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Mi destino
es vivir
Antonio Medina
"Yo no me voy a morir, aunque el sida sea mortal",
se prometió a sí mismo David Urbina cuando fue diagnosticado
VIH positivo en 1986, tan sólo tres años después de
que se reportó el primer caso de sida en México. A 18 años
de haber recibido la noticia y con medio siglo de existencia, Urbina reflexiona
sobre los procesos "dolorosos pero muy aleccionadores" que tuvo que sortear,
al cargar con los estigmas de ser gay y seropositivo.
"Cuando me enteré de mi seropositividad comencé
a beber mucho, pues creo que de no haberlo hecho me hubiera vuelto loco.
Como no tenía mucha información sobre el sida, abandoné
la carrera de odontología --cursaba el tercer semestre-- por temor
a infectar a mis pacientes. También renuncié a mi empleo,
pese a que a mis 32 años había logrado un cargo importante.
En 1995 llegué a Conasida casi muerto, con el sistema inmunológico
devastado, con diarrea crónica, con 15 kilos de peso menos y convencido
de que iba a morirme.
"En ese entonces conocí a dos grandes doctores:
Ángel Guerra y Aarón Rangel, quienes me ayudaron a salir
adelante, no sólo del debilitamiento de mi sistema inmunológico,
sino de una fuerte depresión. 'David, usted puede vivir, solamente
es necesario que luche por su salud emocional, de lo físico nos
encargamos nosotros', me dijo alguna vez el doctor Rangel. La actitud humana,
fraternal y positiva de los doctores me motivó a echarle ganas y
llegó a mí la esperanza de vencer al virus.
"Después vinieron años de activismo. Me
involucré en grupos de autoapoyo y con ello en un arduo batallar
contra la negligencia médica, la discriminación y la ignorancia,
todo ello un cáncer que corroe el sistema de salud en México.
Las experiencias adquiridas en el activismo me motivaron a estudiar, a
mis 50 años, la licenciatura en Trabajo Social en la UNAM, pues
es un área en la que puedo aportar mucho a las personas que viven
con VIH y que se atienden en los servicios públicos de salud. Mi
ilusión es terminar la carrera y poner a disposición del
trabajo comunitario las herramientas teóricas aprendidas. Mientras
no se pierdan las ganas, la chispa de la vida estará encendida.
En estos momentos estoy aferrado a la idea de que no me voy a morir...
y no me voy a morir. Voy a seguir viviendo y con muchas ganas, ese es mi
destino, aun con un bicho que lleva casi 20 años conmigo." |