México D.F. Lunes 9 de febrero de 2004
Abogados de la sobrina de Remedios Varo pidieron
que se dividiera la colección en el MAM
Revela Walter Gruen que ante juez le propusieron arreglo
extrajudicial
El INBA solicita amparo contra la decisión de
tribunal de incluir en la masa hereditaria las 38 obras que donó
el viudo de la artista a la nación La justicia no toma en cuenta
la avaricia de Beatriz: Tibol
MERRY MAC MASTERS
El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) solicitó
el pasado viernes un amparo contra la sentencia emitida el 14 de enero
por el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, que ratifica
a Beatriz Varo Jiménez como heredera universal de Remedios Varo.
El fallo afirma que las 38 obras de la pintora surrealista donadas al INBA
y exhibidas en el Museo de Arte Moderno (MAM) forman parte de la ''masa
hereditaria''.
Walter Gruen, por su parte, viudo de la artista y quien
donó las 38 pinturas al pueblo de México, en un texto enviado
a este diario (que se publica íntegro) consigna el "rechazo general"
que provocó el "sorprendente fallo" de la juez Rebeca Florentina
Pujol Rosas, y denuncia que fue "convocado" a una entrevista, pero para
su sorpresa se encontró también a los abogados de la contraparte
y "se me sugirió" un "arreglo", consistente en dividir y vender
la colección de Remedios Varo que se encuentra en exhibición
permanente en el MAM.
Interrogada
al respecto, la crítica de arte Teresa del Conde cuestiona la decisión
de las magistradas a cargo del litigio -Yolanda de la Cruz, Rebeca Florentina
Pujol y Adriana Canales-, de incluir las 38 obras de Varo en la masa hereditaria,
"cuando es sabido que todas fueron adquiridas después de la muerte
de la pintora".
La ex directora del MAM pregunta: "Si uno tiene una obra
de equis pintor y lo vende, ¿de quién es? Es de la persona
que la compró. (De otra manera) se acabaría el mercado del
arte, lo cual no sería nada conveniente".
En cuanto a la actuación de Beatriz Varo, la especialista
recuerda: "no puede ser heredera universal de más que de lo que
ya tuvo", en alusión al cuadro Naturaleza muerta resucitando,
que "tenía Remedios en el momento de morir".
Los 38 cuadros en cuestión "provenían de
colecciones privadas y Walter los compró". Es más, "no se
pueden mover del MAM, en su calidad de Monumento Artístico, excepto
con todos los papeleos necesarios".
Ante la indignación general de la comunidad artística
e intelectual en torno al caso, Del Conde manifiesta: "También estoy
un poco indignada por la postura de Beatriz, porque pensábamos que
que en verdad quería a su tía y que se había conformado
con Naturaleza muerta resucitando, el cual vendió en una
cantidad considerable. Nadie protestó por eso, porque estaba en
su derecho".
La crítica de arte Raquel Tibol va al grano: las
jueces, como otros juzgadores mexicanos, ''dan la impresión de que
fueron manipuladas por los abogados. Hubiera bastado que revisaran cualquiera
de las tres ediciones que ya ha tenido el catálogo razonado, que
es un libro muy publicitado, muy conocido, muy divulgado, para que hubieran
adoptado otra decisión. Esos cuadros nunca estuvieron en la masa
hereditaria, porque pasaron ya por varias manos. Si llegaron a Walter Gruen,
eso no los convierte en masa hereditaria de cualquier herededero que hubiera
surgido de Remedios Varo. Pero además este lío, a 40 años
de su muerte, habla de un proceso de avaricia que debieran tomar en cuenta
las juzgadoras. No sé como pueden pasar por alto el tiempo transcurrido.
Es decir, no se informaron. No deben conocer el desarrollo del arte mexicano
del siglo XX. No deben haber leído la buena biografía que
Janet Kaplan escribió de Remedios Varo. De modo que quién
sabe en qué se basaron para tomar una decisión tan absurda.
Bien hizo el INBA en interponer un recurso (de amparo)".
Raquel Tibol fue de las pocas personas que en vida entrevistaron
a la pintora surrealista: "Remedios vendía todos los cuadros en
las exposiciones. Walter Gruen todavía tuvo la honestidad increíble
de mandar a la madre de Remedios el cuadro que quedó terminado en
su estudio y no se había vendido. Walter Gruen no especuló
con la obra de Remedios porque vendía, primero, a través
de señora Bali Gay, quien fue la dueña de la galería
Diana, donde hizo la primera exposición, y después con Juan
Martín. Habría que pedirle al hijo de Juan Martín
que mostrara los cuadernos de cuentas de su padre para saber cómo
manejó la obra de Remedios, que además hizo con su habitual
honestidad y con la amistad que lo ligó a la pintora".
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