En el ensayo en Cuba aún no se presentan efectos secundarios adversos, aseguran

Cura contra el Alzheimer restablece el área dañada 80%, revelan expertos

El mundo todavía tiene sus reservas al respecto, dice investigadora del Ciren

ANGELES CRUZ ENVIADA

La Habana, Cuba, 25 de febrero. Hace más de un siglo que la enfermedad de Alzheimer fue descubierta y apenas se ha iniciado el camino en busca de su cura. Mark Tuszynski, investigador de la Universidad de California, Estados Unidos, expuso aquí los resultados preliminares de un ensayo clínico en humanos, a quienes mediante la terapia de factor de crecimiento neural les restableció amplias áreas del cerebro dañadas por el mal.

Sin embargo, en la presentación del trabajo durante la sesión inaugural de la segunda conferencia científica Restauración Neurológica 2004, varias incógnitas quedaron en el aire, pues debido a que la primera fase del estudio concluyó apenas en noviembre de 2003, habrá que esperar un tiempo adicional para observar los posibles efectos colaterales que ya han sido descritos en experimentos con animales.

Mientras, científicos de otros países se enfocan a la promoción del diagnóstico del Alzheimer en sus etapas iniciales, incluso cuando ni siquiera existen manifestaciones evidentes de su presencia, a fin de poder retrasar el desarrollo de la discapacidad y prolongar la esperanza de vida de los pacientes.

Tuszynski explicó, conforme al resultado de un primer estudio con roedores y primates, que el factor de crecimiento neural (procedimiento de cultivo in vitro de neuronas sustitutas) comprobó su utilidad en la prevención del daño neurológico asociado con la edad avanzada, así como en la reversión del deterioro de las células productoras de acetil-colina (neurotransmisor básico en los procesos de memoria).

Con lo anterior y una técnica para depositar las células sustitutas exactamente en el área del cerebro dañada por el Alzheimer, Tuszynski y su equipo iniciaron un ensayo clínico con ocho personas afectadas por la enfermedad en sus etapas iniciales. Hasta ahora se ha observado una recuperación de las funciones físicas, principalmente de memoria, en 80 por ciento, dijo.

Admitió, no obstante, que el uso del método conlleva el riesgo de que los pacientes sufran otras alteraciones fisiológicas, como la pérdida de peso y trastornos en la sensibilidad al dolor, ambos documentados ampliamente en algunos estudios similares, pero que "nosotros no hemos tenido hasta ahora", apuntó.

Al respecto, Caridad Ivete Fernández, investigadora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) de Cuba, comentó que hace algunos años se realizó una investigación de ese tipo en la institución, pero se detuvo cuando los científicos se enfrentaron al problema ético de decidir si los beneficios de la terapia para combatir el Alzheimer compensaban sus efectos adversos.

"El mundo todavía tiene sus reservas para pronunciarse al respecto", dijo. El panorama cambiará cuando los científicos encuentren el origen del Alzheimer, la falla genética que ya se sabe existe, para desde ahí buscar la solución.

Mientras, los esfuerzos de los expertos están centrados en el diagnóstico temprano del padecimiento, a fin de tener las mejores condiciones posibles para retrasar su desarrollo.

De acuerdo con la información difundida durante la conferencia científica que se efectúa en la isla y en la que también se presentaron los resultados de investigaciones básicas realizadas en la Universidad de Puebla, el Centro Nacional de Rehabilitación, el Instituto Nacional de Psiquiatría y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Alzheimer aparece entre los 40 y 50 años de edad. Los síntomas, que la mayoría de las ocasiones pasan desapercibidos, son la pérdida de la memoria reciente y el cambio de conducta de los afectados.

Es necesario, señaló Fernández, que las personas tengan a su alcance una evaluación clínica para determinar el deterioro cognitivo ligero y los factores que pudieran estar contribuyendo en su existencia, como son el estrés, alcoholismo, drogadicción, presiones sociales y familiares, entre otros.

Una vez que se han eliminado estos elementos, todavía 60 por ciento de los pacientes tiene altas probabilidades de desarrollar algún tipo de demencia, incluido el Alzheimer. De ahí que la terapia indicada en estos casos sea motivar la actividad física e intelectual y con ello impulsar la capacidad neuroplástica del sistema nervioso central, comentó Ivete Fernández.