.. |
México D.F. Lunes 9 de febrero de 2004
Tradición abusiva
La reventa: idilio entre hampones y autoridades
LUMBRERA CHICO
En todas los cosos taurinos del mundo, la reventa es un fraude maquinado por el empresario, orquestado por los taquilleros, ejecutado por los agentes de éstos, protegido por la policía y tolerado por las autoridades. Si se multiplica por tres (como ocurrió el pasado jueves), el valor bruto del boletaje de una plaza se convierte en una fortuna que da para saciar la ambición de todos. Así ha venido sucediendo en la Monumental Plaza México desde el 5 de febrero de 1946.
Era lo "normal" cuando la ciudad era gobernada por el PRI, y siguió siéndolo cuando, al principio de la era de Rafael Herrerías, la delegación Benito Juárez cayó en manos de una señora panista. Nada cambió cuando, en el trienio de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles, un perredista se hizo cargo de la jurisdicción donde se ubica el embudo de Mixcoac. Ahora, cuarto año de la administración de Andrés Manuel López Obrador, y con el PAN de nuevo en la Benito Juárez, el mercado negro de boletos para las corridas de realce continúa viento en popa. Como si formara parte de una tradición corrupta y autoritaria.
Enrique Ponce fue, en esta ocasión, el señuelo de la estafa. Suspendido un año por defraudar al público y violar la ley, protagonizó un melodrama que llegó al ansiado final feliz, cuando fanáticos alquilados por el diestro y por la empresa lo sacaron a hombros la noche del jueves. Lo que pocos sabían es que el 18 de noviembre pasado, el undécimo juzgado federal de lo civil le levantó el castigo al aceptar el más ridículo de sus argumentos: "Yo vivo de mi trabajo, si no toreo no como". El juez que se conmovió con tales palabras sin duda no vio el número de Hola! que circulaba por aquellos días, donde el pobre asalariado del capote posaba en los salones y jardines de su mansión de Valencia, que le costó dos millones de dólares.
Una vez perdonado, volvió a mentir. Ocultó la noticia de su absolución y argumentó que el "castigo", a esas alturas inexistente, le impedía actuar, el 12 de diciembre, en la corrida del Teletón. Y una vez más, Herrerías culpó de ello a López Obrador y a la Comisión Taurina del Distrito Federal. Lleno de falsa generosidad, pero "frustrado" por el mentiroso pretexto, Ponce se ahorró la molestia de torear gratis para niños discapacitados. Y quedó como víctima. Eso fue lo que muchos ingenuos le aplaudieron el jueves. Ahora que ya puede regresar a la México cuando quiera, caerá otra de las grandes patrañas de Herrerías.
Este había dicho, al inicio de la temporada, que ninguno de los ases de la baraja taurina española vendría a la plazota en solidaridad con Ponce. Pero la verdad es que, empezando por El Juli, éstos le informaron claramente que no pisarían el ruedo de Insurgentes mientras él, Herrerías, prosiguiera al frente de la empresa. Ahora a ver cómo nos explican la ausencia de los coletas ibéricos en las ocho o diez tardes que faltan. Por lo pronto El Juli, César Jiménez y José María Manzanares chico -las grandes figuras del momento- se alistan, junto con Ponce desde luego, para la Feria de Valencia que empieza en marzo. ƑCon qué nos irán a salir?
|