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México D.F. Domingo 29 de febrero de 2004
Una iniciativa personal se convirtió
en valiosa alternativa de tratamiento
Cientos de niños reciben equinoterapia en el
cuartel de la policía montada
Pese a las carencias, los uniformados se han ganado
el afecto de los pequeños y sus familias
MIRNA SERVIN VEGA
La iniciativa personal de una mujer se convirtió
en la sonrisa de más de 700 niños y sus familias. Desde el
nacimiento de su hija Gabriela, quien padece síndrome de Down, Rosario
Godínez está en constante búsqueda de alternativas
para aumentar la calidad de vida de la niña. Hace tres años,
Rosario solicitó al entonces titular de la Secretaría de
Seguridad Pública (SSP) local, Leonel Godoy, que le permitiera visitar
el agrupamiento de la policía montada, ya que había investigado
en Internet que el contacto con caballos podía estimular el desarrollo
cognoscitivo de su hija.
Su
esfuerzo permitió que otros niños se integraran a esa actividad,
pero hace 10 meses comenzó a funcionar de manera institucional el
programa de equinoterapia, con el apoyo de los uniformados, quienes trabajan
con infantes con distintos padecimientos, como parálisis cerebral,
déficit de atención, retraso sicomotor y lesiones cerebrales,
con resultados notables.
Rosario comenta que varios niños, además
de su hija, tuvieron contacto con los caballos como una alternativa terapéutica
en el tratamiento de sus padecimientos, pero en la actual administración,
el director de la Unidad de Policía Metropolitana a Caballo, Mario
Montaño Alcocer, facilitó los recursos de la corporación
y solicitó las autorizaciones correspondientes para poder extender
los beneficios de esta experiencia a otros niños, e inclusive a
algunos jóvenes, que también asisten a las instalaciones
ubicadas en avenida Guelatao 100, colonia Alvaro Obregón, delegación
Iztapalapa.
Al acto de presentación de avances del programa
asistió Yesenia, de tres años, a quien el retraso sicomotor
que padece no le impidió participar en la sesión de equinoterapia,
auxiliada por su papá, un joven de 23 años que se dedica
al comercio y trae a su hija desde Ciudad Nezahualcóyotl, estado
de México. Cuenta que hace un año estaba muy triste por la
enfermedad de su primogénita, pero al observar los avances de Yesenia
él también se ha recuperado.
Sin embargo, si la sesión, de una hora a la semana,
no fuera gratuita, Eduardo no podría traer a su hija. Explica que
la escuela especial a la que asiste la niña le cuesta 550 pesos
al mes, y la bolsa de leche con vitaminas que necesita, 180 pesos. Otro
caso es el de Jazmin Silva, madre soltera de Miguel Angel, quien tiene
problemas de lenguaje y déficit de atención, pero "ha mejorado
mucho aquí, ya se está quieto aunque sea un ratito y ha hecho
muchos amigos".
El director del agrupamiento detalló que estas
actividades constituyen una terapia alterna que ayuda a muchos niños
en el tratamiento de sus padecimientos. Reconoce que no han recibido suficiente
apoyo de instituciones médicas, más allá de alguna
asesoría aislada, a pesar de que muchos niños son canalizados
de esas instituciones.
Alrededor de 10 instructores atienden a más de
700 niños a la semana; son policías que han leído
libros y manuales para poder ofrecer a los niños más ejercicios
y alternativas. El cariño que los pequeños les profesan es
evidente. Los que pueden, corren tras ellos. Otros les mandan besos desde
los brazos de sus padres, o se comunican con los uniformados con señas,
a la distancia. En medio de la adversidad, ayer fue día de fiesta
para todos.
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