México D.F. Domingo 25 de enero de 2004
Sólo en un año desaparecieron
20% de los establecimientos, según el INEGI
Se agotó el modelo maquilador sin que exista
otra opción de empleo
De junio de 2001 al mismo mes de 2002 cerraron
750 Desde 2000 a la fecha, 300 mil plazas canceladas En
este sexenio, la mayor contracción en la actividad, afirmó
académico de la BUAP
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
La industria maquiladora asentada en México, cuyo
crecimiento fue uno de los emblemas de la apertura de la economía
mexicana en los años 80, dejó de ser la principal opción
de empleo y desarrollo regional, sin que haya surgido una alternativa para
sustituirla.
Desde 2000, cuando alcanzó su punto máximo,
el sector maquilador, que llegó a ser el mayor generador de empleo
en el país, con base en una política de uso intensivo de
mano de obra, principalmente femenina, y nulos derechos laborales, se ha
ido reduciendo de manera constante. En tres años fueron canceladas
300 mil plazas, cerraron una de cada cinco plantas, de acuerdo con el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
"En
los pasados tres años, y por primera vez desde su llegada a México,
la industria maquiladora de exportación ha experimentado una prolongada
contracción de su actividad", comentó Carlos Rosales Torres,
especialista del Grupo Financiero Banamex-Citigroup.
La industria maquiladora ha desempeñado dos papeles
significativos en el sector manufacturero nacional, de acuerdo con el profesor
Huberto Juárez Núñez, especialista de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). "Esta actividad es al mismo
tiempo la mayor fuente de empleo y un importante productor de bienes para
la exportación". "Aunque la historia de la maquiladora en el país
se remonta a varias décadas, su impacto real en la economía
mexicana data de los años 80, cuando un número importante
de plantas se instalaron principalmente en el norte del país".
La proliferación de esta actividad fue resultado
de las políticas económicas adoptadas por los gobiernos mexicanos
a partir de esos años para favorecer la apertura y liberalización
del comercio mediante el uso de fondos públicos para desarrollar
infraestructura con el fin de atraer inversión extranjera. Las maquiladoras
prácticamente no emplean insumos nacionales en sus procesos productivos,
además del agua o la electricidad.
Dedicada al ensamblaje de bienes para exportarlos al mercado
estadunidense, la industria maquiladora -que experimentó un crecimiento
todavía mayor con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte en enero de 1994- comenzó a experimentar
un descenso en su actividad desde 2000, a la par del inicio de la desaceleración
de la economía de Estados Unidos. Poco o nada se hizo en México
para buscar una alternativa de generación de empleo y desarrollo
regional.
"En años recientes, la industria maquiladora de
exportación en México ha experimentado una situación
inédita: un periodo prolongado de reducción del empleo y
del número de establecimientos", comenta Carlos Rosales.
Las cifras del INEGI apuntalan esa apreciación:
después de alcanzar su máximo de 1.3 millones de empleados
a finales de 2000, esta industria ha experimentado una contracción
que la mantiene apenas arriba de un millón de puestos de trabajo
a lo largo de los pasados 20 meses. En la etapa más aguda, entre
junio de 2001 y el mismo mes de 2002, desaparecieron 750 establecimientos,
una quinta parte de los existentes.
Recesión en EU y competencia china
"La magnitud de factores como la recesión industrial
en Estados Unidos y la intensificación de la competencia de China
dificultan la lectura de los cambios que han afectado al sector maquilador",
opinó Carlos Rosales, de Banamex.
El especialista consideró que más allá
de la cuestiones coyunturales, como la desaceleración de la economía
estadunidense o la mayor competencia china, otros factores han contribuido
a la reducción del tamaño e importancia económica
de la industria maquiladora.
Citó como ejemplo el surgimiento de otros polos
regionales, tanto en el sur de México como en otros países,
que han provocado la desaparición de plantas en la frontera norte,
la región donde tradicionalmente se ha asentado esta industria.
Pero también han contribuido el cambio del tamaño medio de
los establecimientos, la modificación de la estructura laboral a
favor del trabajo masculino y las marcadas diferencias salariales entre
ciudades de incorporación relativamente reciente a esta actividad.
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