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México D.F. Lunes 9 de febrero de 2004
APRENDER A MORIR
Hernán González G.
ƑTragarse la píldora?
HACE CIEN AÑOS el revolucionario mexicano Ricardo Flores Magón escribía: "Bajo el imperio de la injusticia social en que se pudre la humanidad, la existencia de la mujer oscila en el campo miserable de su destino, cuyas fronteras se pierden en la negrura de la fatiga y el hambre, o en las tinieblas del matrimonio y la prostitución".
Y HACE DOS días un sacerdote me respondió: "No, de ninguna manera es una consigna de la Iglesia fomentar la explosión demográfica; es acatar lo que Dios en la Sagrada Biblia ordena al hombre en el libro del Génesis: 'Creced y multiplicaos', para más adelante advertir a la mujer: 'Multiplicaré tus trabajos y miserias en tus preñeces; con dolor parirás a los hijos y estarás bajo la potestad o mando de tu marido".
ESTA MULTIPLICACION OBSESIVA, empero, no puede entenderse ni menos cumplirse literalmente, sino con toda reserva, y teniendo muy presente el contexto histórico social en que la Biblia fue escrita por sus muchos autores anónimos, con objetivos políticos, culturales, religiosos y morales muy concretos para el pueblo hebreo, no para el género humano.
ASI, CRECED, EN un sentido amplio no se refiere sólo al desarrollo físico del individuo, pues todas las especies crecen y sólo el humano se casa, sino a un crecimiento interior, a una expansión del nivel de conciencia en cada persona como condición para el desarrollo de una espiritualidad alerta, no dogmática e intimidatoria, que refuerce su libre albedrío, incluso para no embarazarse.
QUIEN TRABAJA EN la consolidación de un sentido de vida personal, no impuesto por libros supuestamente sagrados, o por sistemas patriarcales, sociedades masculinas, clase social, familia o religión, por fuerza matiza la, en esa época, justificada orden "divina" de crecer y multiplicarse -a los hebreos les urgían combatientes y mano de obra para enfrentar persecusiones-, y no reduce su sexualidad a la mera procreación, inevitable en el resto de las especies.
SI GRACIAS AL empujón salinista de 1992 la Iglesia católica, obsesionada siempre con la obediencia de sus fieles y no con la toma de conciencia de éstos, puede sostener tranquilizadoramente que los narcotraficantes no están excomulgados o excluidos de esa Iglesia, a diferencia de toda católica que se atreva a usar la píldora del día siguiente; la pregunta sigue en pie: Ƒquién se beneficia con esta procreación indeseada o inconsciente?
AUTOPROCLAMARSE "DEFENSORES DE la dignidad de la mujer" sin anteponer una educación no confesional al dogma y a las amenazas, es en el fondo querer que las mujeres se sigan tragando la píldora de ese Dios neuras bíblico que "multiplica en la mujer trabajos y miserias en las preñeces" y le ordena estar bajo la potestad del marido, como si casarse con un proveedor y tener hijos siguiera siendo hoy el único horizonte femenino. [email protected]
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