Luis Javier Garrido

En picada

El gobierno de los Fox no tiene ya respuesta para los mexicanos y por ello se halla inmerso en el más absoluto desconcierto.

1. La pareja presidencial ha anunciado una vez más, como era de esperarse, que para enfrentar el creciente descontento popular por sus políticas equivocadas y el abandono creciente del titular del Ejecutivo de sus responsabilidades, no va a cambiar de rumbo, sino a impulsar una nueva campaña de propaganda en los medios (Milenio, 17 de febrero) que será la más importante en lo que va de este gobierno, y como se empieza a ver va a ser sin la menor dignidad.

2. La decisión no sorprende, ya que se da en el contexto de mayor descrédito de un gobierno que ha ido en picada desde que tomó posesión, y que se ha ido agravando en los días anteriores por las crecientes oleadas de protesta popular, el deterioro social, la pérdida de poder adquisitivo del peso, la cancelación de prestaciones en salud, educación y seguridad social para la mayoría de los mexicanos y el creciente desempleo, confirmado todo ello por el anuncio de que con Fox el país ha tenido el avance económico más bajo en más de medio siglo, pues ha sido de 1.9 por ciento en tres años (La Jornada, 18 de febrero), con lo que su gestión sólo sería equiparable, por lo desastrosa, con la de Pascual Ortiz Rubio (1930-1932).

3. Los escándalos políticos y financieros de la pareja presidencial, marcados por la divulgación internacional de los actos de presunta (y probable) corrupción de Marta Sahagún con tal de alcanzar la candidatura presidencial, el desprecio al repudio popular de que son objeto y su reciente enfrentamiento con el PAN, no han logrado ocultar los otros escándalos del gobierno: desde la entrega total del sector bancario y del crédito al capital trasnacional hasta la creciente militarización de Chiapas. Y frente al malestar que esto provoca no hay más que desprecio de parte del gobierno.

4. El deceso del ex presidente José Ló-pez Portillo (17 de febrero) ha dado lugar a que se inicie esa torpe campaña oficial, apoyada por sectores empresariales, y que ha buscado vituperar su gestión y descalificar de nuevo a todos los regímenes priístas, con la pretensión de apuntalar una vez más el eslogan propagandístico de que en México "ya todo cambió", cuando los hechos señalan precisamente lo contrario: que buena parte de los vicios del priísmo en el ejercicio del poder se han mantenido y exacerbado en los tres años del desastroso gobierno de Vicente Fox, que está tan marcado por sus políticas antinacionales y antipopulares, por sus continuas violaciones a la Constitución General de la República y por la ineptitud, la venalidad y la corrupción en el ejercicio del poder, tanto o más que lo estuvieron sus predecesores inmediatos -De la Madrid, Salinas y Zedillo- con los que tanto se identifica por compartir la misma ideología neoliberal y responder a los mismos intereses económicos.

5. Los hechos, sin embargo, son muy claros y a nadie puede ocultarse que el odio enfermizo de Vicente Fox y el encono de algunos sectores del gran capital hacia López Portillo no proviene de su gestión, que fue la de un gobernante de derecha, sino de un hecho preciso: la nacionalización de la banca privada del país, decretada al terminar el último año de su gobierno, el primero de septiembre de 1982, y que ha sido el golpe más duro asestado en nuestra historia contra los dueños del capital financiero y responsables de la crisis de 1982: los saqueadores del país de entonces, muchos de los cuales siguen siendo quienes usufructúan las riquezas del México de hoy.

6. La nacionalización de la banca de 1982 marcó un parteaguas en la vida moderna de México, pues mostró los límites de los gobiernos posrevolucionarios, que no pudieron sustentar un Estado nacional suficientemente fuerte ante los embates del capital en la era neoliberal. El propio Fox, que en su insignificancia moral y política quiso manifestar su fanatismo neoliberal no asistiendo al velorio de López Portillo, afirma en su libro autobiográfico Fox a Los Pinos (Océano, 1982) que como representante de Coca- Cola sostuvo reuniones con el entonces presidente, siempre "en un plan de conflicto", y reconoce que este hecho determinó a múltiples empresarios a lanzarse a la política, pues sentían que el sector empresarial se hallaba debilitado.

7. La sincronía de Televisa, Tv Azteca y Radio Red para denostar a López Portillo, culpándolo de la crisis económico que generaron los empresarios saqueadores de capitales, no es, por lo mismo, más que un signo de la prepotencia del poder actual y de su afán neoliberal de querer rescribir la historia.

8. La recomposición del sistema político mexicano no se inicia con la reforma política de 1977-1978 de López Portillo, como pretende una versión oficial de nuestra historia, por muy trascendente que ésta haya sido, pues a fin de cuentas sólo fue un paso adelante en la búsqueda de una nueva legitimación del poder político. Tiene su origen en esa movilización de empresarios del centro y del norte del país tras la nacionalización bancaria de 1982, que se lanzaron entonces abiertamente a la conquista del poder político apoyados desde Washington, con la pretensión de que en el futuro los presidentes mexicanos no tuvieran discrecionalidad alguna para tomar tales medidas, y anticipando lo que iba a ser el modelo político neoliberal (en el que las decisiones políticas las deben tomar las empresas multinacionales) montándose sobre un proceso social que a fin de cuentas no iba a ser de transición "democrática" alguna, sino de recomposición del poder.

9. El escenario de hoy no es muy distinto por ello del que existía durante los gobiernos de De la Madrid, de Salinas y de Zedillo, y es el de un pueblo defendiendo los recursos nacionales y resistiendo ante quien gobierna en nombre del gran capital financiero y de los intereses empresariales.

10. Y eso es lo que ignora Fox: la propaganda no sólo no puede ayudar a rescribir la historia, sino que tampoco puede satisfacer las necesidades de un pueblo marginado y agraviado por su gobierno.