.
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
El Correo Ilustrado
Política
Economía
Mundo
Estados
Migración
Capital
Sociedad y Justicia
Cultura
Espectáculos
Deportes
Fotografía
Cartones
CineGuía
Suplementos
Perfiles
La Jornada en tu PALM
La Jornada sin Fronteras
La Jornada de Oriente
La Jornada Morelos
Librería
Correo electrónico
Búsquedas
Suscripciones

E C O N O M I A
..

México D.F. Lunes 26 de enero de 2004

León Bendesky

Estadísticas económicas

Hay una contradicción notable en las cifras del desempeño de la economía mexicana, la cual se advierte en las estadísticas que indican las condiciones de estabilidad financiera y en las que muestran alto nivel de desocupación de la fuerza de trabajo. Cada año de este sexenio ha crecido la tasa de desempleo abierto que se mide actualmente en un conjunto de 32 áreas urbanas del país.

Los indicadores económicos que se usan como referencia del desenvolvimiento de la economía son generados por el propio gobierno, en especial por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) y por el Banco de México. Hay distintos aspectos relativos a la producción de las estadísticas que podrían someterse a debate público, ya sea en cuanto a las cuestiones técnicas involucradas, o el sentido social y político que representan.

Las cifras sobre el comportamiento de una sociedad no son neutrales debido a los criterios de selección, los métodos con los que se elaboran y las formas en que se presentan. Pero no son arbitrarias y hay un conjunto de prácticas y de convenciones que los hacen utilizables, a pesar de las discrepancias que haya sobre ellas, y así se convierten en referencia común. Además, no siempre hay una consistencia entre la cantidad de datos disponibles y su calidad. En fin, éste es un asunto propio de la sociología del conocimiento y no se reduce sólo al interés de los expertos, sino que invade el campo del quehacer político.

Las cifras básicas de referencia de que disponemos sobre la marcha actual de la economía, lo que se llama la coyuntura, y también las series históricas que usamos para estudiar sus rasgos estructurales y su dinámica son un referente de tipo general para la fijación de políticas públicas, para tomar decisiones en las empresas, fijar estrategias en las organizaciones sociales y la investigación y la docencia en las escuelas. Son las únicas que tenemos y a ellas nos remitimos y establecemos un diálogo sobre lo que acontece en el país. Así que la cuestión relativa a esas cifras no es trivial.

Podemos argumentar acerca de la calidad de las encuestas que se levantan para obtener indicadores como los del censo de población o de modo más específico aquellos que atienden a la situación del empleo. Podemos igualmente debatir si el índice de los precios que mide la inflación considera los productos que sean suficientemente representativos y les asigna la ponderación apropiada. Podemos cuestionar la forma en que se arma la encuesta de ingresos y gastos de las familias, que es una fuente clave de información sobre las condiciones de vida de la gente, y seguimos discutiendo acerca de cuántos pobres hay, quiénes son y dónde están. Pero al final las estadísticas dan el marco para los acuerdos y las discrepancias, y hay que exigir a quienes generan la información que sea buena, oportuna y coherente.

Ahora tocó el turno del desencuentro al indicador que se conoce como tasa general de desempleo abierto, cuyo registro para 2003, según el INEGI, fue de 3.25 por ciento y, por tanto, más elevado que en los dos años anteriores, cuando fue de 2.42 y 2.70 por ciento, respectivamente. Estas no son cifras cómodas, por supuesto, en especial cuando una de las principales ofertas de la campaña del actual gobierno fue la creación suficiente de empleos, que se calculaban en el orden de 1.2 millones cada año. No obstante, según informa la Secretaría del Trabajo, en lo que va del gobierno se han perdido 516 mil 587 plazas registradas en el IMSS; el retroceso es evidente.

Conforme al INEGI, este indicador "muestra la proporción de personas desocupadas abiertas respecto a la población económicamente activa". Sigue: "La población desocupada abierta incluye a las personas de 12 años y más que en el periodo de referencia de la encuesta no trabajaron ni una hora en la semana, pero realizaron acciones de búsqueda de un empleo asalariado o intentaron ejercer una actividad por su cuenta". Es una definición muy restrictiva, y en una sociedad sin seguro de desempleo hace muy difícil aparecer como desempleado, pero es aceptada por Naciones Unidas. No es igual a la que se usa entre los países de la OCDE (de la que México forma parte), y en los países de Europa las cifras del desempleo son mucho más altas. Las tasas de desempleo no se pueden comparar de manera simple entre países distintos, ese es un craso error.

No se entiende el sentido de las declaraciones presidenciales en las que disiente de las cifras que genera el INEGI, oficina del propio gobierno, o es que ahora cada uno que sostenga una postura respecto a la situación nacional esgrimirá sus propias cifras que, además, no se sabe quién las produce. No se puede fomentar desde su posición la incredulidad en los datos oficiales (švaya paradoja de la forma de ejercer el poder político!) y con ello debilitar a las instituciones y abrir disputas innecesarias.

Finalmente, no debería haber sorpresa sobre la elevada desocupación y subocupación en México. La política económica no está diseñada para repararla, sus componentes fiscal y monetario no crean las condiciones para alentar mayor crecimiento del producto, elevar el nivel de la inversión y generar más empleo. La estabilidad existente es precaria y ella sola no sienta las bases de la recuperación de la economía.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año
La Jornada
en tu palm
La Jornada
Coordinación de Sistemas
Av. Cuauhtémoc 1236
Col. Santa Cruz Atoyac
delegación Benito Juárez
México D.F. C.P. 03310
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Email
La Jornada
Coordinación de Publicidad
Av. Cuauhtémoc 1236 Col. Santa Cruz Atoyac
México D.F. C.P. 03310

Informes y Ventas:
Teléfonos (55) 91 83 03 00 y 91 83 04 00
Extensiones 4329 y 4110
Email