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México D.F. Jueves 5 de febrero de 2004
La historia de México, materia en desuso, afirma El Fisgón
Cuando la tendencia actual tiene como máximo valor la rentabilidad, así como el mercadeo para asegurar un nombre de éxito a un producto o establecimiento, resulta hasta ofensivo para las buenas costumbres "abrir una preparatoria gratuita y, por añadidura, ponerle el nombre de Ignacio Manuel Altamirano".
Así se expresó el monero de La Jornada Rafael Barajas, El Fisgón, ante el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, durante el acto inaugural de dicha escuela, donde propuso, "sólo para contrarrestar", que "mejor ponerle escuela preparatoria Winnie Pooh".
Y es que, argumentó el monero en su discurso, dirigido a los estudiantes de la preparatoria, "plantear que la educación es un derecho y no un privilegio, ponerle el nombre de Ignacio Manuel Altamirano, es además hacerle un homenaje a los hombres que ayudaron a construir esta nación y defenderla de la voracidad imperial", y esto, advirtió, es ir a contracorriente de las tendencias actuales de la globalización y de las leyes de la publicidad y el mercado.
"El actual modelo neoliberal no planea privatizar las instituciones de educación superior existentes, entre otras cosas, porque no son rentables, pero sí impone poco a poco su ideal de una educación privada; en este plan, sólo tiene acceso a ciertos niveles de educación quien tiene el nivel económico para pagarla. Es por esto que en el Periférico y en las grandes avenidas, al lado de espectaculares de alcohol, películas de acción y condominios de tiempo compartido, podemos leer anuncios como éste -cito de memoria-: 'Universidad tal: ser exitoso, ser competitivo, pero antes, ser humano'. Quien reprueba en esta institución debe ser un verdadero animal", ironizó.
Pero, "Ƒquién era ese tal Ignacio Manuel Altamirano?", se preguntó, y para responder recurrió a "una materia en desuso: la historia de México". Recordó así, después de un esbozo histórico del México de principios del siglo XIX, al indio de Tixtla, Guerrero, discípulo de Ignacio Ramírez, uno de los literatos representativos de la generación de la Reforma, quien "pronto se convierte en uno de los hombres imprescindibles de esta generación de patriotas; es valiente, talentoso, brillante y prolífico. A lo largo de su vida es, sucesivamente, mal poeta, soldado valeroso, patriota ardiente, acucioso historiador, crítico de arte, gran novelista, brillante orador, diputado, crítico literario, cronista, ministro de la Suprema Corte de Justicia, embajador en Europa, pero sobre todo es considerado el maestro por excelencia; su máxima era: Estudiar para enseñar.
"Como maestro forma varias generaciones de liberales importantes, pero sobre todo promueve la alfabetización, la creación de escuelas primarias, impulsa un arte y una literatura nacionales, una cultura cívica y patriótica, pugna por una educación laica y arremete contra los lastres de la educación tradicional religiosa". ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
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