México D.F. Martes 24 de febrero de 2004
Da a conocer su nuevo libro, que se publicó
por entregas en La Jornada
El concepto de civilización náhuatl se
sustenta en Tollan, reitera Florescano
Se trata de la antigua Teotihuacán y no de Tula,
como se creía, asegura el historiador
México busca en el pasado muchas claves para
comprender el presente, señala
CESAR GÜEMES
Mediante sus investigaciones Enrique Florescano se encuentra
en posibilidad de afirmar que la Tollan de los textos clásicos no
es, como se creyó durante largas décadas, Tula de Hidalgo,
sino Teotihuacán.
De esta suerte, Teotihuacán es Tollan y de ahí
proviene ni más ni menos el concepto de la civilización náhuatl.
Para poner en claro esa afirmación, el historiador
da a conocer el libro Queztalcóatl y los mitos fundadores de
Mesoamérica (Taurus) que entre marzo y julio de 2003 fue publicado
por entregas en este diario.
Las bases para la nueva interpretación que propone
Florescano proviene directamente de los textos que hablan de la época
prehispánica.
''En esas crónicas -explica- siempre se refieren
al papel que jugó Tollan y lo mencionan como al reino fundador de
la cultura y a los toltecas como los representantes de la sabiduría
y la filosofía.
''Además de esos textos lo que me funciona para
la nueva propuesta son fundamentalmente las referencias que hablan del
mito de Quetzalcóatl, del gobernante y del dios creador del cosmos,
que unos llaman Ehécatl otros Ehécatl-Quetzalcóatl
y unos más simplemente Quetzalcóatl.
Divisiones en la academia
''Estudiando
los textos -prosigue Florescano- advertí que había un núcleo
fundamental que hablaba de Quetzalcóatl como creador de Tollan.
Eso está explicado en el famoso mito del Quinto sol, que conocemos
a partir de trabajos de origen náhuatl de procedencia mexica.
''Considero que esos textos fueron heredados de Tollan-Teotihuacán:
los aztecas heredaron esa tradición de sus antecesores toltecas,
como ellos mismo dicen. He llegado a la conclusión de que esa Tollan
y ese Ehécatl es el mismo a que se refiere la tradición del
quinto sol."
Para reafirmar la postura de Florescano, los actuales
estudios de textos mayas y de la arqueología zapoteca muestran,
según él mismo informa, que los reinos mayas y las élites
zapotecas consideraba también a Teotihuacán como el centro
del poder político y la cuna de la civilización.
-¿Es posible que esta interpretación se
vuelva mayoritaria?
-Entre que la terminé el año pasado y este
momento, ya la vemos como una interpretación generalizada.
''Los arqueólogos que estudian Teotihuacán
no refutaron mi tesis, por cierto, y ahora los invito a que lean el libro
que acabo de publicar.
''Además, sabemos que la academia está muy
dividida según la región y la cultura a la que los estudiosos
se aboquen. Cuando los mayistas, los especialistas en la cultura náhuatl
y el resto de la academia vean la interpretación global que expongo,
se darán cuenta que está fundada en un estudio comparativo
de la cultura mesoamericana. Aunque sé que será una interpretación
polémica y desde ahora digo que me encantaría participar
en una mesa redonda para discutir las razones de mi nueva interpretación."
Pueblo memorioso
Como asevera Florescano, en México la historia
es uno de los géneros más leídos: ''Los mexicanos
somos un pueblo memorioso, como decía Luis González y González;
nos gusta mirar al pasado, saber de dónde venimos, cuáles
fueron nuestros ancestros, entender dónde estamos parados.
''No es sorprendente que los libros de historia tengan
una demanda considerable aun en épocas como la actual en la que
los niveles de lectura se han visto muy disminuidos.
''Si sumamos los volúmenes de historia local, regional,
estatal y federal, sin duda rebasamos la cifra de los ejemplares que se
imprimen en el país en el rubro de literatura. Eso quiere decir
que México está interesado en su vida pasada, porque sabe
como país que ahí están muchas de las claves para
comprender el presente."
-Sabemos que algunos títulos de su autoría
se han agotado, ¿lo atribuye al mismo impulso?
-Trato de escribir con un lenguaje sencillo, directo y
narrativo, aunque con ello me aleje un poco de la forma en que se habla
en la academia. Me importa la academia, claro, porque vengo de ella, pero
no escribo sólo para investigadores o estudiosos muy especializados
de un tema; al contrario, como sé que el público se interesa
por la historia del país, la documento y la expongo de la manera
más transparente posible.
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