México D.F. Jueves 12 de febrero de 2004
Dan por concluido litigio con ejidatarios zacatecanos
Entregó Fox 5 mil 500 hectáreas a tepehuanos
Descarta golpe de Estado tras la toma en San
Cristóbal
ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA
Los Pajaritos, Municipio de Mezquital, dgo., 11 de
febrero. El rostro feliz de Vicente Fox contrastaba con la seriedad
y el esbozo de tímidas sonrisas de los indígenas tepehuanos
que hoy recibieron las casi 5 mil 500 hectáreas que tenían
en posesión ejidatarios zacatecanos de Bernalejo de la Sierra, que
el año pasado fueron ocupadas por sus antiguos dueños, lo
que provocó un conflicto que pudo derivar en un suceso grave.
Así, con la expropiación del ejido para
regresar las tierras a los comuneros, mediante el pago de 52 millones de
pesos, se apagó uno de los "focos rojos" que tiene el país
en materia agraria, que "nos duelen y nos lastiman, (porque) afectan a
muchas familias y han dividido a comunidades y pueblos", dijo el Presidente.
Sólo
a eso vino a Durango Vicente Fox. En su mensaje, reprochó a los
"escépticos" que piensan que su gobierno "del cambio" utiliza el
mismo lenguaje engañoso de antaño. "Se acabó la demagogia"
y la falta de atención en el agro, dijo. Además, ofreció
respaldo a las mujeres tepehuanas.
-Eso que habló de las mujeres, ¿tiene que
ver con el apoyo a la señora Marta? -le preguntaron al concluir
la ceremonia.
-Lo que ya señalé: las cercanas y las lejanas.
A todas las vamos a seguir apoyando muy fuerte porque -tal como lo demuestran
aquí las mujeres indígenas- tienen gran voluntad.
En el llano de lo que ya nunca será Bernalejo sino
sólo Santa María de Ocotán y Xoconoxtle, en plena
Sierra Madre Occidental -donde, por cierto, se soslayó que pertenece
a Zacatecas- los o'dam (nosotros o los de nosotros), como se llaman
a sí mismos los tepehuanos, recibieron con su secular desconfianza
a Vicente Fox, quien, como todos los mestizos, es navat (el otro).
Dicen quienes de algún modo se han acercado a este
inextricable pueblo, que la falta de respuesta de los niños -que
lo veían detrás de las vallas metálicas- ante las
preguntas que el mandatario les hacía sobre su escuela, no era tanto
porque no le entendieran -si bien el monolingüismo alcanza niveles
casi absolutos entre las mujeres-, sino porque en general ellos no responden
a quien no conocen.
Pero Fox se empeñaba en transmitirles certeza.
Les decía que su gobierno ha regularizado 76 millones de hectáreas
y que para el fin del sexenio estará en tal condición toda
la superficie social. Les comentaba que durante décadas los conflictos
agrarios fueron un símbolo de la incapacidad del gobierno para resolverlos,
y que éstos, de "hondas raíces históricas", los heredó
su administración y por siglos "han costado vidas, provocado enfrentamientos
y retrasado el desarrollo del campo mexicano".
Añadía que su compromiso con los pueblos
indígenas "va en serio y es a fondo", pues es hora de que tengan
justicia y paz. Ofrecía impulsar la educación de los niños
para "equiparlos con conocimientos". Y se mostraba ufano de que hoy terminara
"el conflicto y la discusión sobre la tierra". (Quizá nadie
se molestó en informarle que los tepehuanos de Santa María
Ocotán tienen otros dos litigios agrarios similares con sus hermanos
de Santiago Teneraca, por mil hectáreas, y con los de San Francisco
de Ocotán, por alrededor de 300 hectáreas).
Lo que quedó de manifiesto es que para el gobernador
Angel Sergio Guerrero Mier, su vecino de Zacatecas, Ricardo Monreal, no
vino a esta ceremonia porque hizo berrinche. Y que, para no variar, el
jefe del Ejecutivo duranguense se contradecía con el gobierno federal,
pues mientras él aseguraba que nunca hubo riesgo de violencia en
los hechos ocurridos hace un año, Florencio Salazar, de la Reforma
Agraria, y Xóchitl Gálvez, comisionada para la atención
de los pueblos indígenas, insistían en que "pudo haber una
matazón como yo no hubiera visto en un conflicto agrario", decía
el primero.
Fox se despedía ofreciendo de todo, y respondía
con una carcajada deliberada cuando se le hizo ver que algunos analistas
hablan incluso de golpe de Estado detrás de lo ocurrido en su casa
familiar, el fin de semana. "Ahí está mi respuesta... ja-ja-ja".
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