México D.F. Miércoles 25 de febrero de 2004
¡Cómanse sus palabras!, gritó
a los periodistas tras vencer a su temible oponente
Muhammad Alí derrotó a Sonny Liston...
y nació una leyenda que ha durado 40 años
El fanfarrón bocazas dijo la verdad al anunciar
que ganaría, publicó el New York Times
AFP
Nueva York, 24 de febrero. "¡Cómanse
sus palabras!", gritaba el 25 de febrero de 1964 un enloquecido Classius
Clay a los periodistas tras derrotar al temible Sonny Liston en el Convention
Hall de Miami y proclamarse por primera vez campeón del mundo de
los pesos pesados, a los 22 años.
Liston
se retiró en el séptimo asalto por culpa de una lesión
en el hombro. En una crónica escrita aquella noche, el reportero
del New York Times empezaba afirmando que, "increíblemente,
el fanfarrón bocazas, jovencito insultante, decía la verdad".
Es decir, que ganaría.
Clay, que al día siguiente anunció su conversión
al Islam y su nuevo nombre, Muhammad Alí, se presentó a la
cita con un currículum en construcción (19 peleas profesionales
imbatido) en el que brillaba la medalla olímpica de oro obtenida
en 1960, en Roma.
Más que por eso, Clay, nacido en Louisville (Kentucky,
centro-este) en 1942, se hizo famoso por su locuacidad temeraria al dedicar
incontables bravatas e insultos a su contrincante, a quien llamaba "oso
feo".
Temiendo que Liston le hiciera pagar un precio muy alto
por sus palabras -según revela David Remnick en su biografía
de Alí Rey del mundo-, el entrenador de Clay había
calculado la distancia hasta todos los hospitales de los alrededores.
Sonny Liston era el campeón, tenía una buena
edad (31 años) y 36 combates profesionales a sus espaldas, entre
ellos dos victorias ante Floyd Patterson, el último de una estirpe
de boxeadores negros que, como Joe Louis y Sugar Ray Robinson, contaban
con el aprecio del público blanco.
Ni Liston ni Clay eran amados por los aficionados. El
segundo por bocazas y por coquetear con la nación del Islam y Malcolm
X; el primero por antipático y delincuente: aprendió a boxear
mientras cumplía cinco años de condena por robo.
A diferencia de Clay, nacido en una familia de clase media,
Liston se encontró a 25 hermanos y un ambiente miserable cuando
apareció en el mundo en 1932 en Arkansas (sur de Estados Unidos).
Alguien dijo de él que "empezó a morir el
día que nació". No está claro si fue víctima
de una sobredosis o lo mataron a los 38 años de edad, pero siempre
estuvo rodeado de lo peor del mundo del boxeo, como el gánster Frankie
Carbó, hijo de un catalán de Manlleu (Lérida) emigrado
al Bronx.
En la lápida de Liston, en el cementerio Paradise
Memorial Garden de Las Vegas, donde quemó sus últimos cartuchos,
está escrito "Un hombre", quizá para recordar que era eso,
además de un animal o un mal ejemplo, como todo el mundo se empeñaba
en recordarle.
La lluvia en Miami y el sentimiento general de que Liston
iba a matar a Clay en cinco minutos -las apuestas estaban siete a uno en
su favor- hicieron poco por atraer al público. Hubo 8 mil 297 entradas
vendidas de un aforo de más de 15 mil.
Entre los periodistas a quienes insultó al final
del combate estaban las primeras plumas deportivas de Estados Unidos, como
Norman Mailer.
El combate se inició con Clay bailando alrededor
de un Liston ansioso por hacerle daño. Para sorpresa general, el
aspirante esquivó los primeros puñetazos y además
le partió una ceja al campeón en el segundo asalto.
Sin embargo, al término del tercero, Alí
volvió a su rincón ciego, con un terrible escozor en los
ojos y pidiendo a gritos a su entrenador, Angelo Dundee, que arrojase la
toalla.
Puede que aplicaran linimento en los guantes de Liston
con mala intención, o que la pomada a base de hierro usada para
contenerle la hemorragia acabara en los ojos de Clay.
Lo cierto es que Dundee cambió la historia de este
deporte al obligar a su pupilo a continuar, aconsejándole que se
alejase cuanto pudiese de Liston. Alí se pasó el asalto de
un lado a otro sin ver nada y aguantando las embestidas. Y salió
indemne.
"Todo lo que hice fue darle la orden perfecta -'corre'-
y eso es lo que hizo. Corrió y afortunadamente Dios intervino",
explicó Dundee a uno de los médicos del combate, Ferdie Pacheco,
según relata éste en su libro Los mejores 12 rounds del
boxeo.
En el sexto Clay recobró la visión y contuvo
al campeón, que ya no pudo saltar a disputar el séptimo por
un dolor en el hombro.
"Esta pelea no sólo hizo campeón al futuro
Muhammad Ali: mostró al mundo la fibra moral y fuerza de carácter
del hombre. Peleando ciego contra un asesino como Liston, Clay demostró
su coraje", sentenció Pacheco.
Alí defendió su título con éxito
hasta 1967 y sólo lo perdió ante las autoridades de Estados
Unidos por negarse a combatir en Vietnam.
El 25 de mayo de 1965 Clay y Liston disputaron la revancha.
Al primer golpe -aún se discute si impactó o no- del primer
asalto Liston se fue a la lona, un KO, simulado o verdadero, del
que nunca se recuperó.
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