México D.F. Viernes 5 de marzo de 2004
Jean Claude Duvalier pidió un pasaporte diplomático
"No puedo decir cuándo volveré a Haití, pero será pronto": Baby Doc
BLANCHE PETRICH
El centro nocturno Tropical Reflections, en Brooklin, fue escenario de una recepción de haitianos, el 10 de septiembre del año pasado. Cerca de cien seguidores de Jean Claude Duvalier, Baby Doc, se congregaron pa-ra escuchar a su presidente vitalicio en una teleconferencia desde Francia, y para animarlo a retornar al poder, en Haití.
Duvalier prometió hacerlo, por vía electoral si fuera posible, o por otros medios, si las cosas se complicaban.
Meses antes, en diciembre del 2002, recibió a una periodista de la cadena estadunidense CBS, en la segunda entrevista concedida en 15 años. Desde un hotel parisino, dijo ante las cámaras que había decidido romper el silencio, "porque es hora de dar explicaciones". Pero no dio ninguna.
Sí anunció, en cambio, que sentía el llamado del deber, "de regresar a mi país y participar en su reconstrucción", porque desde su exilio dorado en Francia, donde lleva ya 16 años, "escucho el llanto de mi pueblo, que sufre tanto. No lo soporto, es ofensivo".
Este hombre que de joven nunca logró terminar sus estudios de derecho que le impartían en clases privadas los más prominentes constitucionalistas, en la residencia presidencial de Papa Doc; que asumió la presidencia vitalicia heredada de su pa-dre a los 18 años, en 1971, y que gobernó con brutalidad y corrupción, como su pa-dre, hasta su derrocamiento en febrero de 1986, preveía la caída del odiado presidente populista Jean Bertrand Aristide.
"No se va a poder sostener", auguró. Des-de entonces los duvalieristas han trabajado en la sombra para lograr ese objetivo.
Esa tarde, en Brooklin, el acto fue organizado por el Centro Haitiano para el Desarrollo Económico y Social, organización del exilio duvalierista.
Incluyó entre los invitados a Lionel Sterling, embajador en Nueva York del Frente Revolucionario para el Avance y el Progreso de Haití, escuadrón de la muerte que dirige el nuevo hombre fuerte de Haití, Jodel Chamblain, número dos de los insurrectos.
"No podemos decir cuándo volveremos, pero será pronto", dijo en esa ocasión Sterling. En cinco meses los duvalieristas cumplirían su promesa, Ƒo amenaza?
En la reunión, que además del brindis y la teleconferencia desde París incluyó una mesa redonda, había intelectuales que se reivindicaban como la "generación que creció bajo los Duvalier", quienes se dicen "en vías de recobrar su dignidad".
Pero había, sobre todo, jefes de los temidos tonton macoutes de la más pura cepa, como Roger Lafontant, y su segundo, Mirabeau Petit-Homme, quienes gritaban: "šDu-valier o muerte!"
Todo iba bien en la velada hasta que descubrieron en el acto a un reportero de la agencia Haití Progress, a quien pretendieron quitarle el rollo de su cámara fotográfica, como en los viejos tiempos. Pero no era el lugar ni el momento.
No es fácil determinar si a 18 años de la caída de Baby Doc, que parece haber dilapidado en la Costa Azul los 120 millones de dólares de las arcas del Estado con los que huyó a París -no a Centroáfrica-, este sector tendrá fuerza para disputarle el territorio a los neoduvalieristas que hoy parecen do-minar la situación, pero sí es un reflejo del ánimo de revancha que los alimenta y que sin duda los alentará a aprovechar la nueva crisis política para intentar su sueño: regresar a Baby Doc a Palacio Nacional.
El martes anterior dieron otro paso en ese sentido, cuando Jean Claude Duvalier pidió, desde París, un pasaporte diplomático.
|