área privilegiada ecológicamente
y que cuenta con zonas totalmente vírgenes, para que ellos (en este
caso, los estadunidenses) protejan y salven sus costas".
Hasta el momento, la Comisión Reguladora de Energía
(CRE) autorizó los permisos para que Sempra Energy, Chevron Texaco
y Marathon Oil instalen centros de almacenaje en esta frontera, aunque
la presión ciudadana ha permitido que se suspendan los trabajos
de construcción, al menos temporalmente.
La CRE es una dependencia gubernamental que apostó
por el impulso de gas natural como una opción energética
para el desarrollo de infraestructura industrial en el país. En
1995, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, se modificó el artículo
27 constitucional para permitir la participación de capital privado
en la distribución, transporte y comercialización del gas
natural.
Con una inversión de 5 mil millones de dólares,
la primera concesión se otorgó a la alianza formada por las
empresas San Diego Gas & Electric, de San Diego; Pacific Enterprises
International, de Los Angeles, y Próxima Gas, de Mexicali, para
distribuir gas natural en la capital de Baja California en los sectores
industrial, comercial y habitacional.
Después las empresas californianas se fusionaron
para crear Enova y posteriormente Sempra Energy, corporativo que ocupa
el tercer sitio en generación de energía eléctrica
y distribución de gas natural en Estados Unidos.
En agosto de 1996, Ernesto Zedillo inauguró el
sistema de distribución de gas natural en Mexicali, a través
de un gasoducto que proviene de San Diego -vía Imperial Valley-
que resintió una sola manifestación de descontento en una
colonia popular.
A ocho años de distancia, la empresa Ecogas-Mexicali,
subsidiaria de Sempra, incumplió la meta de distribuir el energético
a 5 mil usuarios, además que recibió el rechazo del sector
industrial pues abandonó temporalmente el consumo de gas natural
por la fluctuación de precios.
Actualmente, el costo del servicio se duplicó al
incorporar en el recibo el concepto "distribución por comercialización",
que se refiere a los proyectos de expansión del corporativo estadunidense.
Más que aplicar una sanción por incumplimiento, lo peor del
caso es que la CRE autorizó este concepto que afecta a los consumidores
de gas natural.
A raíz de 1998, las protestas de colonos y ecologistas
crecieron en la entidad porque advertían los riesgos que representaba
la construcción de gasoductos en su territorio.
|