México D.F. Martes 2 de marzo de 2004
Mañana inaugura exposición pictórica
en la galería de Casa Lamm
Vuelve Edurne Esponda a los colores y paisajes de Oaxaca
Más allá del acercamiento intelectual,
su interés es incursionar en el ámbito de las sensaciones
La primera palabra que leí de pequeña,
sin haber ido a la escuela, fue Tamayo, recuerda
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Más allá del acercamiento intelectual, lo
que interesa a la pintota Edurne Esponda, es el plano de las sensaciones,
de la percepción, en la que el espectador juegue con sus vivencias,
su experiencia, su energía.
Este miércoles la artista inaugurará su
exposición Oaxaca: los colores, los paisajes... en Casa Lamm,
integrada por una treintena de cuadros de diferente formato inspirados
en paisajes, colores y texturas de ese estado.
''Mi fuerte'', expresa Esponda en entrevista, ''es el
color. Es lo que más me gusta. Algún tiempo estuve haciendo
pintura figurativa, pero desde hace tres años comencé con
lo abstracto por la necesidad del color.
''Quiero que el color sea el que dé la forma, la
fuerza al cuadro, la sensación, la energía; y muchas veces,
cuando en una obra hay una figura, ésta distrae del color: aunque
he de aceptar que me costó más trabajo el abstracto que el
figurativo", manifiesta la pintora.
Circunstancia y significado
Edurne
Esponda, de ascendencia vasca, nació en Oaxaca en 1969 y fue ahí
donde tuvo su primer contacto con la pintura, gracias al trabajo que su
madre, Edurne Ugartechea, realizaba como promotora de arte, sobre todo
de creadores oaxaqueños.
''Desde muy pequeña siempre estuve rodeada de ellos
y viendo cuadros.
''Recuerdo que iban a la casa Rufino Tamayo y su esposa
Olga. De Tamayo me acuerdo muy bien, iba con sus guayaberas, pero de su
esposa no, porque yo era muy pequeña.
''De hecho, la primera palabra que leí, sin haber
ido a la escuela, fue 'Tamayo', porque su nombre estaba escrito en una
caja roja que tenía serigrafías.
''Obviamente de pequeña me encantaba pintar sandías
y cosas así."
Sin embargo, su educación pictórica no proviene
de la academia: ''No fui a San Carlos o Bellas Artes, pero tomé
cursos y visité sobre todo los estudios de los artistas que me platicaban
sus anécdotas, sus peripecias, las cosas buenas y malas".
Luego, Esponda estudió diseño de modas,
mundo en el que permaneció hasta hace unos años trabajando
para el diseñador Oscar de la Renta.
Recuerda: ''Lo que yo hacía era dibujar, era muy
creativo y manejaba mucho el color. Eso es lo que me gusta".
Después se dedicó de lleno a la pintura,
trabajando la mayoría del tiempo seis horas diarias que, en época
de exposición, se convierten en 14.
''No quiero decir que con mis obras estoy proponiendo
algo nuevo. Mi pintura es un abstracto apaisajado y con ella lo
que quiero, más que entrar en el campo intelectual, es hacerlo en
el campo de las sensaciones.
''Para mí las obras expuestas en Oaxaca: los
colores, los paisajes... tienen un significado de ese lugar, que es
donde crecí, pero muchas personas no han estado ahí y sin
embargo el cuadro les va a significar algo."
Tampoco pretendo confrontar al espectador; por el contrario,
quiero invitarlo a ese universo fantástico del color, que lo compartan
conmigo y eso es lo que da el trabajo abstracto. De la circunstancia depende
el significado, agrega.
Además del color -rojos intensos, amarillos, naranjas,
ocres-, otra de las características en la pintura de Edurne son
los formatos: los hay pequeños, de 23 por 31 centímetros
o de 180 por 140 centímetros, además de que no limita su
técnica, óleo directo, a la tela; busca también sus
texturas en la madera o el papel.
Sentir, no confrontar
''Disfruto al mezclar los formatos y las texturas -prosigue
Edurne Esponda-, combino la pintura con el diseño. Es la idea de
preparar una exposición como si fuera una colección de ropa
en la que engamas los colores, escoges las telas y las texturas.
Para mí es lo mismo, por eso mezclo diferentes materiales.
''En lo primero que pienso al hacer un cuadro es en el
color, cómo manejarlo, desde su textura hasta las marcas de los
diferentes óleos y materiales.
''Para mí el color es una fascinación, es
un abanico imposible de acabarse en toda una vida. Trabajé con diferentes
técnicas, pero los colores, los brillos que me da el óleo
no los pude tener con otros materiales."
En este momento ''no estoy en un periodo de confrontación,
sino de relajación, de reflexión, de diversión. No
me estoy confrontando a mí misma ni quiero que el espectador se
confronte, sino que sienta".
Oaxaca: los colores, los paisajes... se inaugurará
mañana a las 19:30 horas en Casa Lamm (avenida Alvaro Obregón
99, colonia Roma), para concluir el 2 de abril.
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